miércoles, 31 de enero de 2018

28/01/2018 – El Día – Dólar; el gran monólogo de los argentinos

El monologo es de 1962, pero podría haber sido de hoy. La catarsis del genial Tato Bores recorre la medula del problema económico argento por excelencia; el dólar.

“El día que tengamos todos los dólares del mundo iremos a Estados Unidos con la guita de ellos y nos van a tener que entregar el país” bromea el artista.

Lo que no sabía Tato es que lo que él decía en comedia, rayaba la realidad, porque la contrapartida de cada uno de los dólares que los argentinos guardamos bajo el colchón (y guardamos cerca de 300.000 millones) es la posibilidad de que el Gobierno de Estados Unidos tenga déficit fiscal.

Es absolutamente cierto que cada uno de los papeles pintados de verde es un derecho a comprarnos bienes y servicios producidos en Estados Unidos, solo que el truco funciona porque es poco probable que la fantasía de Tato tome forma y que todos nos pongamos de acuerdo para ir a comprarnos los Estados Unidos.

Si así fuera, la inflación en el país del norte sería inevitable.

Pero no es así porque por suerte para ellos, carecemos de moneda y entonces ahorramos usando denominaciones extranjeras más sólidas.

El ahorro, como es sabido, es el acto de postergar el consumo en el tiempo, que del otro lado del mostrador refleja una forma de financiamiento.

La cosa es así: Usted trabaja y vende su tiempo por equis cantidad de dinero, pero en vez de consumir hoy el fruto de su esfuerzo, compra dólares y entonces patea para delante su decisión de adquirir bienes o servicios.

El gobierno de Estados Unidos imprime billetes verdes, con los que paga sueldos y compra bienes, porque tiene la suerte de que en el mundo subdesarrollado estamos dispuestos a ahorrar en esos billetes. De este modo el dólar funciona como un bono de deuda, con la única diferencia de que jamás paga intereses. El mejor de los mundos; para el Gobierno de ellos.

 

UNA COPIA DEFICIENTE

A la salida de la segunda guerra mundial, al gobierno argentino se le ocurrió la brillante idea de hacer una cosa similar.

Montó un Estado de bienestar y aumentó los salarios por decreto un 25% anual. La obvia contrapartida que un sistema republicano exige, es el aumento de los impuestos para financiar esa empresa, pero resulta más fácil fabricar billetes; no hay que pasar por el Congreso y al principio la gente no se da cuenta de lo que está pasando.

Desde entonces, Argentina solo tuvo superávit fiscal primario en 1992, en 2000 y entre 2002 y 2008. Consecuentemente tenemos 70 años de alta inflación, con transitorias excepciones en los primeros años de los sucesivos planes de estabilización.

Con inflación del nivel del 25% anual, pedirle a la gente que ahorre en pesos es, cuanto menos ingenuo.

Para tener una idea más grafica; es como si dos veces al año un ladrón lo esperara a la salida del cajero automático el día de pago de salarios y se quedara con todo su dinero.

Consecuentemente la gente piensa en dólares, ahorra en dólares, pone precios en dólares y respira en dólares. Y no existe ninguna manera de evitar eso sin eliminar primero la inflación y sin que el paciente se mantenga “limpio de esa sustancia tan adictiva” por lo menos por una generación.

 

PÁNICO POR EL DÓLAR

Dicho esto, es evidente que en los últimos años quedarse invertido en moneda extranjera no ha sido tampoco la mejor opción, porque durante muchos años hubo abundancia de billetes verdes gracias a la soja de 600 dólares y ahora resultan abundantes por obra y gracia de las colocaciones de deuda externa del Gobierno.

Pero claro, en los últimos sesenta años hubo 14 crisis económicas profundas en nuestro país y en 13 de ellas, con la única excepción del “efecto Tequila” de 1995, la debacle vino acompañada de una devaluación, de manera que como en el refrán, el que se quema con leche, ve la suba del dólar y llora. No los culpo. Los entiendo.

En rigor, sin embargo, el dólar estaría todavía barato si llegara a los $20. Pensemos que si luego de la salida del cepo del 17 de diciembre del 2015, la cotización del billete americano hubiera acompañado la inflación general, hoy debería costar $24,50.

Dicho de otra manera; prácticamente cualquier cosa en la que usted piense aumento más que el dólar en los últimos dos años, incluso los salarios.

Es cierto que, así como era evidente que la soja no podía seguir siempre a 600, tampoco el gobierno puede colocar deuda a estos niveles para siempre. Eventualmente Hacienda cerrará el déficit y pedirá cada vez menos, de suerte tal que el dólar empiece a ganarle de a poco a la inflación, cuando sea mayor la demanda necesaria para devolver todo lo que se está pidiendo prestado, o si eso no ocurre dejarán de prestarnos y la crisis será inevitable.

En cualquier caso, ninguna de esas dos cosas ocurrirá la semana que viene. Ni siquiera el mes que viene. Tampoco el año que viene.

Sin perjuicio de esto, también está claro que en la medida que el Banco Central tolere un poco más de inflación y al mismo tiempo baje las tasas, la rentabilidad de quedarse en pesos no será tan atractiva y por lo tanto es poco probable que este año el dólar vuelva a perder con los precios, pero en la medida que los cambios en la política del Central no sean abruptos, no habrá grandes cambios en el dólar.

El límite es el traslado a precios de los aumentos del billete verde. Si el Banco Central observa que la inflación de enero se recalienta, volverá a apretar con las tasas en febrero, mandando otra vez al dólar a la lona.



lunes, 29 de enero de 2018

La evolución económica de España en un solo gráfico

Este es uno de los gráficos que mejor resume la evolución económica de España en el periodo 2007-2022; muestra el incremento de 60 puntos porcentuales en la deuda pública sobre el PIB de España como diferencia entre el 22% del año 2007 y el 82% previsto para 2022 según organismos oficiales de incuestionable reputación como el FMI. ¿Por qué este gráfico resume a la perfección la evolución de la economía española de los últimos quince años? En primer lugar porque evidencia que desde 2007 no ha habido una gestión eficiente en las cuentas de su sector público; de lo contrario no hubiese sido necesario incrementar de manera tan sustancial el endeudamiento público de su Estado. En segundo lugar, porque dicho gráfico permite observar los datos de evolución de casi todas las economías europeas, evidenciándose que no existe otro país en el que se haya experimentado tal incremento de deuda en el periodo analizado. Y en tercer lugar, porque aquellos que han pretendido identificar la economía de España reciente con posiciones de liderazgo en Europa, o bien han errado en su diagnóstico interesadamente, o bien han pecado de una profunda desinformación, situación esta última fácilmente subsanable habida cuenta de la gran cantidad de gráficos de economía española que circulan por la red.

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viernes, 26 de enero de 2018

Tampoco es patria para los jóvenes

Tres millones de jóvenes han abandonado ya el mercado laboral de España en los últimos diez años. Otra vez; tres millones. En pleno apogeo y éxtasis de la economía española. En plena luminosidad deslumbrante y una “única sombra en el futuro inmediato llamada Cataluña”. En plena reconstrucción de la realidad social, de la mente social, del sentido común, de la recalificación crediticia. Se han ido porque son unos insensatos. Porque este es un gran país y de los 12,5 millones de jóvenes activos que había en el mercado laboral de España hace diez años ahora tan solo quedan 9,5. Un país que no lo es para los viejos y que tampoco lo es para los jóvenes no lo es para nadie. Es un crimen. Nos han engañado a todos. Nos lo han robado casi todo. Salvo pequeñas porciones de realidad como esta. Que tratarán de falsear, no lo dudéis. Esos mismos cerdos que nos hacen repudiar la verdad y que nos venden la patria como otra mentira más.

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21/01/2018 – El Día – Metas de riesgo; la clave para normalizar la economía

Que el gobierno asumió en una coyuntura macroeconómica difícil no es ninguna novedad. La combinación de un déficit fiscal creciente desde 2009, alta inflación, cepo cambiario y tarifas desactualizadas tenía el potencial suficiente para desembocar en un 1959, o peor aún, en un Rodrigazo.

Más cerca en el tiempo, me gusta ofrecer el caso de Venezuela como contrafactual con poder suficiente para enseñar lo que podría haber pasado si insistíamos en ese camino. Conozco, por supuesto, las abismales diferencias entre ambas economías, pero desde el punto de vista macro, la insistencia en profundizar el rojo de las cuentas públicas y financiarlo fabricando papel moneda, y echándole la culpa de la inflación a los empresarios, o al imperialismo norteamericano, como si la gente fuera estúpida, al mismo tiempo que se cierra la puerta del repudio voluntario, con el control policíaco del acceso al dólar, no puede terminar en otro lado que en una inflación creciente y la quiebra de las reservas del Banco Central. Sin divisas, la economía venezolana se ahoga, porque prácticamente no produce nada más allá del petróleo, pero, aunque en Argentina esa situación nunca hubiera llegado a ser tan dramática gracias a la mayor densidad de la industria alimenticia, lo cierto es que todos los sectores que necesitan dólares para producir, como ocurre con el resto de la industria , habrían colapsado.

 

GRADUALISMO VS SHOCK

En la previa al cambio de mando, muchos economistas debatíamos sobre la conveniencia de corregir todas esas distorsiones de una sola vez (shock) versus la alternativa de converger a un nuevo equilibro de manera secuencial (gradualismo).

Los antecedentes históricos de 1959 y 1975, en el contexto de un gobierno no peronista, sumado al temor por el conflicto social, terminaron inclinando la balanza por la segunda alternativa. El gobierno se propuso entonces básicamente dos cosas; reducir, siempre de manera parsimoniosa, el déficit fiscal, en un horizonte de seis años, al tiempo que cambiaba la composición del financiamiento de ese rojo, reemplazando emisión monetaria, por colocaciones de deuda voluntaria.

La ventaja de hacerlo de ese modo es que se produce menos inflación, pero la desventaja es que la honestidad se paga; los billetes no rinden ningún interés, e incluso permiten licuar deudas, mientras que los bonos sí deben incluir un premio, para inducir al público a aceptarlos voluntariamente.

 

SOBRECUMPLIR LA META NO ALCANZA

Si el ejecutivo financia su déficit colocando deuda, el monto de intereses a pagar ira en crecimiento, siempre que la magnitud del rojo sea significativa y no alcance a ser compensada con el crecimiento de la economía.

Por esta razón los mercados recibieron con cautela la noticia de esta semana, cuando se conoció que la meta fiscal del 2017 había sido sobre cumplida y que por lo tanto el déficit primario (antes del pago de intereses) terminó siendo menor a lo que se esperaba (3,9% en la realidad, vs 4,2% en la meta)

En el mismo anuncio Hacienda reconoció que el pago de intereses de la deuda había trepado un 71%, por lo que el resultado financiero total arrojó un déficit de 6,1% del PBI. Ese número es el que al final del día tiene que ser financiado o con emisión monetaria o con colocaciones de nueva deuda y de allí la preocupación, porque para que la solvencia de las cuentas públicas no se vea en riesgo, las nuevas emisiones de deuda tendrían que ir siendo cada vez menores.

 

METAS DE RIESGO

Para que la mochila de intereses de una deuda que resulta año a año más grande, no pese todos los años un poco más sobre las espaldas del fisco, resulta fundamental que en cada colocación de nueva deuda, el Ministerio de Finanzas consiga pagar intereses sistemáticamente menores. Ahora bien, la diferencia entre los intereses que pagan los bonos argentinos y los que rinde un título similar de un país “libre de riesgo” como los Estados Unidos, se llama riego país.

El riesgo país de argentina en la actualidad asciende a 363 puntos de sobre tasa, mientras que otros países latinoamericanos como Perú, Colombia, México o Chile, pagan entre 108 y 234 puntos.

Por otro lado, incluso cuando Argentina dio señales de mayor austeridad fiscal con las leyes sancionadas en diciembre último y sobre cumpliendo las metas del 2017, lo cierto es que el mercado no se enteró y el riesgo local no cayó como podría haberse esperado. De algún modo, se interpretó como una suerte de canje; Hacienda ganó margen de maniobra fiscal, es cierto, pero el Ejecutivo pagó un costo político muy alto, aumentando el riesgo institucional.

Aquí es entonces donde quiero hacer el principal punto de esta columna; si el mercado no cree explícitamente en la convergencia fiscal que propone el plan de Hacienda, si no baja la tasa que paga Argentina por sus colocaciones, pues el plan es solo sustentable cerrando el déficit fiscal primario de manera más acelerada (más shock y menos gradualismo), o financiando una porción menor de ese desequilibrio con deuda y aceptando por lo tanto una mayor inflación.

Queda configurado así un tablero de comando con tres metas relacionadas entre sí; la meta fiscal (sobrecumplida), la meta de riesgo (de pobre desempeño) y como resultado dependiente de los dos primeros, la meta de inflación (que no sería en este caso la expresión de deseos de las autoridades del Banco Central, sino la consecuencia del monto de déficit que resulta necesario financiar con inflación para que no crezca de manera insostenible la deuda y no se dispare el riesgo país.

fuente:ELDIA.com



domingo, 21 de enero de 2018

Los países son como las personas: reciprocidad y cooperación

Hace casi cuatro años, escribí un post sobre uno de los mecanismos más importantes para la comunicación humana: la reciprocidad. No voy a repetir aquí toda la historia, pero sí que me parece necesario recordar en dos palabras este concepto, por lo demás bastante evidente. La idea es que cuando tenemos que interaccionar frecuentemente con otra persona acabamos cooperando con ella, en la mayoría de los casos porque si dejamos de hacerlo la otra persona nos castigará con la misma moneda. De esta forma se llega a una situación en la que esa posibilidad de que nuestras malas acciones sean reciprocadas hace que mantengamos una actitud cooperativa, que además va en beneficio mutuo. Hasta aquí no creo que lo que estoy diciendo sorprenda a nadie.

El motivo por el que vuelvo sobre este tema es un artículo que acaba de aparecer en la revista Science Advances, titulado "Detecting reciprocity at a global scale" que recoge la investigación realizada por M. R. Frank, N. Obradovich, L. Sun, W. L. Woon, B. L. LeVeck e I. Rahwan. Por si no quiere seguir leyendo, amigo lector, le adelanto la conclusión del trabajo: el mecanismo de reciprocidad funciona también para mantener la cooperación bilateral entre países. Y le voy a adelantar también lo que a mí me sorprende más: me fascina que entidades abstractas como los países, cuyos gobiernos están formados por muchas personas, acaben teniendo un comportamiento colectivo que es básicamente como el de una única persona.

Vayamos ahora al detalle. Lo primero que puede estar usted preguntándose es como se mide reciprocidad entre países. Los autores del trabajo se basan en datos del World-Wide Integrated Crisis Early Warning System (Sistema Mundial Integrado de Alerta Temprana de Crisis), ICEWS. Los datos son propiedad del Departamento de Defensa de los Estados Unidos pero una parte de ellos han sido desclasificados y hechos publicos en el Harvard Dataverse. Los que se utilizan en este trabajo son interacciones, registradas de acuerdo a un cierto código, entre actores sociopolíticos, o sea, acciones cooperativas u hostiles entre individuos, grupos, sectores, naciones, etc., entre 1995 y 2015. Cada evento recibe un valor, llamado valor Goldstein, que es un número comprendido entre -10 y 10, siendo -10 los más conflictivos y 10 los más cooperativos. Con este número, ya podemos tener una aproximación cuantitativa al problema: los autores proponen calcular, para cada par de países, el promedio del valor Goldstein de los eventos sucedidos en ese día. En la figura siguiente se muestra un ejemplo de la serie temporal resultante, eso sí, suavizada con promedios móviles sobre períodos de 30 días para eliminar ruido.

La figura muestra el valor Goldstein promedio de los eventos dirigidos desde Estados Unidos hacia Rusia, y viceversa. Vemos que la mayor parte del tiempo lo que ha ocurrido entre ambos países ha sido positivo, no mucho, pero positivo, hasta los últimos años de la presidencia de Obama cuando las relaciones entre ambos países se deterioraron rápidamente.

Pero ¡no tan deprisa! Estas series nos dicen cosas sobre las acciones de un país hacia otro, pero la reciprocidad va más allá. La reciprocidad necesita causalidad, es decir, que se pueda argumentar que las acciones de un país responden a acciones anteriores del otro país. Y medir causalidad es de las cosas más complicadas en el análisis de datos. Uno de los test más utilizados en este terreno es el del premio Nobel de Economía en 2003 Clive Granger (que ya mencionó Gerard en este post). Los autores de este trabajo utilizan otro llamado convergent cross mapping (CCM), que según ellos es más versátil y potente que el de Granger. Lo que hacen es coger pares de países, aplicar el CCM a la serie de Goldstein del uno respecto al otro y viceversa, y si en ambos casos obtienen un valor de CCM superior a 0.25, establecen que hay reciprocidad entre ambos países; es decir, que las acciones de uno causan las del otro, y al revés. El resultado final es que obtienen 47 parejas de países entre las que se detecta reciprocidad, y que se pueden resumir en la siguiente red, que nos permite apreciar que las relaciones obtenidas tienen bastante sentido:

El último paso, una vez que ya sabemos entre qué países podemos estar viendo reciprocidad, es estudiar si realmente hay un comportamiento similar al de las personas. Para ello necesitamos la siguiente gráfica:

Lo que se muestra aquí es la probabilidad de que, una vez que ha ocurrido un evento de un país hacia otro, el otro actúe hacia el primero en función del número de días transcurrido desde el evento desencadenante. En la gráfica A, arriba a la izquierda, lo que se representa es la probabilidad de que a una acción cooperativa del país X hacia el Y le suceda otra también cooperativa del Y hacia el X. (En realidad los valores pueden ser negativos porque la probabilidad se compara con la probabilidad de cooperar en general, sin venir dada por un evento del otro país, y por eso si la probabilidad decrece aparecería como un valor negativo). Cuando uno examina las gráficas, la conclusión es que la probabilidad de cooperar con el otro país es más alta si hay reciprocidad con él que si no, y la probabilidad de que haya un conflicto tras un acto cooperativo del otro es menor también si hay reciprocidad. Sin embargo, la gráfica D muestra que la probabilidad de responder a un acto de conflicto con otro acto de conflicto es mayor si tenemos reciprocidad con ese país. Es decir, estamos a grandes rasgos ante la famosa estrategia tit-for-tat (ojo-por-ojo) de cooperar si el otro ha cooperado antes y responder a la falta de cooperación con otra similar, volviendo luego a la cooperación. La cosa que a mí me fascina como adelanté es que ahora no estamos viendo a dos personas interaccionando, ni los programas de ordenador que compitieron en el torneo de Axelrod, sino a países. Los gobiernos no son una única persona (normalmente), por lo que estamos viendo un ejemplo en el que la superposición de un sistema (habitualmente complejo) de decisión al final produce un comportamiento que viene a ser como el de una única persona. ¿No es impresionante? Yo al menos esperaría comportamientos más sofisticados, pero no, acabamos en el ojo por ojo de las actuaciones individuales.

Hemos visto que esta reciprocidad existe entre 47 pares de países, pero es importante darse cuenta de que es una cota inferior al número de pares que tienen, al menos durante algunos momentos, una relación de este tipo, porque nos estamos fijando en un período entero y no estamos teniendo en cuenta que puede haber reciprocidad mas efímera, que aparece y desaparece con el tiempo. Por otro lado, como también reconocen los autores del trabajo, aquí no estamos hablando de cooperación multilateral, solo bilateral, y habría que buscar otros métodos para detectar y entender estos procesos. En cualquier caso, hay más información relevante que surge de este análisis. Así, vemos que los países más poderosos ejercen mayor influencia y sobre más países que los que no, lo cual no por esperable deja de ser interesante (estamos detectando esto sin tener en cuenta ese poder de los países, solo listados de acciones). Pero por otro lado esa influencia es muy a menudo reciprocada, y los países menos poderosos responden a las acciones de los más poderosos con la misma moneda. Finalmente, citando directamente a los autores (la traducción es mía):

Nuestra evidencia sugiere que la reciprocidad conduce a cooperación estable incluso aunque se vea afectada por transgresiones menores, lo que destaca el beneficio de esos posibles costes de una relación recíproca a través de estrategias que perdonan. Por tanto, incluso los políticos de países poderosos deberían ser conscientes de que la no-cooperación unilateral en áreas como el comercio o el medio ambiente pueden generar una respuesta negativa y costosa de muchos de los países con los que interaccionan regularmente.

Si usted, amigo lector, ve en esas líneas un recado para algunos políticos, creo que acierta. Realmente parece un poco absurdo que necesitemos análisis de datos para llegar a esta conclusión, y de hecho seguramente para alguien como Donald Trump el que este consejo venga avalado por la ciencia le concede aún menos probabilidades de éxito, pero es lo que hay. Sea como sea, en un mundo donde una proporción amplia de la gente reciproca, parece evidente, y este trabajo confirma, que tomar decisiones agresivas incondicionales es una receta para el conflicto indefinido, y eso probablemente no es una buena idea. Un conflicto indefinido que se origina en la estrategia del ojo-por-ojo que responde a una agresión con otra, por lo que salir de la sucesión de conflicto y represalia exige que alguien dé un primer paso (usando la llamada estrategia tit-for-two-tatspor ejemplo, que solo responde a la segunda agresión consecutiva), y cada vez parece que hay menos gente dispuesta a hacerlo. Veremos dónde acabamos...



Siete de los artículos constitucionales que hacen tambalear nuestro sentido de la realidad

“Existencia real y efectiva de algo”. “Verdad, lo que ocurre verdaderamente”. “Lo que es efectivo o tiene valor práctico, en contraposición con lo fantástico e ilusorio”. Estas son las tres definiciones que la Real Academia de la Lengua propone sobre la palabra “realidad”, un concepto que tradicionalmente ha llamado la atención de filósofos pero que ahora también es invocado cada vez más por políticos, sociólogos o periodistas. En plena polémica sobre las fake news  producidas por determinados medios de comunicación y con el actualmente cuestionado papel de las redes sociales como instrumento de difusión neutral de la realidad, la última de las instituciones puesta en entredicho apunta a un poder legislativo cuya norma suprema en España, la Constitución de 1978, invoca principios de realidad y efectividad sin que una una amplia parte de la ciudadanía encuentre el reflejo de los mismos en el día a día. Siete de los ejemplos del actual articulado constitucional, en los que la realidad jurídica parece distar en exceso de la realidad económica, política y social, son los siguientes: 1 – Libertad e igualdad reales del individuo Artículo 9 Punto 2. “Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.” 2 – Derecho de las personas a obtener la tutela efectiva de los jueces Artículo 24 Punto 1. “Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión.” 3- Participación real y efectiva de todos los sectores en la educación Artículo 27 Punto 5. “Los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación, mediante una programación general […]

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sábado, 20 de enero de 2018

¿Qué es la Población Activa del mercado laboral?

La población activa forma parte de una de las variables del mercado laboral más desconocidas. Erróneamente, la opinión popular tiende a identificar población activa con población ocupada, siendo esta una definición parcial e inapropiada, puesto que la población activa no solo se compone por la población ocupada sino también por aquella población desocupada que se encuentra en disposición de trabajar o incorporarse con carácter inmediato al sector empresarial. Por lo tanto, la población activa es la suma de la ocupada más la desocupada. Esto podría hacer que alguien llegara a formular: “entonces, ¿qué es la población inactiva?“. La respuesta es inmediata teniendo en cuenta todo lo anterior; es aquella población desocupada pero en la que no se presenta la disposición a trabajar, ya sea por enfermedad, edad o la propia voluntad de no querer trabajar. Volviendo a la población activa, conviene precisar que tiene que estar integrada por grupos de personas en edad legal de trabajar y que, en consecuencia, todas aquellas personas que se sitúan por debajo de dicha edad legal no forman parte, estadísticamente hablando, de la población económicamente activa. Hay que tener en cuenta además que esta variable laboral es, junto con la población ocupada, la que se toma en consideración para calcular la tasa de paro y así, una población activa de 100 personas, por ejemplo, en la que 80 se encuentran ocupadas, nos conduce a 20 personas que quieren pero no pueden trabajar, lo cual implica una tasa de paro del 20% (20/100). En consecuencia, no hay que olvidar que la “población desocupada real” incorpora no solo aquella población conceptualizada metodológicamente como “desocupada” sino también la inactiva. De ahí la importancia de conocer otro de los conceptos de economía más frecuentemente vinculados al mercado laboral, esto es, la tasa de actividad. Esta tasa nos da la medida porcentual que representa […]

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martes, 16 de enero de 2018

La revalorización futura de las pensiones explicada en cinco sencillos pasos

1- Como no todos sabréis, las pensiones españolas dejaron de actualizarse hace unos años conforme al IPC, para hacerlo conforme a la evolución de un índice de revalorización ideado por el actual gobierno del PP 2- Este índice de revalorización tiene en cuenta, por el contrario, una fórmula matemática complejísima donde la evolución de los ingresos de la Seguridad Social o el valor de la pensión media son dos de las variables que terminan por explicar cuánto se actualizarán las pensiones cada año 3-  Tomando en consideración el déficit al que el PP ha sometido deliberadamente el sistema de la Seguridad Social  la evolución prevista del índice de revalorización para el periodo 2017-2022 es negativa en todos y cada uno de los años de dicho periodo 4- ¡Pero no pasa nada! La reforma del PP estableció que las pensiones se actualizaran como mínimo un 0,25% los años en que la evolución del índice de revalorización arrojase valores negativos 5- O sí que pasa. La previsión de cada uno de los IPC del periodo 2018-2022 es superior al 0,25% -de entre el 1% y el 2%-, por lo que la actualización futura de las pensiones se situará permanentemente por debajo del incremento anual del coste de la vida. Una pensión de 800 euros aumentará hasta 812 euros, cuando referenciada al IPC lo haría hasta los 880 euros. Por cierto, el PIB crecerá cada año a un ritmo de entre el 3% y el 1,5%

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14/01/2018 – El Día – Las consecuencias inflacionarias del gradualismo

La noticia de la semana fue algo confusa para mucha gente que se atragantó el pan dulce de la última Navidad viendo como el dólar amenazaba con llegar a $20, al tiempo que en los celulares del círculo rojo proliferaban las versiones de renuncia del presidente del Banco Central.

Como es sabido, el Gobierno heredó un combo de alto déficit fiscal, con tarifas atrasadas y cepo cambiario. En ese contexto eligió el gradualismo para desarmar la bomba y la estrategia antinflacionaria no fue la excepción. Algunos economistas, como quien escribe, veníamos planteando desde el 2015 que el Central tenía que mostrar un cambio drástico, dejando de financiar al fisco de manera instantánea y que esa actitud tenía que ser acompañada por una corrección de los subsidios de una sola vez; un shock al comienzo de la gestión.

No obstante, el Gobierno tuvo problemas desde el inicio en transmitir una idea muy simple; en economía no se puede hacer magia y cada uno tiene que pagar lo que consume. Sin superávit y sin la posibilidad de emitir dinero cualquier aporte del Estado a un privado se financia con deuda y resulta inmoral condicionar el futuro para pagar la luz y el gas de la clase media, máxime cuando en el interior del país todo el mundo paga lo que consume y los subsidios están concentrados en el área metropolitana de Buenos Aires. Por supuesto, nadie se opone a que el Estado ayude a los que no pueden y para ello siempre tiene que estar abierta la puerta para poder solicitar una tarifa social.

Consistente con esa visión gradualista del camino al equilibrio presupuestario, la autoridad monetaria planteó un sendero también parsimonioso, aunque aspiracionalmente más veloz, al establecer un programa de metas de inflación.

En síntesis; ese tipo de tecnología monetaria que permitió bajar la inflación a la mayoría de los países latinoamericanos, tiene dos instrumentos; el anuncio y la tasa.

La comunicación de la meta de cada año opera, en la práctica, como un coordinador de expectativas; los gremialistas y los empresarios usan ese parámetro como pivote y a partir de él definen sus demandas de recomposición o ajuste, dependiendo de la realidad de cada sector, de lo que los trabajadores ganaron o perdieron en la última negociación y de lo que cada actividad puede pagar.

Para ponerlo en otros términos; en cada negociación paritaria, las partes miran para delante por el parabrisas y para atrás por el espejo retrovisor. El establecimiento de un número de meta esperada hace que todos miren para delante por el mismo vidrio frontal, viendo el mismo camino, y reduciendo la negociación a las diferencias que arroja el espejo retrovisor. Los problemas de credibilidad hacia delante se resuelven, en ese marco, con el uso de cláusulas gatillo.

La paritaria tiene así tres componentes; meta + gatillo + recomposición.

¿CÓMO FUNCIONAN LAS TASAS?

El segundo instrumento de las metas de inflación es la tasa de interés. El funcionamiento es muy simple y bastante automático; cuando la evolución de los precios no es compatible con la meta pre fijada, la autoridad monetaria sube la tasa de interés, encareciendo el costo del crédito de corto plazo, pero también haciendo más atractivos los depósitos en moneda local, por ejemplo en Lebacs.

Por lo tanto, tasas más altas es sinónimo de dólar más barato, porque conviene más invertir en pesos que en moneda extranjera, lo que tienta a fondos del exterior a ingresar al país a buscar renta financiera.

¿POR QUÉ CAMBIO LA META Y QUE PASA ENTONCES CON LAS TASAS Y EL DÓLAR?

En la mayoría de los países del mundo que tienen un mercado financiero muy desarrollado, la tasa de interés tiene un fuerte impacto en la actividad económica; la suba de las tasas enfría la economía y concomitantemente la baja de tasas acelera el crecimiento, al menos en el corto plazo. Al mismo tiempo, en casi ningún país del mundo los cambios en el precio del dólar tienen impactos en el consumo, y los efectos sobre la inversión son en el largo plazo.

Ahora bien, acá y en la china el ala política del gobierno siempre prefiere crecer más rápido, mientras que el banco central prioriza que no haya inflación. El problema es que en nuestro país la mecánica de la tasa funciona distinto y los políticos de Jefatura de Gabinete parecen no saberlo.

Aquí el crédito privado prácticamente no existe y en cambio la gente sobre reacciona a los cambios en el precio del dólar. Por ejemplo, mientras que Colombia tiene un nivel de crédito privado de 47% del PBI, Chile de 112%, Perú de 36,2% y en Uruguay alcanza al 28,2% del producto, en estas tierras solo asciende al 14%; la nada misma.

Aspirar a una meta de inflación más relajada (15% en vez de 10%) es compatible con un sendero de tasas de interés más bajas y ello quiere decir, dólar más caro. Tal medida hubiera tenido poco impacto en el crédito y mucho en el dólar, frenando la actividad y subiendo la inflación.

Sin embargo, lo que pasó el martes es que el Banco Central fue muy prudente y, palabra más, palabra menos, dijo que la baja en la tasa iba a ser muy gradual y sólo en la medida que hubiera indicios claros de que la inflación estaba sobre las vías de la convergencia a la meta del 15%. El resultado inmediato del anuncio fue que cedió la presión sobre el dólar y el billete verde cayó, para quedar paseando en la vecindad de los 19 pesos.

Esta vez, la tormenta pasó de largo.

fuente: ELDIA.com



10/01/2018 – El Día – Una baja testimonial

En noviembre de 1958 un economista neozelandés llamado Alban Phillips publicó un artículo que mostraba una notable relación inversa entre la inflación y la tasa de crecimiento de los salarios. Su argumento central era que, al crecer la economía y la demanda de empleo por parte de las empresas, eso presionaría los salarios al alza. Los datos empíricos recolectados le daban la razón.

Doce años más tarde, Paul Samuelson y Robert Solow dieron vuelta ese argumento: si los precios suben, se licuan los salarios de los trabajadores y baja por lo tanto el costo de contratarlos por parte de las empresas. Bajo ese supuesto, los gobiernos tienen que elegir entre dos males; desempleo o inflación. Si quieren bajar el ritmo de crecimiento de los precios, los salarios reales mejoran y las empresas contratan menos. Si, en cambio, aceptan un poco más de inflación, los salarios reales se resienten, pero la actividad aumenta, porque las empresas encuentran más barato contratar trabajadores.

En una muy apretada síntesis, esto es lo que explica el cambio de metas de inflación anunciado sobre fines del año pasado. El ala política del gobierno impuso su creencia de que aceptando un poco más de inflación la economía podía crecer más, lo cual resulta fundamental para bajar el déficit fiscal, por la vía de una mayor recaudación de impuestos.

El problema es que en los últimos cincuenta y ocho años la ciencia económica avanzó bastante y hoy son pocos los economistas que aceptan al pie de la letra el dilema que ofrece la curva de Phillips. El consenso es que puede haber algún efecto en el corto plazo, porque los mercados laborales distan de ser perfectos e instantáneos, pero a la larga, si el gobierno apunta a una mayor inflación, simplemente los gremios pedirán más aumentos en las paritarias, no dejando lugar a que crezca el empleo.

En ese contexto, la decisión de política monetaria era muy importante, porque desde la Jefatura de Gabinete buscaban una fuerte baja de la tasa de interés, compatible con la búsqueda de un dólar más alto, aunque tuvieran que aceptar más inflación. Sin embargo, lo que acaba de anunciar el Banco Central, en la práctica fue una baja más testimonial que real, muy inferior a la que el mercado venia anticipando. Esto confirma el compromiso firme contra la inflación, del equipo conducido por Federico Sturzenegger.

El comunicado de la entidad fue muy claro; textualmente dice: “El Banco Central será cauteloso en la adecuación de la política monetaria al nuevo sendero de desinflación. Naturalmente, si se busca una menor velocidad de desinflación que la planeada originalmente, corresponde un sendero de política monetaria menos contractivo que el que antes se preveía. Pero esa moderación en el sesgo contractivo sólo podrá sostenerse en el tiempo en la medida en que la evolución de la desinflación sea compatible con la trayectoria buscada”

En castellano, cuando el Central dice “un sendero de política monetaria menos contractivo” se refiere a relajar las tasas: a bajarlas. Así las cosas, no las bajará tan rápido, por lo que seguirá siendo más atractivo para los inversores quedarse en pesos y el dólar tendrá que esperar a que los datos de la realidad confirmen que la inflación realmente está bajando lo necesario para llegar desde el 24 % en que cerró el año pasado, al 15 % que se busca para el año en curso.



El papel del estado en la educación: una mirada al siglo XIX

Este viernes se va a celebrar en Valencia un encuentro entre economistas e historiadores para discutir el estado de la educación en España entre 1787 y 1930 (el programa aquí). Ya que no voy a poder estar y se van a tocar temas que interesan mucho a los lectores de Nada es Gratis, voy a intentar aportar mi granito de arena desde la distancia.

Que el nivel educativo en la España del siglo XIX dejaba mucho que desear no es nada nuevo. En entradas anteriores hemos analizado algunas de las razones que explican los bajos niveles de alfabetización, de asistencia a la escuela o de recursos públicos (aquí o aquí). También abordamos que, además de no saber leer y escribir, las habilidades numéricas de una parte significativa de la población tampoco eran para echar cohetes (aquí). Es cierto, sin embargo, que los niveles educativos fueron mejorando paulatinamente como se observa en el siguiente gráfico que muestra el avance del porcentaje de hombres y mujeres que sabían leer y escribir.

Evolución de la alfabetización y el PIB per cápita, 1860-1930

Aprovechando la ocasión, en esta entrada voy a presentar los primeros resultados de un proyecto en el que estoy trabajando junto a Alfonso Díez Minguela, Julio Martínez Galarraga y Daniel Tirado Fabregat y en el que estamos recogiendo la mayor cantidad posible de información usando los municipios como unidad de análisis. Como ejemplo, los siguientes mapas muestran la evolución del porcentaje de la población que sabía leer y escribir entre 1860 y 1900 en los 9.244 municipios existentes entonces. En esta entrada vamos a explorar qué hay detrás de estos cambios y en concreto queremos dar pistas sobre si esta mejora educativa fue impulsada por el sector público o si, por el contrario, estuvo asociada a la paulatina mejora de los niveles de vida (la evolución de PIB per cápita se puede ver en el gráfico anterior).

Tasas de alfabetización en España, 1860-1900

Sin lugar a dudas, y aunque hubo ciertos intentos reformistas en el período anterior, el mayor hito de la época en materia de educación fue la aprobación de la Ley Moyano en 1857. Esta ley, que lleva el nombre del ministro que la promovió, intentaba abordar algunos de los problemas que atenazaban la educación en España. Entre las medidas concretas que se aprobaron destaca la instauración de la educación obligatoria entre los 6 y los 9 años y otras medidas tendentes a mejorar la oferta y la calidad de la enseñanza (mayor control de la formación de los docentes, etc.). Se indicaba además que la asistencia a la escuela sería gratuita para aquellas familias que no pudieran pagar las tasas correspondientes.

¿Mejoró la Ley Moyano la educación en España? Algo sí, desde luego, pero ¿cuánto? Esta pregunta no tiene fácil respuesta porque el incremento del papel del Estado se produjo en un contexto de crecimiento económico por lo que es muy difícil diferenciar entre el efecto de ambos procesos. Esta entrada no pretende por tanto resolver esta cuestión sino presentar hipótesis razonadas a la luz de los datos que hemos empezado a recoger. Así, en primer lugar, se podría esperar que la intervención estatal beneficiaría especialmente a las zonas más desfavorecidas y que, por tanto, produciría cierta convergencia entre los niveles educativos de los municipios. El siguiente gráfico muestra los cambios en el nivel de alfabetización masculino entre 1860 y 1900 teniendo en cuenta el nivel de alfabetización de partida. En él no se observa que los municipios con peores resultados en 1860 tengan una evolución más positiva en el período posterior (la convergencia sólo se observa en los municipios que partían con una alfabetización muy elevada, pero esto es prácticamente inevitable ya que tenían muy poco margen de mejora). Los niveles de alfabetización de las mujeres no sólo no convergieron, sino que crecieron más en las localidades en los que ya un mayor número de mujeres sabía leer y escribir (no incluyo gráfico para no sobrecargar la entrada), lo que no habla muy favorablemente de la efectividad de la ley.

Crecimiento de la alfabetización y alfabetización inicial (hombres), 1860-1900

Muchos lectores se habrán dado cuenta que una parte no despreciable de los municipios no mejoro sus niveles de alfabetización, sino que incluso empeoraron. ¿Cómo es posible? Por un lado, aunque el PIB per cápita estaba creciendo, otros indicadores del nivel de vida como las tasas de mortalidad o las estaturas, no muestran una evolución tan positiva (aquí). Además, los niveles medios de nivel de vida esconden grandes diferencias territoriales y algunas zonas sufrieron más que otras por lo que es muy posible que su educación también se viera perjudicada. Por otro lado, es posible también que las tasas que observamos se vieran influidas por los flujos migratorios. Así, si los que emigraban eran más cualificados que los que no lo hacían, esos movimientos deprimían las tasas de alfabetización de los municipios que sufrían la emigración (el efecto en los municipios de acogida dependerá también del nivel de alfabetización de los mismos). Los patrones migratorios eran desde luego complejos y podemos encontrar casos en los que predominaba una selección positiva como casos en los que emigraban los menos cualificados (más aquí).

La Ley Moyano intentó además promover la oferta educativa en los pueblos pequeños. Así, el artículo 112 indicaba que los pueblos menores de 500 habitantes debían tener al menos una escuela, ya fuera completa, incompleta o de temporada. Tener un umbral tan claro respecto a los municipios que estaban afectados por esta medida nos permite evaluar su efectividad asumiendo que los municipios a ambos lados del umbral eran muy similares en otros aspectos (excepto en ser o no objeto de la ley). El siguiente gráfico compara las tasas de crecimiento de la alfabetización en los municipios que estaban a ambos lados de ese umbral (en concreto los municipios que contaban con una población entre 400 y 600 habitantes). La medida aparentemente no tuvo ningún efecto ya que no se observa ninguna diferencia entre los municipios afectados por la misma y los que no. Una imagen prácticamente idéntica aparece si analizamos la alfabetización femenina.

Crecimiento de la alfabetización masculina y tamaño del municipio, 1860-1900

El análisis realizado aquí no ofrece una visión muy positiva de la Ley Moyano. Los resultados en realidad no son muy sorprendentes porque se dejó la financiación de la ley a los propios municipios, lo que supuso la continuación de las tendencias anteriores. La implementación de la escolarización obligatoria tampoco fue ningún éxito vistos los niveles de absentismo escolar que existían a finales del siglo XIX. En 1900, en un nuevo intento por solucionar los problemas heredados (bajo nivel de gasto educativo, escasa cualificación de maestros y maestras, infraestructuras deficientes, etc.), se creó el Ministerio de Educación (concretamente de Instrucción Pública y Bellas Artes) y en 1902 se centralizaron los gastos educativos (especialmente los sueldos de los docentes). Dejamos para otra entrada el análisis de lo que ocurrió entonces.



lunes, 15 de enero de 2018

IBEX 35 vs. Dow Jones: Una mirada retrospectiva

Adivinar el futuro en los mercados financieros es imposible. Hay mucha gente pensando y analizando datos para deducir qué va a pasar y nadie sabe a ciencia cierta por dónde irán los mercados. Tan difícil es que a veces resulta difícil saber incluso lo que ha ocurrido en el pasado. Con el análisis de esta gráfica se pretende arrojar algo de luz sobre el asunto comparando los datos del IBEX 35 vs. Dow Jones desde el año 1999, siendo el rojo el Dow Jones, con la cotización actual de 25.803,19 (columna izquierda), y de verde el Ibex 35, con la cotización actual de 10.462,4 (columna derecha). En primer lugar hay que decir que hasta el año 2010 el IBEX 35 y el Dow Jones se comportaron de una manera muy similar. A principios del año 2000 ambos consiguieron unos máximos, con grandes revalorizaciones, en lo que se conoció como la burbuja .com. El IBEX 35 se revalorizó desde mínimos en alrededor de un 85 %, mientras que el Dow Jones lo hizo en un 50 %. Pero lo burbuja tecnológica pinchó. El IBEX 35 cayó en tres años alrededor de un 53 %, alcanzando mínimos de 20 años. El Dow Jones, también en 3 años, cayó en torno a un 30%. La volatilidad del IBEX 35 fue mayor que la del Dow Jones. En este punto, 2003, se puede afirmar que las bolsas estaban en caída libre. El 25 de Junio de 2003, Alan Greenspan, al frente de la Fed, siguiendo unas decisiones similares anteriores, bajó un 0,25% el tipo de interés de referencia hasta situarlo al 1%, la tasa más baja en 45 años en Estados Unidos. La historia a partir de ahí es bastante conocida. Uno de los sectores más sensibles a los tipos de interés, el inmobiliario, experimenta una […]

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domingo, 14 de enero de 2018

Algoritmos discriminadores

El uso de sistemas computarizados en la toma de decisiones es hoy omnipresente. Si usted ha solicitado un préstamo bancario, ha contratado una póliza de seguros o ha enviado su currículum a una empresa multinacional buscando empleo, lo más probable es que un algoritmo haya decidido su suerte. Asimismo, sus últimas compras en Amazon o las últimas películas que ha visto en Netflix dependen de un sistema computarizado.

Del mismo modo que el VAR, el Ojo de Halcón o el DRS sustituyen a los árbitros en distintas competiciones deportivas, los algoritmos sustituyen a jueces, evaluadores y asesores en las más variopintas actividades. Esta sustitución se hace a menudo bajo el supuesto, implícito o explícito, de que (i) el sistema informático es más eficaz (toma mejores decisiones) y (ii) es más justo o neutral (carece de sesgos y prejuicios).

Aunque ambas características son relevantes, en esta entrada me quiero centrar en la segunda. El llamado sesgo algorítmico (algorithmic bias) ocurre cuando el código de programación de un algoritmo decisor (o la información utilizada en su proceso de aprendizaje) resulta en decisiones que perpetúan o generan discriminación en la sociedad. Este asunto ha sido objeto de cierta controversia y regulación a ambos lados del Atlántico. En concreto, la UE acaba de aprobar una serie de normativas restringiendo el uso de algoritmos no supervisados y exigiendo que se empleen las herramientas técnicas y estadísticas necesarias para prevenir la discriminación.

Quizá el caso más conocido de sesgo algorítmico sea el uso de un sistema computarizado en los juzgados Condado de Broward, en Florida, para determinar la cuantía de la fianza de los acusados que esperan juicio. El sistema utiliza la ficha policial y las características sociodemográficas del sujeto para generar una estimación del riesgo de reincidencia. El algoritmo parece funcionar: entre los sujetos calificados de alto riesgo la probabilidad de reincidencia es el doble que entre los sujetos clasificados como de bajo riesgo.

La web ProPublica realizó una evaluación exhaustiva del algoritmo (cuyo código es propietario), obteniendo los resultados de una muestra de 7000 individuos. Los resultados, a juicio de los periodistas que publicaron el estudio, muestran una clara discriminación racial: de cada 10 blancos, solo 2 fueron considerados de alto riesgo injustamente (es decir, fueron no reincidentes) mientras que 4 de cada 10 acusados de raza negra fueron asignados un riesgo alto sin merecerlo. Aunque esto no prueba que el algoritmo penalice a los acusados de raza negra por su color de piel, mostraría que los sesgos sociales se perpetúan en el mundo digital.

La realidad, como suele ocurrir, es más sutil. El algoritmo está bien calibrado pues la proporción de reincidentes entre los individuos de riesgo alto es la misma para los individuos de ambos grupos (6 de cada 10). El problema es que los individuos de raza negra tienen una mayor probabilidad inicial de reincidir, y por tanto la proporción de individuos injustamente tratados en el grupo de riesgo alto es mayor. Un simple cálculo de Bayes muestra que la probabilidad incondicional de ser asignado el grupo de riesgo alto sin ser reincidente es mayor en los grupos que tengan mayor probabilidad inicial de serlo (la intuición y Bayes no suelen ir de la mano, como nos explicaba Marcos Vera recientemente).

Nos encontramos pues ante un problema difícil de plantear (y aún más difícil de resolver): ¿es un algoritmo que trate distinto a distintos grupos discriminador?, ¿es un algoritmo que incluya características demográficas como sexo o grupo étnico o lugar de residencia discriminador?, ¿es suficiente que un algoritmo no incluya específicamente esas características en su código para ser considerado neutro (independientemente de sus resultados)?

Desde mi punto de vista, la pregunta más relevante es si el algoritmo es más o menos discriminador que un sistema de decisión alternativo. En el caso del juzgado de Broward, lo razonable hubiera sido que ProPublica hubiese comparado las decisiones generadas por el algoritmo con las decisiones que tomaba el juez anteriormente o las decisiones de otros condados limítrofes. Esto es lo que hace Bo Cowgill en un estudio de un sistema computarizado de selección de personal utilizado por una empresa tecnológica.

La empresa recibe currículos constantemente y hace una oferta a todo trabajador que considere cualificado. El proceso tiene tres partes: una pre-evaluación en Recursos Humanos y, si el candidato resulta prometedor, una segunda ronda en la que se le evalúa por un grupo de expertos en su campo (programadores, casi siempre). Cowgill hace uso de un experimento aleatorio que tuvo lugar en la empresa por el que cada candidato fue asignado con igual probabilidad a un pre-evaluador humano o a un sistema informático. El sistema informático es un algoritmo de aprendizaje autónomo que utiliza datos históricos de los candidatos evaluados por humanos (su probabilidad de ser contratados y su productividad en la empresa). Ni los candidatos ni los evaluadores de la segunda ronda tenían conocimiento de la existencia de un sistema informático.

La primera pregunta es si el algoritmo elige mejor que el humano. La respuesta parece claramente sí. Las probabilidad de recibir una oferta y ser contratado se multiplican por dos (21% vs. 11% y 17% vs. 8%). Más interesante es la comparación de la productividad de los individuos contratados en ambos grupos. En este caso, los individuos contratados que fueron asignados al algoritmo escriben más líneas de código y tienen menos errores que los que fueron asignados al evaluador humano. Quizá más sorprendente es que también obtienen mejores resultados en sus evaluaciones subjetivas por parte de compañeros de trabajo y en su probabilidad de ascender en la jerarquía de la empresa.

La segunda pregunta, que es también la que nos atañe más directamente, es si el algoritmo discrimina más o menos que los evaluadores humanos. Es importante resaltar que el algoritmo no fue programado para discriminar, pero al ser educado con información histórica, es probable que haya heredado los sesgos humanos. El resultado es también sorprendente. Aunque el algoritmo penaliza a los candidatos sin diplomas académicos de universidades de élite o individuos sin experiencia, lo hace en menor medida que los humanos, y, por tanto, los individuos que tienen menos probabilidad inicial de pasar el corte son los que más se benefician de formar parte del grupo tratado. Es decir, aunque el algoritmo es formalmente discriminador es menos discriminador que su alternativa.

En conclusión, los algoritmos no son neutrales porque no pueden serlo pero seguramente sean menos sesgados que sus supervisores humanos.



jueves, 11 de enero de 2018

Sistema de sanidad en Madrid: muy susceptible de empeorar

La crisis de 2008 y el rescate de 2012 hundieron los ingresos públicos y forzó a aplicar recortes de gasto, y buenas parte de ellos se concentró en sanidad. El PP madrileño intentó aprovechar para privatizar el sistema de sanidad en Madrid, pero el rechazo de los ciudadanos lo impidió. Hoy tanto el PP como Ciudadanos, que gobiernan la Comunidad de Madrid con el apoyo mayoritario de los madrileños, proponen bajar los impuestos. Por lo tanto, complicado mejorar la financiación del sistema. Y la población envejece, los tratamientos cada vez son más caros y el gasto estructural del sistema de salud crece cada año.

Con menos recursos el ser humano siempre ha resuelto la escasez con más inteligencia y mejoras de eficiencia; es lo que Adam Smith llamó división del trabajo y hoy los economistas llamamos productividad. Os voy a contar una historia personal que me hace ser poco optimista sobre la calidad en el futuro del sistema de salud público de los madrileños.

1. Un futuro pesimista para el sistema de sanidad en Madrid

Mi madre tiene 75 años y padece artritis. Sufrió una caída tonta y se dañó la rodilla en varias ocasiones. Ahora tiene dolor y le dificulta la movilidad. Fue a su centro de salud y su médico de cabecera le recomendó ir al traumatólogo. Como el gobierno de la Comunidad ha decidido no saturar los hospitales, la enviaron a un centro de especialidades en Peña Grande, cerca de su casa.

En el centro le dijeron que hay lista de espera y le recomendaron ir a otro centro en Modesto Lafuente, también relativamente cerca de su casa. La radiografía se la hicieron el 5 de enero, un mes y medio después de su caída, en Bravo Murillo. Y la cita con el traumatólogo en Modesto Lafuente fue esta semana a las 8:30 de la mañana.

Llegamos a la consulta y el médico estaba acelerado, seguramente con la agenda cargada de visitas ese día. Le pregunto por la radiografía y le digo que se la habían hecho en Bravo Murillo. Nos dijo que ese centro pertenece a otra área, que ellos no podían ver esa radiografía y que nos llamarán para hacernos otra. Nos despachó en dos minutos.

Mi madre sigue con dolor, por lo que la calidad del servicio es pésima. Empezar de nuevo el proceso puede suponer otro mes y medio de espera. Hacer otra radiografía duplica los recursos por lo que la productividad se hunde y los costes del sistema se disparan. Mi madre se pegó el madrugón y pasó mucho frío esa mañana. Yo me pegué más madrugón para evitar el atascazo del nudo de Manoteras.

sistema de sanidad de madrid

Fuente foto: ElMundo.es (SARA CAMPOS)

En un seguro privado, si te hacen pasar este calvario, te das de baja y te cambias de compañía. El sistema perdería clientes, habría una crisis, despedirían al equipo directivo y los nuevos permitirían que todo el sistema trabaje en red para ver todo el historial y todas las radiografías. Pondrían teleasistencia. En este caso seguramente es necesario que el traumatólogo tenga que hacer pruebas directas sobre la rodilla y buena parte de las consultas se podrían resolver por videoconferencia con un médico.

Muchas consultas se podrían resolver con inteligencia artificial. No es que te vayan a atender robots, sino que los mejores médicos con más experiencia programan todas las probabilidades posibles. Si es algo muy estándar, por ejemplo una epidemia de gripe con síntomas muy claros, se puede resolver sin necesidad incluso de que lo vea un médico.

2. ¿Señales de vida inteligente en la gestión del sistema de sanidad?

Para avanzar en todas estas innovaciones es necesario vida inteligente en los gestores que lideran el sistema de sanidad en Madrid (y el nacional, claro) y en los políticos que los nombran. Pero también es necesario dedicar recursos a innovación y que los mejores médicos liberen una parte de su tiempo para ahorrar miles de horas de su trabajo y calidad de servicio y de vida a los ciudadanos en el futuro.

Si eso no sucede, la calidad del sistema de sanidad madrileño es susceptible de empeorar.

blog josé carlos díez

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Veinte rankings sobre la realidad económica del siglo XXI

¿Cuáles son los países más endeudados del mundo? ¿En cuáles hay más inmigrantes? ¿Qué países tienen las tasas de pobreza infantil más altas de Europa? Estas son tres de las respuestas que en este artículo se pueden resolver. Pero en realidad son muchas más. Hasta veinte y a tan solo el golpe de un click. ¿En qué países hay más desigualdad social, menor nivel salarial, mayor producción de gas? Son algunas otras más. Aquí van los veinte rankings imprescindibles para conocer la realidad económica del siglo XXI. 1- Ranking de deuda pública por países 2- Ranking de PIB per cápita por países 3- Ranking de desigualdad por países 4- Ranking mundial de países afectados por el hambre 5- Ranking de población por países 6- Ranking de países con menos inmigrantes 7- Ranking de desempleo por países 8- Ranking de pobreza infantil por países europeos 9- Ranking de salario medio por país 10- Ranking de países productores de gas 11- Ranking de países productores de petróleo 12- Ranking de países consumidores de petróleo 13- Ranking de la balanza de pagos por cuenta corriente 14- Ranking de países productores de aceite de oliva 15- Ranking de países productores de automóviles 16- Ranking mundial por valor de marca 17- Ranking de empresas españolas por facturación 18- Ranking de productos importados por España 19- Ranking de productos exportados por España 20- Ranking de países productores de vino

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lunes, 8 de enero de 2018

La banca se alía con Madrid y País Vasco y suaviza los recortes del crédito en ambas CCAA con respecto al resto

Las Comunidades de Madrid y País Vasco experimentaron las menores contracciones del crédito por CCAA entre 2011 y 2017 de todas las autonomías de España. En los últimos seis años, el recorte del crédito en ambas CCAA no ha excedido el límite del 20% (17% y 19% respectivamente), siendo la contracción media para el conjunto de la economía española del 31%. De esta manera, el porcentaje del crédito total que absorbe la Comunidad de Madrid ha ascendido hasta el 29,2% -siendo del 24,6% en 2011-,  experimentando el mayor aumento de todas las CCAA. Para el País Vasco quedó fijada en el 5,6% -4,8% en 2011-. Por el lado contrario, Galicia y Castilla León sufrieron los retrocesos más severos del crédito por CCAA (39% y 38% respectivamente), quedando sus representatividades crediticias en el conjunto de España en el 3,2% y 3,6% respectivamente. Midiendo el recorte del crédito en términos absolutos, Cataluña registró el mayor descenso con cerca de 110.000 millones de euros menos en préstamos, descendiendo su peso relativo desde el 18,8% consignado en 2011 hasta el 18,3% definitivo de 2017. En el polo opuesto, La Rioja, Cantabria y Navarra consignaron las cifras de recorte absoluto más bajas, 4.700, 5.300 y 7.000 millones de euros, respectivamente.

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domingo, 7 de enero de 2018

A vueltas con el futuro del empleo

Uno de los temas de los que más se está hablando últimamente es el posible efecto de la mecanización en el futuro del empleo (aquí, aquí o aquí), algo de lo que Samuel Bentolilla y Juan Francisco Jimeno también hablaron en este mismo blog (aquí). El nudo del asunto se resume fácilmente: al sustituir trabajo por capital, la “llegada de los robots” reduce los empleos y los salarios en las ocupaciones que se mecanizan pero, al aumentar la productividad, también sube el nivel de renta lo que aumenta la demanda de otros bienes y servicios que generan empleos en otros sectores de la economía. Aunque a corto plazo se producen distorsiones mientras los trabajadores desplazados en los sectores tradicionales intentan encontrar una nueva ocupación, a largo plazo la economía se reajusta situándose en nivel de renta más elevado. El debate entre los pesimistas y los optimistas radica en la capacidad que se otorga a la economía para adaptarse y absorber los empleos perdidos.

Sin entrar en la cuestión de sí esta vez será diferente porque la tecnología ahora es radicalmente distinta (o el ritmo del cambio más acelerado), el historiador económico Robert Allen ha contribuido a este debate con un breve texto publicado en Nature (Jesús Alfaro ya se hizo eco de este texto aquí). Creo que la contribución de Allen (que, todo hay que decirlo, fue mi supervisor de tesis) incorpora varias dimensiones importantes al debate, por lo que me parece interesante compartirlo con los lectores de Nada es Gratis.

Por un lado, Allen argumenta que las comparaciones históricas que implícitamente guían la mayoría de los análisis del futuro del empleo se basan en lo sucedido en el período 1850-1970. Durante este largo período existió un círculo virtuoso en el que los incrementos de la productividad derivados de la mecanización se trasladaban rápidamente a los salarios, lo que a su vez aumentaba la demanda en otros sectores. Este patrón sin embargo no tiene por qué ser lo “normal” y pueden pasar décadas hasta que se pone en marcha ese círculo virtuoso. Por otro lado, Allen indica que la mayoría de los debates se centran en los efectos en los propios países que adoptan las nuevas tecnologías y olvidan lo qué pasa en el resto del mundo, un descuido especialmente importante dado lo integradas que están las distintas economías.

Así, por ejemplo, las ganancias de productividad causadas por la revolución industrial tardaron mucho en ser visibles en los salarios de los obreros ingleses de la época. Entre 1770 y 1830 los salarios reales apenas crecieron en Inglaterra, lo que incrementó la desigualdad. La situación era mucho peor en otros países. El éxito industrial inglés significó la desindustrialización de amplias áreas en la India o China. Y los trabajadores que perdían el empleo en estos países ni siquiera tenían la posibilidad de beneficiarse del crecimiento de otros sectores en una economía en auge.

Volviendo a Inglaterra, las ganancias en productividad derivados del progreso técnológico sólo empezaron a trasladarse en mejoras en los salarios a partir de mediados del siglo XIX, un patrón que se fue trasladado a las demás economías que se fueron industrializando. Aunque Allen no lo indique explícitamente, hay que recordar que fueron instituciones ajenas al mercado como la intervención estatal o los sindicatos las que ayudaron a que ésto ocurriera. Este círculo virtuoso, por el que productividad y salarios crecían juntos, parece haberse detenido a partir de 1970s, momento en el que la desigualdad también se ha disparado, especialmente en los países anglosajones. Además, el auge de países como China hace que los parados del resto del mundo tengan más problemas a la hora de encontrar nuevos empleos. El famoso artículo de Acemoglu y Restrepo que no consigue encontrar evidencia positiva de la llegada de los robots en otras ocupaciones entre 1993 y 2007 estaría en consonancia con lo que cuenta Allen.

Quizás todavía no haya suficientes robots o quizás sea todavía pronto para evaluar sus efectos a medio plazo. En cualquier caso, mi lectura del texto de Allen subrayaría que la automatización de las tareas conlleva obviamente consecuencias negativas en empleo y salarios durante un período de tiempo que depende del contexto institucional. Intentar evitar la llegada de los robots sería sin embargo un gran error como demostraron las dramáticas consecuencias de la revolución industrial en los países que contaban con industrias tradicionales. La clave sería dotarnos de instituciones que, por un lado, aseguraran que los incrementos de la productividad se trasladan también a los salarios y que, por otro, permitieran que los perdedores de la mecanización también se beneficiarán de estos cambios.



viernes, 5 de enero de 2018

Violencia doméstica y empoderamiento de la mujer: ¿es suficiente?

Por César Alonso-Borrego y Raquel Carrasco

 

La violencia contra las mujeres es un problema social de primera magnitud, y una de las expresiones más graves de la desigualdad de género. Según datos de la Comisión Europea, una de cada cuatro mujeres en Europa ha sufrido o sufrirá violencia doméstica (VD) a lo largo de sus vidas. Sin embargo, esta lacra no tuvo un claro reconocimiento internacional hasta 1993, con la Declaración de Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (véase aquí), que abrió el camino a la incorporación a la agenda política de muchos países. Como bien documenta R. Osborne aquí, en España su aparición en la escena pública está simbolizada por el brutal asesinato de Ana Orantes a manos de su exmarido en 1997 (véase aquí). El Plan de Acción Contra la Violencia Doméstica de 1998 promueve por primera vez medidas concretas contra la VD. Asimismo, establece el compromiso de una recogida de datos sistematizada, incluyendo la realización de macroencuestas que recojan información sobre violencia de género y su relación con diferentes factores individuales y socioeconómicos.

Una posible forma de prevenir la VD es fomentar el papel de la mujer en la generación de ingresos para equilibrar el peso de ambos cónyuges en la toma de decisiones dentro del hogar. La participación laboral de la mujer es un canal particularmente importante para ello. El riesgo de VD puede reducirse al hacer la amenaza de abandono de la relación más creíble.

En el artículo "Employment and the Risk of Domestic Violence: Does the Breadwinner's Gender Matter?" (véase aquí) analizamos el efecto causal del empoderamiento de la mujer en el seno de la pareja sobre la probabilidad de sufrir VD. Para ello, utilizamos las macroencuestas de violencia de género de 1999, 2002 y 2006, promovidas por el Instituto de la Mujer. Para medir la autonomía socioeconómica potencial de la mujer utilizamos su estatus laboral (en concreto, si está trabajando o no). Como la situación relativa de la mujer puede afectar también al riesgo de VD, consideramos el estatus laboral de su pareja y su interacción con el de la mujer. También consideramos características individuales y socio-demográficas del hogar, como la renta. Analizamos por separado dos tipos diferentes, pero no excluyentes, de VD, física y no-física.

El análisis descriptivo de los datos permite señalar una serie de regularidades. La Tabla 1 muestra que la tasa de VD decrece significativamente en 2006, un año después de la reforma de la ley del divorcio que permitió agilizar su tramitación, como mostró P. Brassiolo (véase aquí).

Los datos también indican diferencias socio-demográficas entre las mujeres que sufren abuso y las que no. En particular, la VD tiene mayor incidencia en parejas de mayor edad, con menor nivel educativo y con menor nivel de renta (véase Tabla 2). En consecuencia, aunque la VD se observa en todos los estratos socio-económicos, hay diferencias significativas, de manera que en estratos más bajos las mujeres se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad.

También se encuentran diferencias significativas en la incidencia de la VD según el estatus laboral de ambos cónyuges (véase Tabla 3). Es más frecuente cuando el hombre no trabaja: mientras que en el 84% de parejas sin VD el hombre trabaja, esta cifra es 6 p.p. (puntos porcentuales) menor entre las parejas en las que sí se produce VD. Además, solamente en el 30% de parejas con VD trabajan ambos cónyuges, mientras que esta cifra es 9 p.p. mayor en parejas sin VD.

La principal dificultad para medir el efecto causal del estatus laboral de los miembros de la pareja en el riesgo de maltrato estriba en el potencial problema de endogeneidad por la existencia de características inobservables de ambos cónyuges, como rasgos de personalidad, que afectarían tanto a la probabilidad de VD como a la probabilidad de estar trabajando. Las simples diferencias en las tasas de maltrato según el estatus laboral de cada cónyuge no permitirían separar el efecto causal del estatus laboral del de dichas características inobservables. Para capturar la verdadera relación causa-efecto utilizamos información exógena sobre diferencias geográficas en las tasas de empleo y desempleo por edad y por sexo.

¿Qué efectos podemos esperar? Si estar trabajando fuera un mero indicador de disponibilidad de recursos económicos, el principal mecanismo entre falta de empleo y VD sería el estrés derivado de la escasez de recursos en el hogar. Cabría esperar entonces un efecto limitado del estatus laboral de cada cónyuge, una vez que se tiene en cuenta la renta del hogar. Pero si además de la cantidad absoluta de recursos disponibles en el hogar importa la contribución relativa de cada cónyuge (al afectar a su poder de negociación), el estatus laboral de la mujer podría afectar de manera diferente que el del hombre al riesgo de VD. Además, el estatus laboral del hombre podría jugar un rol "simbólico". Es el llamado efecto "backlash" (Macmillan y Gartner, 1999): el hombre puede sentir amenazado su papel dentro del hogar por no ser el sustentador principal, lo que aumentaría el riesgo de VD.

Nuestros resultados indican que, efectivamente, hay un efecto diferente del estatus laboral de la mujer y de su cónyuge. La Tabla 4 presenta los efectos marginales estimados sobre la probabilidad de sufrir VD. El principal factor en la reducción del riesgo de violencia física para la mujer es que el varón esté trabajando. Solamente en ese caso, el efecto moderador del empleo de la mujer sobre la VD se pone de manifiesto: que la mujer trabaje reduce la probabilidad de sufrir VD, tanto física como no física, en 2,5 y 4,9 p.p. respectivamente, pero sólo si el hombre está empleado.

Por otra parte, que el hombre trabaje reduce significativamente el riesgo de abuso físico en 2,9 y 1,9 p.p. dependiendo de que la mujer trabaje o no. Esto implica, según nuestros cálculos para 2006, que mientras que la probabilidad media de sufrir maltrato es del 3.9% en hogares en que el hombre no trabaja, dicha probabilidad bajaría al 2% en hogares en que solo el hombre trabaja y al 1% en hogares en que ambos cónyuges trabajan. En el caso de la VD no física, el hecho de que el hombre trabaje reduce su probabilidad solamente si la mujer trabaja también; la reducción media estimada es de 2.7 p.p., una magnitud sustancial dado que la tasa media de abuso no físico era del 8.2% en 2006.

Los resultados indican por tanto que el empoderamiento de la mujer por sí solo no garantiza una reducción del riesgo de maltrato (consistente con la teoría del backlash). Hace falta una actitud proactiva por parte del varón. Así, familias más igualitarias en términos de estatus laboral, en las que los dos miembros de la pareja trabajan, presentan la menor incidencia de la VD. Es más probable que estas parejas compartan valores que cuestionen los roles de género más tradicionales, particularmente los asociados al papel dominante del varón y su actitud ante la violencia.

Estos resultados sugieren en primer lugar medidas de política en el largo plazo, como políticas educativas encaminadas a promover la igualdad de género efectiva, que transmitan los valores de igualdad de género desde la infancia. Asimismo, se deberían promover políticas de igualdad que garanticen la autonomía y el empoderamiento de la mujer a través del empleo.

Pero nuestros resultados sugieren, en segundo lugar, la existencia de colectivos más vulnerables (parejas con mayor riesgo de exclusión social en las que el varón no trabaja), para las que es urgente implementar políticas en el corto plazo. Estas deben articularse en torno a la prevención y al reforzamiento legal de mecanismos preventivos de disuasión de la violencia, así como a la extensión de procedimientos de acogida y ayuda para las víctimas y sus hijos.



jueves, 4 de enero de 2018

Diez ejemplos de injerencias rusas para quienes no creen en ellas

Sucede a veces que nuestra vida cotidiana está rodeada de conceptos familiares que trascienden las experiencias sensibles. Tal vez ni siquiera existen. Las “injerencias rusas”  son uno de esos ejemplos -misteriosas formas corpóreas dificilísimas no solo de pensar, también de reconocer-. ¿Existen? ¿No existen? ¿Nos interesa que existan? Si no existieran, ¿habría que inventarlas? Haciendo recapitulación de todo lo publicado en el año 2017 en la sección Política de El Captor, aquí van diez de los artículos en los que la sombra de una injerencia rusa hizo su macabra aparición. 1- ¿Quién produce las fake news? 2- Así se incendia España a través de un editorial 3- Quince mentiras del PP y el PSOE que pretenden tapar la crisis política de España 4- Cuando nuestros ideales fueron suicidados 5- Todo es una mentira permanente 6- España como una metáfora ferroviaria 7- Luto en la portada de ABC 8- El discurso con el que Susana Díaz quiere perder, perder y perder 9- ¡Viva España corrupta! 10- La ceremonia de la confusión mundial orquestada por Donald Trump

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miércoles, 3 de enero de 2018

31/12/2017 – El Día – Recalibrando

Hasta las elecciones de octubre, el programa económico del gobierno se concentraba en dos objetivos aparentemente desconectados; por un lado, el Ministerio de Hacienda procuraba bajar el déficit fiscal, cuya consecuencia directa es un crecimiento de la deuda externa que no puede durar para siempre. Por el otro lado, el Banco Central procuraba bajar la inflación con un programa de metas, que descansa en la tasa de interés como única bala para dominar las expectativas del mercado.

La estrategia principal de la cartera que conduce Nicolás Dujovne apostaba a eliminar el rojo de las cuentas públicas sin necesidad de hacer un ajuste ortodoxo del gasto, sino más bien sobre la base de que el crecimiento de la economía haría subir la recaudación, lo suficiente como para cerrar el agujero por completo en un plazo de seis años.

Algo de esto ocurrió efectivamente este año, puesto que desde el mes de julio los ingresos tributarios crecen por encima del gasto; algo que no había acontecido desde el 2003. Pero también es verdad que, Reparación Histórica mediante, el gasto social crece tan rápido que las rebajas en los subsidios, apenas alcanzan a compensar y por lo tanto muchos analistas, internos y externos, empezaron a poner en duda la capacidad del plan del gobierno para estabilizar la caja.

Mirando hacia Reconquista, donde se encuentra el bunker del Banco Central, también había dudas. Es realmente muy difícil bajar la inflación cuando al mismo tiempo el Gobierno está corrigiendo precios relativos (tarifazos) y dejando que por primera vez en mucho tiempo el dólar flote; algo para lo cual los argentinos no estamos aún preparados, tal y como lo demuestra el pánico que se apodera de la gente cada vez que el billete verde pega un saltito, con el que ni siquiera alcanza a la inflación.

Así y todo, los precios venían desacelerando y lo más importante, las expectativas de inflación en la calle, que releva todos los meses la Universidad Di Tella, también venían desinflándose a una velocidad de 5% por año.

Claro, como ese ritmo no era compatible con llegar al fin del mandato de Macri con 5% de inflación, las tasas de interés se mantenían muy altas y como consecuencia de ello, el dólar estaba grogui.

GOLPE DE TIMÓN

La primera advertencia de que algo no andaba bien llegó del propio Fondo Monetario, que en su última visita llamó la atención sobre la lentitud que imponía el gradualismo.

Luego se sumó la consultora internacional Standar and Poors, que ubicó a nuestro país entre las cinco economías más vulnerables ante un eventual endurecimiento de las condiciones financieras internacionales.

Es cierto que el temor del mercado sobre la reversibilidad de los cambios del nuevo gobierno, quedó desactivado con el resultado electoral que sepultó al kirchnerismo, pero el riesgo país, que bajo fuerte con el resultado de las PASO, no mostró mejoras ulteriores. El mercado simplemente seguía sin convencerse.

La primera sorpresa vino con el proyecto de reforma previsional. El gobierno siempre había dicho que el objetivo era mantener el gasto público constante en términos reales y que el déficit se cerraría con crecimiento, no con baja del gasto. Sin embargo, entre el consenso de los veintitrés gobernadores que firmaron el Pacto Fiscal y la Cámara de Senadores, se filtró la “picardía” de comerse un trimestre en la actualización de las jubilaciones, a la hora de calzar la formula vieja con la nueva, en el mes de marzo de 2018.

El empalme casi hace quebrar los bloques de Diputados que se agrupan en Cambiemos y hundió tanto las expectativas de los consumidores como la imagen del Presidente, en el mes de diciembre.

Contemporáneamente la cabeza del titular del Banco Central empezó a rodar en las versiones de los operadores que funcionan como fuentes de la prensa. Más poder para Marcos Peña, que solo necesitaba otras vacaciones de Macri en el sur, para llevarse puesto al hombre más fuerte del multicefalico equipo económico.

NUEVAS METAS

Llegó entonces el jueves, Peña puso contra el rincón a Sturzenegger y le quebró la voluntad. El anuncio incluso salió de la boca de Dujovne y no de la autoridad monetaria, como hubiera sido lógico. El Gobierno abandonaba la vieja meta del 10% y apuntaba a una inflación del 15% en el próximo año.

Si la meta se relaja, la primera consecuencia es que la política monetaria ya no será tan dura; en castellano: las tasas cederán (veremos cuanto…) y por consiguiente el dólar recupera un poco de oxígeno, tal y como sucedió en los dos últimos días hábiles.

¿Por qué hacen esto? En mi humilde opinión, porque desde Jefatura de Gabinete nunca entendieron cómo funciona el mecanismo de metas de inflación en un país que no tiene mercados financieros desarrollados y donde el crédito es minúsculo.

Sobreestimaron el impacto de la tasa de interés en el nivel de actividad, apostando a que una economía con menores tasas podía crecer más rápido. Al mismo tiempo subestimaron el efecto de la medida sobre las expectativas, sobre todo en lo referente al impacto del dólar en la confianza de los consumidores.

La prueba es que trascendió que el Ministerio de Trabajo, en coordinación con la nueva meta, buscará paritarias en torno al 15% pero con la novedad de que desalentará las clausulas gatillo. Un suicidio que solo se entiende si sale de la cabeza de alguien que piensa que los precios pueden frenarse en una mesa de dialogo.

La inflación tardará entonces un poco más en llegar a un dígito. El gobierno unifica el poder hacia dentro, pero pierde respaldo hacia afuera. Mal negocio.

fuente: ELDIA.com



martes, 2 de enero de 2018

Banco Popular: crónica de un rescate anunciado

Carlos Segovia en El Mundo ha publicado un documento interno del Popular en el que detallan la fuga de depósitos de más de 10 millones de euros los días antes a su intervención y nos permite hacer un análisis forense. Pero antes de entrar en detalle y responder a la pregunta de qué pasa con el Banco Popular que tantos españoles se hacen, echemos la vista atrás en el tiempo…

El nombre de banco deriva de la edad media cuando los judíos españoles tomaban depósitos y daban créditos en una banca fuera de las murallas. Había leyes de usura y doble moral cristiana, por eso no se permitía esas actividades dentro de las ciudades. Y para saltarse las leyes de la usura y no cobrar tipo de interés se vendía bienes a barata. Se firmaba un contrato de compra de un bien con pacto de venta con precios cerrados y la diferencia intrínseca era el tipo de interés. Así emitía Asientos Carlos I y así se siguen emitiendo hoy Letras del Tesoro. Y así burlan muchos bancos árabes hoy las leyes de usura.

Como explica mi compañero en la Universidad de Alcalá Pablo Martín Aceña en su artículo “Nada Nuevo Bajo el Sol” las crisis bancarias hoy siguen siendo por las mismas causas que en 1850. Los créditos de los bancos son a largo plazo y los depósitos a corto plazo. Si los bancos sufren una fuga de depósitos no tienen liquidez para atenderla y entran en banca rota. En la Edad Media le rompían la banca al banquero para que no pudiera tomar más depósitos. Hoy se anuncia la quiebra por internet.

1. ¿Quienes son los culpables de la quiebra del Banco Popular?

 

que pasa con el banco popular

Fuente (ElMundo.es): Este extracto de un informe interno de Banco Popular muestra el paralelismo entre la caída de la acción y la retirada de depósitos que condujeron a la pérdida de liquidez y a la resolución final del banco. La junta de accionistas tras la revisión de las cuentas marcó el principio del fin con una efímera remontada en la acción tras la presentación de los resultados del primer trimestre, pero la caída de depósitos fue imparable.

 

Antes de internet, las quiebras de bancos eran con colas en las sucursales y nos enterábamos por el telediario de la 1, que era la única cadena en nuestra querida España. Hoy el dinero se mueve electrónicamente desde el móvil y cientos de bancos han sido intervenidos en el mundo sin colas en las sucursales.

Este economista observador llevaba mucho tiempo advirtiendo de los problemas de solvencia de Banco Popular y fue acusado de agorero. El Banco de España obligaba a las entidades a publicar un informe de exposición al ladrillo y sus provisiones. Bastaba con subir el porcentaje de provisiones del Banco Popular a niveles de Santander o BBVA y faltaban 8.000 mill. Curiosamente la misma cantidad que tuvo que meter Santander para evitar la quiebra del Popular tras su intervención. Por lo tanto, los culpables de la quiebra son los que dieron esos créditos a promotores durante la burbuja que no cobraron y se quedaron con suelo cuyo valor era, en media, un 80% inferior a la deuda.

Yo soy cliente del Popular y mantuve mis depósitos. Mucha gente me preguntó si había que sacarlos y les dije que estaban cubiertos por el seguro de depósitos y que sacar el dinero por pánico podría provocar una quiebra desordenada y contagiar al resto del sistema. Eso fue lo que provocaron Rajoy y Guindos en 2012 con la intervención de Bankia y por eso tuvieron que pedir un rescate internacional por primera vez en España desde 1960.

2. Un tercio del dinero del Banco Popular lo sacó la Tesorería de la Seguridad Social

Por eso debo reconocer que me ha sorprendido leer la lista forense de la fuga de depósitos. La mayor sorpresa es que un tercio del dinero lo sacó la Tesorería de la Seguridad Social. Las empresas y las instituciones no están protegidas por el Fondo de Garantía de Depósitos. Para evitar riesgos de impago hay un mercado muy desarrollado de repos.

Un repo es un préstamo a Barata, igual que el que concedían los judíos en la Edad Media, en el que le prestas al Banco Popular con la garantía de un bono de deuda pública. Si el Popular quiebra te quedas con el bono y el dinero de los pensionistas está protegido.

 

qué pasa con el banco popular

Fuente foto: ULY MARTIN (El País)

La ministra Báñez debería comparecer urgentemente en el Congreso para explicarnos si esa enorme cantidad de dinero efectivamente estaba en un depósito sin garantías. Si es así ¿cómo es posible que con el dinero de nuestros pensionistas sea posible que se asuman estos riesgos totalmente innecesarios con una entidad con dudas de solvencia existiendo el mercado de repos?

La ministra además tiene que explicar si ella autorizó un movimiento tan brutal de fondos. Y si De Guindos la había informado de la intervención del Banco Popular. Que los ciudadanos en masa por pánico provoquen la quiebra de un banco es un problema, pero que lo haga el gobierno es de juzgado de guardia. Es como poner a un pirómano a cuidar los montes.

2.1 Luis de Guindos y el Banco de España consiguieron un trato de excepción para el Banco Popular

Popular debió ser rescatado en 2012 y debió pasar activos dañados al banco malo. Sorprendentemente Guindos y el Banco de España consiguieron un trato de excepción para Banco Popular con respecto al resto de bancos con problemas durante el rescate. Cinco años después a este economista observador le sorprendió la improvisación durante esa semana, tanto del Banco de España como del Gobierno. Tras el rescate de 2012, no habíamos aprendido nada. Me sorprendió aún más en un viaje a Bruselas (unos días antes) comprobar que la MUR no tenía protocolos de intervención claros de la entidad.

Me sorprendió muchísimo más que a la vez que Bruselas obligaba a liquidar al Popular, permitía al gobierno Italiano intervenir Monti de Paschi con dinero público y evitando la intervención de la MUR que obliga a hacer quitas a los bonistas y depositantes no cubiertos por el Fondo de garantía.

2.2 A Rajoy en Bruselas le llaman la cuchara: ni pincha, ni corta

 

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Los italianos han conseguido hacer el rescate de sus bancos bajo su control y España -como sucedió en 2012- es una cobaya con la que los funcionarios de Bruselas experimentan sus procedimientos de intervención.  Somos la cuarta economía de Europa pero a Rajoy en Bruselas le llaman la cuchara: ni pincha, ni corta.

Por fortuna, España pertenece al euro y nuestros bancos pueden acceder a liquidez ilimitada en el BCE a tipos del 0%. Tenemos un seguro de depósitos que evitó una fuga de depósitos minoristas que habría agravado la crisis. Estas dos medidas no existían en la Edad Media ni el siglo pasado, y han evitado otra crisis bancaria en España que habría provocado de nuevo contracción de crédito y más desempleo.

Otro cambio es tener dos grandes bancos como Santander y BBVA. Es un problema en caso de que esos bancos tengan problemas, ya que el gobierno con su deuda pública tendría problemas para rescatarlos.

Por eso los economistas priorizamos el desarrollo de unión bancaria europea y por eso somos tan críticos con la chapucera intervención del Banco Popular por parte de la MUR y del BCE. Pero en este caso, tener un banco como el Santander, que en pocos días puede hacer una ampliación de capital de 8.000 mill captando ahorro internacional para inyectarlo en el Banco Popular, ha evitado otra crisis económica.

3. Los contribuyentes ya hemos pagado 500 mill del crédito fiscal que Guindos y Rajoy avalaron al Popular en 2012

Hoy sabemos que BBVA pidió garantías en caso de pérdidas. Así se compró Catalunya Caixa, y Santander accedió a quedarse la entidad sin exigir garantías y sin hacer una due dilligence en profundidad como exige el propio BCE y las reglas de estabilidad bancaria y financiera. El problema ahora es si Santander saca rentabilidad a esos 8.000 mill invertidos. Pero eso es un problema de sus accionistas, no de los contribuyentes.

Los contribuyentes ya hemos pagado 500 mill del crédito fiscal que Guindos y Rajoy avalaron a Popular en 2012. Por lo tanto, como advirtió este economista observador, es falso que el rescate del Banco Popular no haya costado nada a los contribuyentes. Con 500 mill, por ejemplo, el estado podría modernizar y adecuar las vías que conectan el puerto de Algeciras por donde pasa la gran autopistas del comercio mundial con Europa, lo cual aumentaría la competitividad de nuestra industria y permitiría aumentar el empleo y los salarios de los trabajadores.

Queda aún pendiente saber si los contribuyentes españoles tendremos que pagar parte de la quiebra como piden los accionistas y bonistas del Popular por negligencia en la supervisión e intervención del Popular. Viendo el precedente de Bankia lo prudente es ser pesimistas al respecto.

4. Qué pasa con el Banco Popular, sí, pero también merecemos respuestas a más preguntas

Pero eso es pasado y, como siempre digo, ya no tiene solución. De los errores de Banco Popular tenemos que sacar lecciones o estaremos condenados a repetirlos. ¿Hay más entidades infraprovisionadas? ¿Cuál es el plan del BCE, Banco de España y Gobierno para ellas?

Si hay que intervenirlas ¿qué mejoras se han aprobado en la MUR para evitar otra chapuza como la de Popular? ¿Sabía Báñez que el Popular iba a ser intervenido cuando la Seguridad Social sacó el dinero?

¿Está autorizado que la Tesorería de la Seguridad Social invierta una cantidad tan elevada en depósitos sin garantía los ahorros para pagar las pensiones? ¿Cómo es posible que mucha gente, incluido colegas economistas, siga diciendo que el PP gestiona bien la economía?

 

blog josé carlos díez

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