miércoles, 31 de mayo de 2017

“Normalizar” los salarios

José-Ignacio Conde Ruiz (@conderuiz) y  Marcel Jansen (@mjansen_madrid)

Esta es un versión ampliada del artículo publicado originalmente en la Revista Alternativas Económicas.

Piedras-en-equilibrio-485x322Tras años de duros ajustes ha llegado el momento de normalizar los salarios. El último en reconocerlo fue el ministro de Economía Luis De Guindos. En una reciente entrevista, el ministro certificó el fin de la necesidad de ajustes salariales para salir de la recesión. Sin embargo, al mismo tiempo el ministro advierte de los riesgos que un crecimiento excesivo e indiscriminado de los salarios podría tener sobre la creación del empleo. Entonces, ¿Cuáles son las pautas para una senda adecuada de los salarios?

Como punto de partida conviene recordar que los ajustes salariales han jugado un papel importante en la recuperación. No solo permitieron una mejora notable en la competitividad de nuestras empresas, sino también contribuyeron a la intensa creación de empleo experimentada en los últimos años. Sin embargo, la crisis del empleo aun no esta superada. Seguimos lejos de los niveles de empleo de antes de la crisis, y tenemos la segunda tasa de desempleo más alta de Europa superando el 18%. En este contexto la moderación salarial sigue siendo una necesidad.

En segundo lugar, y quizá lo mas importante, España tiene que evitar los errores del pasado. En el futuro las subidas salariales deberán ser diferenciadas teniendo en cuenta la situación particular de cada empresa y sector. Una de las principales causas de la pérdida de competitividad en el periodo previo a la crisis fueron las subidas generalizadas en los salarios, indexados automáticamente a la inflación y con escasa relación con la evolución de la productividad a nivel de las empresas. Si a esta práctica le añadimos que en dicho periodo sufrimos una inflación superior a la media europea, es fácil entender los efectos negativos sobre nuestra competitividad en un mundo cada vez más globalizado. En el futuro, las subidas salariales deben tener en cuenta la situación particular de cada empresa y sector. Así, por ejemplo, para las empresas que siguen en pérdidas los convenios colectivos no deberían imponer aumentos en el poder adquisitivo de los trabajadores. Para el resto de las empresas sí puede haber margen de mejora siempre y cuando haya mejoras en la productividad, pero incluso para estas empresas seguirá siendo aconsejable la moderación salarial para estimular la demanda de trabajo.

La renovación del pacto sobre los salarios entre los sindicatos y la patronal, pendiente desde hace meses, sobre la base de estos dos principios ofrecería la mejor garantía para una senda adecuada de los salarios. Además, los interlocutores sociales harían bien en recuperar la formula para la revisión de los salarios que pactaron en 2012. Aquel acuerdo ligaba la revisión de los salarios a la evolución del IPC en el resto de la euro zona para evitar una posible pérdida de competitividad debido a un repunte en la inflación en España.

La renovación del pacto salarial sería sin duda una buena noticia y prueba de que la negociación colectiva sigue gozando de buena salud. Sin embargo, la normalización de los salarios no sería completa sin algunos cambios en la reforma laboral de 2012 y sin la inclusion de medidas para mitigar el aumento en la desigualdad y la pobreza laboral.

La reforma laboral de 2010 modernizó el sistema de negociación colectiva al dar mayor relevancia a la negociación a nivel empresa, pero también causó un desequilibrio en el proceso de negociación salarial dotando de excesivo poder en dicho proceso a las empresas.  El ejemplo más claro lo constituye  la reforma del Art. 41 del Estatuto de los Trabajadores que permite cambios unilaterales en el nivel de los salarios. Es posible que  durante la crisis, éste mecanismo haya permitido el rápido ajuste de salarios en muchas empresas, pero ha llegado el momento de  suprimirlo o limitarlo. En cambio, se debería mantener la prioridad aplicativa de los convenios de empresa. Estos se adaptan mejor a las necesidades de las empresas que los convenios sectoriales y para evitar abusos solo hace falta hacer cumplir la legislación actual.

Por último,  es importante tener en cuenta que tanto la desigualdad salarial como la pobreza laboral han alcanzado cotas insostenibles. Este tema ha sido crucial en el blog como muestran las magníficas entradas recientes de LibertadSam o Floren. Algunos culpan exclusivamente la reforma laboral, pero un análisis cuidadoso de los datos revela que la desigualdad salarial empezó a crecer mucho antes de 2012 debido a la fuerte reducción en las condiciones laborales de los contratos temporales. Estos contratos se han precarizado hasta límites insospechados a través de reducciones de horas, de su duración, e incluso de su remuneración. Por tanto, la dualidad de nuestro mercado laboral y no la reforma laboral es el principal problema. Sin voluntad de adoptar medidas para erradicar la dualidad, normalizar los salarios es una mera quimera, que ni con una mejora de la reforma laboral, ni con subidas en el salario mínimo seremos capaces de solucionar.



Carta abierta a Cristina Fernandez de Kirchner

Señora presidenta, le escribo estas líneas a partir de la exteriorización de su propuesta económica en una entrevista que le hicieron recientemente en C5N.

Creo que compartimos muchos valores y que ambos queremos una sociedad plena de oportunidades y derechos, donde cada persona pueda elegir libremente su futuro, sin que la lotería del nacimiento limite sus posibilidades de desarrollo. Honestamente pienso, sin embargo, que el camino que usted conjetura que conduce a ese destino, profundizará nuestro subdesarrollo y cristalizará una sociedad desigual que multiplica las villas y fragmenta cultural y educativamente a la población, dejando a un tercio de la población infradotada para enfrentar los retos de la sociedad del conocimiento y la información.

La escuché decir que Macri “está provocando hambre, cierre de fábricas y endeudamiento fenomenal, además de una inflación galopante”

Me acordé entonces de su visita a Harvard, cuando un estudiante le consultó sobre la inflación y usted le retrucó con una obviedad; “si la inflación fuera de 25%, el país estallaría por los aires”. Confieso que en esa oportunidad le creí. Imaginé entonces que usted realmente confiaba en los números del INDEC y que por lo tanto estaba francamente convencida que el índice de precios subía menos de 10% por año y que por lo tanto los salarios reales crecían al 15% anual. En esa misma línea de razonamiento la posibilidad de una pobreza del orden del 5% se tornaba verosímil.

Por supuesto prácticamente nadie, ni siquiera los economistas de su propio partido, se toma en serio aquellos números. La verdad es que, usando el índice de precios de las direcciones provinciales de estadísticas no intervenidas por el INDEC, la inflación acumulada en sus doce años de gobierno fue del 514%, promediando una tasa de 25,4% anual. En particular, en sus últimos 12 meses de mandato los precios subieron 27,7%. Entonces no veo cómo puede catalogar de “galopante” a una inflación que este año, según el consenso de los analistas (ver acá) rondará el 21,2%, bien por debajo de la que tuvo usted en 7 de los 8 años que gobernó.

Tampoco es cierto que en materia de pobreza este gobierno sea, hasta ahora, distinto del suyo. Según el último informe del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata (CEDLAS), de hecho, el crecimiento de la pobreza producto de la devaluación del 2016 fue incluso menor que el que se produjo en la devaluación del 2014 y de acuerdo al último dato disponible, la pobreza es incluso menor ahora (30,2%) que en 2015 (30,5%).

Un capítulo aparte merece el tema del endeudamiento. Usted ha logrado confundir a mucha gente tirando cifras estrambóticas al aire. Lo cierto es que la deuda creció 35.000 millones durante 2016 (ver acá  y aca ) y casi 10.000 fueron producto de la regularización del 7% que no habían entrado en los canjes del 2005 y 2010 (los famosos Buitres). Puesto que el crecimiento de la deuda es consecuencia de la porción del déficit fiscal que no es financiado con emisión monetaria, nunca puede ser superior al agujero financiero del Sector Público Nacional.

Es muy importante entender esto, porque la deuda es la contracara del déficit. Déjeme decirlo más claramente; sin déficit fiscal, no hay endeudamiento. Señora Presidenta, usted asumió su gobierno con las cuentas públicas equilibradas y según este informe del IARAF , se fue con un rojo de 5,3% del PBI, que escala a 8,3% si no se cuenta el dinero que le transfirió la ANSES y el Banco Central, en concepto de rentas de la propiedad.

Por lo tanto, señora, la deuda continuará creciendo en la medida que persista el déficit y aquí comparto la preocupación con el gradualismo del actual gobierno. Yo hubiera sido mucho más duro con el recorte de los subsidios económicos. Realmente al gobierno le está costando mucho explicarle a la sociedad que hay que pagar lo que se consume y que los subsidios solo deben mantenerse en la medida necesaria para ayudar a los que no pueden. Que el Estado nos pague una parte de la factura de la luz y el gas a usted o a mí, cuando ambos podemos pagarlo, es una verguenza habiendo 30% de la población bajo la línea de la pobreza.

En síntesis, el déficit fiscal heredado de su gestión, solo puede financiarse con emisión monetaria (que genera inflación y castiga a los más pobres) o con deuda. En economía no se puede hacer magia. Entonces si a usted le preocupa el endeudamiento, debe explicar como propone financiar el déficit o qué medida de ajuste sugiere para cerrar el rojo de las cuentas públicas.

Encima oí que proponía bajar tarifas y que quiere un Estado más grande. Esas medidas multiplicarán el déficit, produciendo más emisión monetaria o más endeudamiento, salvo que opte por subir los impuestos. Le adelanto que, si quiere reponer las retenciones mineras, solo conseguirá financiar el 1% del déficit actual (unos 5.000 millones de pesos) y deberá pelearse con los gobernadores de su partido, que fueron los que le pidieron al presidente que elimine ese impuesto. Por otro lado, si sube las retenciones al campo volverá a quedarse sin dólares, como ya le ocurrió en 2011, cuando se vio obligada a poner el cepo.

Pero además, llamemos a las cosas por su nombre señora; sin atraso previo en las tarifas no podría haber tarifazo. Si ustedes hubieran asumido la responsabilidad de actualizar las tarifas en sintonía con la inflación, no se habría producido el desabastecimiento energético que fue uno de los grandes responsables de la escasez de divisas. Es una irresponsabilidad plantear que volverán a congelar tarifas, o peor aún, a retrotraer aumentos. Evidencia en el mejor de los casos una espectacular demagogia y en el peor escenario una gestión negligente.

Nobleza obliga; estoy de acuerdo con usted en que es injusto (y agrego que resulta profundamente ineficiente) que la factura de agua dependa de los metros de frente o del barrio en que está la vivienda y no de la cantidad de litros consumidos. Me llama la atención, no obstante, que tenga tan claro ese principio de justicia y no lo haga extensivo a la luz y el gas.

Economía de mercado vs economía dirigida.

Mi preocupación más grande Señora Presidenta, fue cuando la escuche plantear que proponía “elaborar una legislación sobre la construcción de valor en toda la cadena alimentaria” y en particular cuando dijo que “a veces, tienen que pasar cosas como lo que estamos viviendo para poder intervenir más fuerte en el mercado”.

Me vino a la memoria entonces el decreto 8331 del entonces Presidente Hugo Chavez (ver acá) en cuyos considerandos plantea que “Los abusos flagrantes del poder monopólico en muchos sectores de la economía han originado que la base de acumulación de capital se materialice en los elevados márgenes de ganancia que implica el alza constante de precios sin ninguna razón más que la explotación directa e indirecta del pueblo”, en sintonía con la ley 26.691 conocida como Ley de Abastecimiento,  que modifica a la Ley originaria sancionada en junio de 1974 cuando la financiación monetaria del escandaloso déficit fiscal tornaba estériles los intentos heterodoxos por bajar la inflación y el gobierno pensó que podía fijar los precios y simultáneamente gobernar las voluntades de los productores y los consumidores.

Me preocupa porque su idea breva de las aguas turbias del desconocimiento sobre los procesos de formación de precios en una economía de mercado, al tiempo que demuestra una notable distancia con la realidad de los productores que participan todos los días del proceso de formación de precios.

Recuerdo cuando en la década del 90 empezaron a ser negocios los parripollos. Luego vendría el turno de las canchas de paddle, y finalmente seríamos testigos del brote de locutorios que trasmutaron luego en cybers. La gente no es idiota y hay muchas personas buscando todos los días la más mínima oportunidad de negocios, para poder aprovecharla y ganar dinero. Si usted cree que los precios son altos en nuestro país porque en algún eslabón de la cadena se acumulan ganancias extraordinarias, ¿no le parece raro que en ese segmento del negocio no haya una avalancha de personas buscando ganar más dinero?

Cuando sospecha de un productor usurero ¿no se da cuenta que si fuera tan espectacular el negocio de ese campesino, veríamos crecer las quintas como vimos las canchas de paddle?. Cuando apunta a un intermediario del transporte, ¿no imagina que si tuviera ganancias extraordinarias habría cientos de personas comprando camiones para beneficiarse de ese mismo negocio? Finalmente, a la hora de especular con que los culpables son los supermercados, ¿no sospecha de la quietud del negocio? ¿no le parece raro que no estén proliferando hipermercados en todos los barrios?

Señora Cristina, los precios son altos en Argentina porque los impuestos son escandalosos, porque el sistema financiero es subdesarrollado y porque los salarios que se pagan en nuestro país son mucho más altos que los que cobra un camionero, un repositor o un cajero en cualquier país limítrofe. Si después de todo eso, persisten beneficios extraordinarios en alguna actividad, es porque no hay suficiente competencia y porque existen trabas al ingreso o salida de productos y productores.

La realidad es que ninguno de nuestros países limítrofes tiene las regulaciones e intervenciones que propone y sin embargo todos tienen precios razonables. Paradójicamente, en el único lugar en el que funcionan experimentos como el que usted tiene en mente, hay escasez de lo más elemental y los venezolanos pelean por un rollo de papel higiénico o, peor aún, por un paquete de frijoles, mientras naufragan en las olas de la hiperinflación.

Por supuesto, esto no quiere decir que las empresas no necesiten un marco regulatorio moderno, con controles gubernamentales y con la garantía de que se penalicen los abusos de posición dominante y se aplique la ley de defensa del consumidor, como ocurre en Europa o en los Estados Unidos, pero por favor entienda que los precios son resultados de las condiciones de oferta y demanda, conjuntamente con la estructura de los mercados. Nunca los precios pueden reflejar un acto de voluntarismo de un funcionario o un ministerio que pretenda dirigir la economía, porque los productores y consumidores reaccionarán en consecuencia.



martes, 30 de mayo de 2017

Falta de sueño y pérdidas de productividad

somni4por Joan Costa Font

N.E: Una versión, diferente, en inglés, de este post se publicó en voxeu

El número de horas que duerme la persona promedio se viene reduciendo en la mayoría de países europeos, pero todavía ignoramos sus efectos sobre la actividad económica y el rendimiento económico. España, en particular, se posiciona entre los países de Europa que menos se duerme.

Entre los factores importantes que lo explican está el ‘reloj biológico’, esto es, el hecho que la temperatura nocturna tiende a ser más elevada que en otros países y, además, la mayor exposición a horas de sol. Por otra parte, también se puede argumentar que en países mediterráneos el ‘reloj social’ no está pensado para que la población alcance las horas idealmente necesarias  (entre 7 y 9). Entre los factores que afectan al reloj social están los horarios poco racionales (e.g., se empieza a trabajar temprano y se acaba tarde, aunque se interrumpa la jornada), el ruido y, finalmente, el acceso 24 horas al día a la tecnología de información y el entretenimiento. En muchos casos, ni siquiera somos conscientes del efecto del ‘reloj social’, ya que forma parte de nuestras rutinas desde siempre (especialmente si uno no ha vivido en otros países diferentes). Finalmente, en otros casos, la deficiencia de sueño nos puede venir  como consencuencia de motivos "menos" predecibles o anticipables. Por ejemplo, los cambios en el sueño derivados de tener hijos (si bien alguno/as son más eficientes en tomar el sueño que otros), o la fiesta no anunciada del vecino del vecino.

El caso es que la falta de sueño es provoca un estado de fatiga que puede socavar significativamente el rendimiento económico. La privación del sueño en general, incluso cuando es moderada, resulta ser perjudicial para los comportamientos de empleo.  Sin embargo, la cuestión de si dormir es una actividad productiva o no ha recibido una atención muy limitada en la investigación económica hasta el momento.

Se puede afirmar que el sueño suele pasarse por alto en los modelos económicos de uso o distribución del tiempo, y ello a pesar de sus obvios efectos restauradores sobre la salud humana, la plasticidad cerebral y el bienestar emocional. Tampoco las recomendaciones de política económica a menudo tienen en cuenta la importancia del sueño. Frecuentemente asumen que simplemente escogemos entre trabajo y ocio, y poco más. Claro está que hay algunas excepciones como el trabajo de Biddle y Hamermesh (1990) donde utilizan datos de distribución del tiempo de la encuesta sobre el uso del tiempo. Dichos autores estiman que un aumento de una hora en el trabajo remunerado reduce el sueño en 10 minutos y, más generalmente, revelan el efecto del coste de oportunidad del sueño sobre los salarios. Mas recientemente, Hamermesh et al (2008) estudian el efecto de programas de televisión y la luz solar sobre el sueño y la coordinación.

Otros estudios analizan el efecto del ingreso y la educación. Por ejemplo, se observa una asociación entre ingreso y sueño (Gardner et al., 2010), que desaparece cuando uno controla por diferencias en salud y otras características individuales. Antillon et al. (2014) examinan el efecto del desempleo sobre el sueño y encuentran pruebas de que el sueño es anti-cíclico. Finalmente, Gibson y Shrader (2015) también con datos de uso del tiempo de EEUU de sección cruzada estiman que el efecto a corto plazo de una reducción del sueño de una hora sobre los salarios es del 1,5% y a largo plazo del 5%. La ventaja de los datos de EEUU es que uno puede utilizan los cambios de huso horario como experimentos ya que el cambio de hora no coincide con los cambios en exposición a la luz. Pero las estimaciones que se obtienen no permiten ser interpretadas como efectos individuales.

El sueño de los hijos como un experimento

En mi investigación con Sara Fleche hemos analizado  los efectos del sueño sobre el empleo utilizando datos del Reino Unido (Costa-Font y Fleche, 2016) . Para estimar el efecto del sueño en el empleo, necesitamos una fuente de variación exógena del sueño de las personas, y la encontramos en la variación del sueño de sus hijos (o así lo creemos después de múltiples test de robustez y de analizar mecanismos alternativos). En particular, analizamos los cambios en el sueño de padres e hijos en 14.000 familias británicas desde practicamente el parto hasta los 25 años. La base de datos contiene información muy precisa sobre la calidad del sueño del niño, incluyendo si el niño se despierta durante la noche, el tiempo de sueño y el sueño diurno, así como las rutinas de sueño del niño y los factores ambientales que influyen en la calidad del sueño. Podemos entonces relacionar estas medidas con medidas objetivas y subjetivas de la calidad del sueño de los padres, incluida la duración media del sueño, y si la madre o el padre sienten que han dormido suficiente. Otra ventaja es que los datos nos proporcionan información sobre las características del empleo materno y paterno, incluyendo la situación laboral, el número de horas trabajadas, la satisfacción en el trabajo y los ingresos de los padres de manera longitudinal.

Las figuras 1 y 2 muestran la asociación entre dos resultados de empleo (tanto la probabilidad de empleo de la madre como su ingreso familiar) sobre el número de veces que el niño se despierta por la noche para una muestra de 10.000 niños. En ambos casos, las cifras muestran una fuerte y robusta relación negativa. Lo que nos lleva a confirmar que la relación entre el sueño y el  se produce a través de los canales esperados: (i) la calidad del sueño del niño es un factor importante en la calidad del sueño de los padres;  (ii) la calidad del sueño de los padres está fuertemente correlacionada con el empleo de los padres, las decisiones sobre el tiempo de trabajo y el ingreso.

Figura 1 Relación entre probabilidad de empleo y número de veces que el hijo/a se levanta por la noche

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Figure 2 Relación entre renta del hogar y número de veces que el hijo/a se levanta por la noche

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Nuestros resultados indican que una mejora de una hora en la duración media del sueño nocturno de la madre aumentaría la probabilidad de empleo en 4%, el número de horas trabajadas en un 7%, el ingreso familiar en un 11% y, finalmente, la satisfacción laboral, aunque esta última en menor medida. Estas estimaciones varían en función de la educación de la madre y se reducen significativamente cuando la madre tiene una elevada calificación laboral.

Así pues, dormir importa,..

Dormir bien o no tiene consecuencias más allá de la experiencia de bienestar de las personas. Es un factor determinante del empleo y, nuestras estimaciones parecen sugerir que el sueño merece algo más de atención al diseñar las políticas económicas. Quizás algunos países podrían mejorar su productividad simplemente racionalizando los horarios laborales para evitar perder horas de sueño, flexibilizando los contratos laborales que permitan acomodar los efectos de una mala noche (por ejemplo con una jornada más larga otro día). Otra implicación es que, ceteris paribus, dados los efectos del sueño sobre la productividad y los ingresos, los trabajadores con hijos pequeños deberían tener alguna compensación ya sea económica o en términos de tiempo. Nuestra investigación actual, con Ricardo Pagan precisamente aborda esta última cuestión con más detalle, así como los efectos económicos y sociales, más allá de los laborales.  Ya os contaremos...



lunes, 29 de mayo de 2017

Las “carreteras parlamentarias”, o la utilización de la inversión pública con objetivos electorales en la España del XIX

Alfonso Herranz-Loncán, Marta Curto-Grau y Albert Solé-Ollé

En diversas ocasiones en Nada es Gratis se ha hablado del derroche que representa dedicar recursos a proyectos con una rentabilidad social nula o negativa, como algunas líneas de AVE o algunos aeropuertos (por ejemplo aquí y aquí). Gerard Llobet y Ginés de Rus decían en el segundo de estos posts que en España tenemos “aeropuertos peatonales, carreteras sin uso y autopistas en quiebra”. Lamentablemente, no es algo nuevo en la historia de España. Durante todo el siglo XIX el Estado a menudo subvencionó ferrocarriles infrautilizados y construyó carreteras de dudosa utilidad. En un Real Decreto de 1886, el propio gobierno reconocía que había “dos, tres y a veces cuatro carreteras sirviendo superabundantemente los mismos intereses públicos y otras recorriendo desiertas comarcas, con tan elevado coste de construcción (que sería) bastante para dilatarla en terrenos más fértiles y poblados”.

En una investigación reciente intentamos averiguar si detrás de esas inversiones cuestionables hubo cálculos de estrategia política. En nuestro trabajo nos centramos en el análisis del gasto estatal en carreteras entre 1880 y 1914. Esos fueron los años dorados de las llamadas “carreteras parlamentarias”. Gracias a la indefinición del Plan de Carreteras de 1877, el Parlamento español tuvo durante esa época total libertad para ratificar proyectos de carreteras sin analizar previamente su idoneidad, lo que se tradujo en la aprobación de más de 1000 leyes sobre carreteras individuales, equivalentes a 40.000 kilómetros de carreteras proyectadas entre las que no se establecía ninguna priorización clara. La locura llegó al máximo en el ejercicio de 1895-96 en que se aprobaron nada menos que 313 nuevas leyes. Ello daba una enorme libertad a los gobiernos para escoger la distribución territorial de la inversión en la red, que no tenía por qué seguir criterios de racionalidad económica.

La pregunta de partida de nuestro estudio era si, en el contexto descrito, la distribución del gasto en carreteras podría explicarse, al menos en parte, a partir de la dinámica parlamentaria y el cálculo electoral. En concreto, nos planteábamos si las carreteras parlamentarias actuaron como pork barrel, es decir, como un recurso utilizado por los partidos para asegurar su poder, repartiéndolo entre los distritos electorales. La influencia del cálculo electoral en la distribución territorial de la inversión en infraestructuras está bien documentada para nuestro país en las décadas recientes (por ejemplo aquí), pero a algunas personas les puede sorprender que la quisiéramos aplicar a la España de finales del siglo XIX, dado el carácter escasamente democrático del sistema parlamentario español de la época. En ausencia de una democracia real, si los resultados electorales estaban manipulados y eran fraudulentos, ¿qué necesidad había de usar el gasto en carreteras para atraer el voto local?

La mejor prueba del carácter escasamente democrático del sistema parlamentario español de finales del XIX y principios del XX es el gráfico siguiente, donde mostramos, para cada una de las elecciones al Congreso que tuvieron lugar entre 1879 y 1910, el porcentaje de diputados electos que pertenecían a cada uno de los partidos hegemónicos, el conservador y el liberal, y al resto de partidos políticos con representación parlamentaria. Aparentemente, según el gráfico, la mayoría del electorado cambiaba sistemáticamente el signo de su voto en cada elección. En realidad, lo que reflejan dichos resultados es el acuerdo entre los dos principales partidos para turnarse en el poder, con la connivencia de la Corona. El turno fue el recurso que idearon los líderes políticos de la Restauración borbónica de 1874 para garantizar la estabilidad del régimen y evitar la sucesión ininterrumpida de golpes de Estado y conflictos políticos violentos que habían caracterizado las etapas anteriores. Antes de cada elección, el Rey o la Reina regente encargaban formar gobierno al líder del partido opositor, quien convocaba las elecciones y elaboraba al mismo tiempo el mapa de los resultados electorales esperados (el encasillado), que siempre garantizaban su control del Congreso. Una vez convocadas las elecciones, los candidatos del gobierno y todo el aparato de la Administración se volcaban en conseguir (y finalmente conseguían en buena medida) hacer realidad lo previsto en el encasillado.

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Sin embargo, la falta de autenticidad democrática del sistema no significaba que los resultados electorales pudieran ser manipulados sin ninguna restricción desde el gobierno. El Estado español de la época tenía pocos recursos a su alcance, y una limitada capacidad de control de su propio territorio. Ganar las elecciones exigía un esfuerzo considerable de persuasión de las elites locales de cada provincia (los llamados “caciques” y su aparato clientelar), que eran las que podían ejercer una influencia directa sobre los resultados electorales por vías como el fraude, la coacción, la compra de votos, etc. Las elites locales estaban dispuestas a respetar el turno de partidos y a aceptar lo previsto en el encasillado mientras obtuvieran algo a cambio. Y las “campañas” electorales de la época consistían básicamente en un aluvión de promesas de favores por parte de los candidatos a la población local: favores individuales (exención del servicio militar, ofertas de trabajo, retirada de multas,…) y, sobre todo, favores colectivos (carreteras, ferrocarriles, pantanos, escuelas, mercados, reducciones de la carga fiscal,…).

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En 1893 Francisco Silvela, que sería posteriormente líder del partido conservador, fue acusado en el Congreso de haber obtenido su escaño con métodos fraudulentos. Su respuesta, aunque no deja claro si cometió fraude o no, refleja bien la magnitud de la tarea que debían asumir los candidatos para vencer en las elecciones: “allí me votan porque en el período de las Cortes anteriores he contestado a todas las cartas que de mi distrito he recibido: me he puesto a la disposición de todos los electores para ir a los Ministerios, y he obtenido para ellos una porción de favores, valiéndome de la situación en que me encontraba”. Así pues, Madrid era el gran mercado político, donde los diputados intentaban obtener favores para sus distritos para así reforzar su posición electoral. De hecho, esa dinámica terminó por minar el propio sistema del turno, ya que, cuando un candidato demostraba su capacidad para conseguir favores en el mercado madrileño, su distrito acababa eligiéndolo sistemáticamente en todas las elecciones, en lugar de cambiar de diputado (y de partido) en cada convocatoria electoral. Esos candidatos estables, cuya elección reiterada no respetaba el turno, se conocían en la época como diputados propios.

En nuestro trabajo analizamos si los recursos invertidos cada año en las carreteras de cada provincia guardaban alguna relación con los resultados de las últimas elecciones al Congreso. Nos planteamos dos posibles vías de influencia. En primer lugar, analizamos la posibilidad de que algunos diputados, por su experiencia o su posición de liderazgo en el partido, fueran especialmente hábiles a la hora de conseguir recursos para sus distritos. En segundo lugar, nos planteamos si los recursos recibidos por cada territorio guardaban alguna relación con su grado de adaptación al turno. Quizá el gobierno podría haber decidido castigar a los distritos “rebeldes” (los que no se adaptaban al turno) con menos recursos. O quizá, por el contrario, volcaba más recursos en esos distritos con el objetivo de atraerlos de nuevo al sistema.

Los resultados de nuestro análisis eran claros en lo que respecta al primer grupo de factores. Los diputados con posiciones de liderazgo en sus partidos y los diputados propios (escogidos de forma reiterada por el mismo distrito, independientemente del turno) se mostraron más capaces que la media a la hora de atraer inversiones a sus distritos, lo que probablemente explica su victoria elección tras elección. En cambio, en contraste con este patrón, que se mantuvo constante a lo largo del periodo estudiado, la relación entre el grado de adaptación al turno y los recursos recibidos por cada provincia fue más variable y compleja. Durante los años 80 y primeros 90 del siglo XIX los gobiernos invirtieron menos recursos en las provincias que se resistían a adaptarse al turno. En cambio, a partir de finales de la década de 1890 se generalizó la situación contraria: las provincias más “rebeldes” recibieron mayor inversión pública.

¿Cómo explicar esa estrategia variable de los gobiernos de la época? Probablemente el cambio que se observa en los años 90 tenga mucho que ver con el inicio de la crisis del sistema político de la Restauración, una crisis que acabaría por volverse incontrolable a partir de la Primera Guerra Mundial, y que degeneraría en la primera de las dos dictaduras militares españolas del siglo XX, la de Primo de Rivera. Los motivos de la crisis fueron diversos: se pueden mencionar entre ellos la pérdida de las últimas colonias en 1898, que restó legitimidad a la monarquía, o el establecimiento del sufragio universal masculino en 1890, que hizo que el proceso electoral fuera aún más difícil de controlar que antes. No obstante, hay que destacar sobre todo dos grandes corrientes de fondo: una externa al sistema parlamentario y otra interna al mismo. La externa fue la lenta pero imparable modernización del país, reflejada en la urbanización creciente, la extensión del movimiento obrero y la difusión gradual de la democracia de masas y de los nuevos partidos de izquierdas y nacionalistas. De forma muy lenta y gradual, en las ciudades los procesos electorales comenzaron a ganar en autenticidad, hasta ser en muchos casos imposibles de controlar por las elites locales. La corriente interna, por su parte, tiene que ver con la consolidación en un número creciente de distritos de diputados propios, imposibles de desplazar de su escaño debido a su arraigo local. Como consecuencia de ambos procesos, la capacidad de los gobiernos del turno para determinar la composición del Congreso se fue reduciendo con el tiempo, y la presencia en el Congreso de la oposición dinástica (los liberales bajo gobiernos conservadores o los conservadores bajo gobiernos liberales) y de los partidos minoritarios fue creciendo de forma imparable, como refleja el siguiente gráfico.

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La creciente pérdida de control del Congreso por parte de los partidos de gobierno ayuda a entender ese gradual cambio de actitud hacia los distritos “rebeldes”. En un principio, cuando todavía las estructuras caciquiles y redes clientelares locales se estaban adaptando al nuevo sistema, los gobiernos adoptaron una posición de fuerza, con el objetivo de consolidar el nuevo statu quo político y marginar a las fuerzas que se oponían al mismo. Con el paso del tiempo, en cambio, su actitud cambió hacia un esfuerzo desesperado por frenar la desafección creciente, las exigencias de reforma y el colapso final e inevitable del sistema de la Restauración. El gobierno ofrecía recursos y favores a las provincias más “sensibles” políticamente hablando, a cambio de cierta estabilidad.

El peso de los factores electorales en la distribución del gasto en carreteras durante la Restauración borbónica de 1874 es una buena ilustración del funcionamiento de ese sistema político. Además, proporciona un interesante ejemplo de pork barrel en un contexto que difícilmente puede calificarse como democrático. La literatura histórica sobre pork barrel ha mirado sobre todo hacia democracias consolidadas, como Estados Unidos durante la Gran Depresión (por ejemplo, aquí y aquí). El caso español es el de un mercado político competitivo pero sin democracia. Las evidentes ineficiencias acumuladas por la inversión española en infraestructuras a principios del siglo XX, que explican su bajísima rentabilidad social (como hemos mostrado, por ejemplo, aquí), no están sólo asociadas al atraso económico e institucional del país. En buena parte son también el reflejo de ese sistema político, donde la falta de democracia era compatible con una significativa competencia por el apoyo electoral local.



28/05/2017 – El Día – Luces y sombras del Bitcoin

Nadie sabe muy bien cómo empezó el fenómeno ni de donde salió la primer criptomoneda. La historia habla de un estudiante de doctorado, que bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, publicó un artículo titulado “Bitcoin: A Peer to Peer Electronic Cash System”, cuya traducción sería algo así como: Bitcoin un sistema dinerario electrónico entre pares.

Los Bitcoins no son ni tarjetas de crédito ni dinero contante y sonante, sino que se trata de la primera moneda virtual encriptada; una especie de registro secreto de la historia de las transacciones que permite la transferencia del derecho a adquirir cosas, haciendo que el sistema sea imposible de falsificar.

Me explico. Supongamos que vivimos en una sociedad donde no hay dinero, pero sí existe un Contador, que en un gran libro anota todas las operaciones que ocurren en cada momento. Por ejemplo, usted trabajo durante un mes y es evidente que por su contribución debe tener derecho a participar de alguna manera, del producto social. Entonces visita al Contador y le pide que deje asentado, en el libro de los derechos, esa deuda que la comunidad tiene para con usted. Ahora imaginemos que luego quiere comprar en el supermercado, entonces vuelve a visitar al Contador y le manifiesta que quiere transferir su derecho, al dueño del súper y le pide que por favor anote la operación para que el comerciante pueda liberar la mercadería.

Ese gran libro, contendría la evidencia de todas las operaciones que se han efectuado en la sociedad, desde que existe el registro; sería, en cierto sentido, una cadena de operaciones eslabonadas en un orden particular, de suerte tal que nadie podría aparecer exigiendo su derecho a consumir algo en ese grupo, sin que el contador confirmara su acreencia, puesto que cada derecho es en realidad la consecuencia de todos los derechos anteriores.

En síntesis, eso es un bitcoin, solo que las nuevas tecnologías permiten simplificar notablemente el trabajo del Contador y logran que toda esa información esté disponible online.

LAS FUNCIONES DEL DINERO

Hubo un tiempo en que no existía dinero. La moneda más antiguas data de 700 años antes de Cristo, de modo que hasta hace relativamente poco, quien quería comprar algo necesitaba encontrarse con una persona que justo tuviera ese bien preciado y que simultáneamente quisiera algo que el comprador pudiera darle. La doble coincidencia de necesidades era la responsable de la lenta expansión del comercio, que a su turno limitaba las posibilidades de la división del trabajo y la consecuente especialización productiva.

Sin dinero los intercambios se limitan tanto que la gente debe procurarse de manera directa los bienes y servicios que buscan satisfacer sus necesidades, de acuerdo a sus capacidades para fabricar cada uno de esos objetos. No hay chance de dedicarse a una tarea, vender la producción, o el mismo trabajo y conseguir en otro acto divorciado del primero, el sustento diario.

La moneda, como institución nace para resolver ese problema fundamental, de modo que la principal función del dinero es servir como un medio de pago generalmente aceptado, que permita separar los procesos de producción de los de consumo, facilitando la dedicación y especialización de la producción, que conduce al crecimiento de la productividad y el desarrollo económico.

Pero la función transaccional no agota la utilidad de la plata. El peso, por ejemplo, sirve también como unidad de cuenta facilitando de manera notable el conocimiento de las relaciones de precios entre los productos. Imaginemos un mundo de trueque donde cada bien deba expresar su precio en función del resto de los bienes. ¿Cuánto valdría un jean, por ejemplo? 2 camisas, 10 tortas, 300 tornillos, 5 resmas de hojas, 10 horas de limpieza, 8 platos de comida, etcétera. Las posibilidades de expresar los precios en un denominador común simplifican de manera espectacular la cantidad de valores que hay que tener en mente para poder comprar y vender de manera más o menos eficiente. La moneda opera entonces también triangulando todos los precios relativos de la economía y reduciendo las dimensiones de la comparación entre bienes, a una escala perfectamente administrable.

Por último, el dinero debería permitirnos separar temporalmente el acto del trabajo, del de comprar en el mercado, de suerte tal que la gente pueda ahorrar postergando su consumo todo lo que sea necesario, a los fines de maximizar la satisfacción familiar. Si no existe una moneda estable, como ocurre por ejemplo en momentos de alta inflación, la gente se ve obligada a gastar rápido todo su dinero comprando cosas que realmente no necesita, ante la amenaza de que su capacidad adquisitiva se diluya, como un helado fuera del freezer.

¿Serán los Bitcoins la moneda del futuro?

Pensando entonces en las tres dimensiones del dinero, resulta más fácil conjeturar su futuro. El déficit más grande del Bitcoin, es como unidad de cuenta. Pensamos los precios de la mayoría de los bienes en pesos, y en el caso de las propiedades lo hacemos en dólares, pero nadie usa al Bitcoin como denominador común para ver si algo está caro o barato.

La segunda dificultad es que el precio de esta criptomoneda es muy volátil; en los últimos cuatro años pasó de valer 250 dólares, a 1.200 para luego volver a caer a cerca de 200 y escalar de manera espectacular en los últimos dos meses para llegar hoy a los 2.700 dólares. Por esta razón, como reserva de valor, no es apta para cardíacos.

Sin embargo, como medio de pago funciona bastante bien y aun cuando todavía no es aceptada masivamente para la mayoría de las operaciones diarias, poco a poco va ganando su lugar, sobre todo en comercio electrónico.

Por esta razón todavía esta verde como moneda y su escasa penetración como medio de pago atenta contra su estabilidad, necesaria tanto para que sea aceptada como para que sea elegida como reserva de valor.

fuente:



domingo, 28 de mayo de 2017

El auge de las empresas super-estrellas y la caída en el peso del trabajo en la renta

the-winner-takes-it-all-2La evolución de los salarios está en boca de todos.  Los debates se suelen centrar en el impacto de la crisis y en los efectos de los cambios introducidos por las reformas laborales en la caída de los salarios y el aumento de la desigualdad. Sin embargo, hay tendencias de fondo, todas ellas íntimamente relacionadas con las nuevas tecnologías y la globalización, que conviene no perder de vista. Una de estas tendencias es la irresistible caída en la participación del trabajo en la renta. Un nuevo estudio de AutorDornKatzPatterson y Van Reenen relaciona este fenómeno con el auge de las “empresas superestrellas”, capaces de captar cuotas de mercado muy elevadas y de generar márgenes de beneficios muy altos.

La caída en la participación del trabajo en la renta

La caída en el participación del trabajo en la renta es una tendencia global, como se observa en el primer gráfico, proveniente de otro estudio reciente de Karabarbounis y Neiman y reproducido previamente por Samuel aquí.

Figura 1. La evolución de la participación del trabajo en la renta al nivel global

globalshare

La misma tendencia se observa en España a partir de la segunda mitad de los años 90, como muestra el segundo gráfico. Además, en los últimos años se ha acentuado la caída por culpa de la crisis. Según datos de la contabilidad nacional, entre 2010 y 2015 el peso de los salarios en el PIB cayó en 2.5 puntos porcentuales. Nótese que este ratio excluye a las rentas de los autónomos. Por tanto la caída de la participación de todas las rentas laborales en el PIB es probablemente mayor.

Figura 2. La evolución reciente de la participación del trabajo en el PIB español

fig2

Fuente: Banco de España, Boletín Económico 48, 2012

El auge de las empresas superestrellas

Las explicaciones para la caída de la participación del trabajo en la renta suelen relacionarla con fenómenos que permiten a las empresas aumentar sus márgenes de beneficio a costa de los trabajadores. Las tres explicaciones más comunes apuntan a la importancia de la caída en el coste de capital, los efectos de la globalización y la subcontratación internacional y cambios en el marco laboral o incluso en las normas sociales como enfatiza Piketty en su libro El Capital en el Siglo XXI.

La novedad del estudio de Autor y co-autores reside en el hecho de que la caída en la participación del trabajo no es fruto de una caída en el ratio entre salarios y valor añadido a nivel de empresa, sino de la progresiva concentración de las ventas y del empleo en un número limitado de empresas – las llamadas superestrellas –. Empresas muy grandes y con márgenes de beneficios netamente superiores al resto de las empresas que captan una proporción cada vez más grande de las ventas en sus respectivos mercados. Por tanto, el mecanismo que genera la caída en la participación del trabajo en la renta agregada es la transferencia de cuotas de mercado entre empresas con distintos márgenes de beneficios y niveles de eficiencia en vez de un deterioro en las condiciones laborales a nivel de empresa.

Para estructurar el análisis empírico, los autores construyen un modelo de competencia imperfecta con diferencias persistentes en el nivel de productividad entre empresas y costes fijos de producción. En equilibrio, las empresas más eficientes tienen mayores márgenes de beneficio (mark-ups) y, tras un aumento en el grado de competencia, estas empresas captan una mayor proporción de las ventas en el sector, lo que a su vez produce una caída en el ratio entre salarios y valor añadido a nivel agregado. Pero el principal valor del artículo reside en el contraste con los datos. Los autores construyen series para la participación del trabajo en seis sectores de la economía americana a partir de datos micro de empresa para el período 1982-2012, centrando no obstante gran parte de su análisis en la industria manufacturera. Para este sector los autores disponen de los datos necesarios para calcular el ratio entre la remuneración de los trabajadores, en sentido estricto y también en sentido amplio incluyendo fringe benefits y costes asociados al seguro de salud, y el valor añadido a nivel de empresa. Por contra, para el resto de los sectores el análisis se basa en el ratio entre los salarios y el importe de las ventas de la empresas.

En total los autores consideran 676 industrias de las cuales 388 pertenecientes al sector manufacturero. Para la gran mayoría de los sectores los autores obtienen una correlación negativa entre los cambios en indicadores que miden el nivel de concentración y el cambio en la participación del trabajo resultante de la agregación de los datos de empresa. En base a unas regresiones básicas los autores concluyen que el mecanismo propuesto explica una parte significativa de la caída en la participación del trabajo, oscilando entre el 10% para el sector manufacturero y valores superiores al 100% para el sector de venta al por menor. También hay sectores donde ha aumentado la participación del trabajo en la renta, como en el de las finanzas, pero incluso en estos sectores los autores encuentran apoyo empírico para el mecanismo propuesto. De hecho, en ausencia del aumento en la concentración en el sector financiero, los aumentos hubieran sido aún mayores. Por último, los autores son capaces de replicar sus resultados por una amplia muestra de países. Desafortunadamente, no hay cabida para resultados detallados sobre España, pues nuestro país sólo figura en un ejercicio descriptivo que analiza el grado de correlación entre el nivel y los cambios en la participación del trabajo al nivel de sector entre 12 países.

¿Qué explica el aumento en la concentración en tantos sectores?

Cuando hablamos de empresas superestrellas todo el mundo piensa inmediatamente en gigantes como Apple, Google o Facebook. A través de las redes estas últimas empresas han sido capaces de captar miles de millones de clientes con plantillas relativamente pequeñas. Pero el fenómeno es más general. Los autores muestran que los aumentos en la concentración son mayores en sectores donde el aumento en la productividad, medido en términos de nuevas patentes o productividad total de los factores, ha sido mayor en las últimas décadas, lo que ayuda a entender la posición de liderazgo de Apple. Pero, la definición de empresa superestrella también incluye a empresas en sectores "low-cost" como Inditex o muchas de las mayores franquicias que han sabido captar cuotas de mercado muy elevadas. De hecho, es en estos sectores donde los autores encuentran la relación más clara entre los aumentos en la concentración de mercado y la caída en la participación de trabajo en la renta.

Es importante resaltar que los resultados de las regresiones no tienen una interpretación causal. Por el momento solo captan la existencia de correlaciones, pero aún así, los resultados son muy sugerentes y encajan bien con los de otros dos estudios relacionados. El primero es este estudio de la OCDE, citado en el artículo, que demuestra que las diferencias en productividad entre el top-5% de las empresas más productivas y el resto es cada vez más grande. La OCDE lo atribuye a un descenso en el ritmo de la difusión tecnológica. Una manera de medir el ritmo de la difusión tecnológica es a través del ritmo de aumento en las citas de nuevas patentes. Curiosamente, en aquellos sectores donde ha caído el ritmo de esta variable se observa un aumento en la concentración y una caída en la participación de la renta como muestran Autor et al.,  en uno de sus ejercicios. El segundo estudio no-citado, con el título “Firming up Inequality”, demuestra que el aumento en la desigualdad de renta en los EE.UU. se debe principalmente a un aumento en las diferencias salariales entre empresas en vez de a un aumento en las diferencias salariales entre los empleados de la misma empresa. Tres estudios con un factor en común: los ganadores se llevan cada vez una mayor parte del pastel y los que "pierden el tren" lo tendrán difícil para recuperar el terreno perdido.

¿A qué espeáais?

El estudio de Autor et al., genera muchas preguntas interesantes tales como el impacto de la mal-llamada economía colaborativa, pero dejo este tema para los posibles comentarios. Quiero terminar animando a los alumnos que están buscando un tema para su trabajo de fin de máster (o de grado) a que intenten replicar los resultados para el caso de España. En principio todas las facultades de economía tienen acceso a los datos de SABI y con ellos se puede obtener datos sobre la evolución del valor añadido, salarios y productividad para una muestra muy amplia y representativa de las empresas españolas. ¿A qué es un tema chulo para alumnos/as interesado/as en economía del trabajo y con cierta capacidad para manejar los datos?



Este es un adiós, pero también un gracias

 

Hoy acaba mi labor como coordinador de la ponencia económica para el 39 Congreso del PSOE. Estos cuatro meses han sido una experiencia personal inolvidable y uno de los periodos de mi vida en el que más he aprendido.

Mi visión de España en Europa, de Europa y del nuevo orden mundial que necesitamos para conseguir revertir problemas como la desigualdad, la deuda o el cambio climático se mantiene. Pero he podido enriquecerla con una visión práctica más precisa de los problemas y, sobre todo, de las políticas para resolverlos. Son lo que los economistas llamamos externalidades positivas de trabajar en equipo y compartir conocimiento. Un equipo que tenido el honor de coordinar y al que agradezco el esfuerzo y las ideas que aportaron sin ninguna motivación económica personal y cuyo objetivo era elaborar un plan para hacer un mundo, una Europa y una España mejor.

Todos los días los ciudadanos recibimos información política y de los partidos, pero cuando lo vives desde dentro tu percepción cambia, como sucede en todos los ámbitos de la vida. El conocimiento es una combinación del estudio de ideas y experiencias vividas. Yo he conocido un partido con gente con mucho talento y con vocación para mejorar la vida de las personas. Gente que trabaja muchísimas horas en ayuntamientos y comunidades autónomas, con un coste de oportunidad familiar muy elevado, para hacer un país mejor. La experiencia personal ha sido tan positiva que he decidido afiliarme al partido, algo que no tenía pensado cuando comencé este proyecto.

 

EN LA PONENCIA ECONÓMICA PARTICIPARON MIEMBROS DE LAS 3 CANDIDATURAS

 

Nuestra ponencia fue de unidad y personalmente invité a participar a miembros de todas las candidaturas a las primarias. En ella participaron militantes que gestionan comunidades autónomas y ayuntamientos, los responsables de economía y políticas de las federaciones del partido que vinieron a Madrid a las jornadas, simpatizantes de todos los ámbitos, desde la universidad hasta las ONG, empresas y trabajadores, la mayoría afiliados a sindicatos, que he visitado y que nos han enviado propuestas.

Jeffrey Sachs, ideólogo de los objetivos del Milenio de Naciones Unidas, Mohan Munashinghe, Nobel de la Paz y quien lideró el panel intergubernamental contra el cambio climático, Alan Krueger, presidente del Consejo de Asesores Económicos de Obama, ciudadanos que nos hicieron aportaciones a través de las redes sociales, etcétera.

La ponencia era conceptual y abierta para que cualquiera que ganara pudiera hacer suya la ponencia y así ha sido. Me he enterado por la prensa que Pedro Sánchez tiene un documento de 70 páginas con enmiendas a la ponencia. La mayoría de las 70 páginas son del programa de su candidatura y es muy probable que se aprueben ya que cuenta con mayoría de delegados en el Congreso. Por eso lo más lógico es que Pedro Sánchez elija a la persona que quiere que defienda su ponencia.

POR QUÉ NO VOY A DEFENDER LA PONENCIA ECONÓMICA DEL PRÓXIMO CONGRESO DEL PSOE

No comparto que se centren las enmiendas de la gestión de 21 años de gobiernos socialistas exclusivamente en sus errores. Tampoco el que concentren principalmente el debate sobre la austeridad, ya que nuestros gobiernos de comunidades autónomas y ayuntamientos han mejorado la creación de empleo y de los ingresos públicos desde 2015, y están aumentando el gasto en educación, sanidad y políticas sociales.

Este economista observador fue muy crítico con las políticas europeas en su libro Hay Vida Después de la Crisis en 2013, pero no comparto mezclar austeridad con neoliberalismo. Pepe Borrell hizo un duro ajuste de obra pública siendo ministro en la crisis de 1992, Maduro lo ha hecho en Venezuela desde 2014 y Tsipras acaba de bajar las pensiones en Grecia un 10%. Creo que nadie piensa que sean neoliberales. Lo primero que enseñamos a los alumnos de economía es que los recursos son escasos y que cuando te gastas más de lo que ingresas y no tienes acceso al crédito, te toca recortar como lo haría cualquier familia. Oikonomia del griego es la ciencia del hogar.

No comparto eliminar la palabra centro y dirigirnos sólo a los votantes de izquierdas. El 16% de nuestros votantes en junio de 2016 se autocalificaban en las encuestas de centro, al igual que cientos de miles de votantes que nos votaron en 2008 y han dejado de hacerlo. El PSOE siempre ha ganado las elecciones desde la izquierda y fiel a nuestros valores, pero mirando al centro.

ES UN ADIÓS, PERO SOBRE TODO, UN GRACIAS

Ahora le toca a Pedro Sánchez definir la estrategia y será él quien asuma los aciertos y los errores. Yo continuaré con mis clases en la universidad, con mis proyectos, interesado por comprender mejor el cambio tecnológico en el que estamos inmersos y sus efectos sobre la actividad y el empleo y los cambios que se están produciendo en el nuevo orden mundial tras la llegada de Trump. Y tendré que más tiempo para contártelo aquí, en el blog.

Agradezco de todo corazón al PSOE la oportunidad que me ofreció para coordinar su ponencia económica. También a todas las personas que han colaborado y a tanta gente que me ha apoyado en las redes y por la calle. Y deseo que la fuerza les acompañe para volver a conectar con una mayoría de españoles y poder seguir modernizando y mejorando el nivel de vida de los españoles.


 

Y por supuesto, como cada lunes desde hace años, 😉 seguiré enviando a los suscriptores de mi blog el análisis económico de la semana. Si tú todavía no estás apuntado, puedes hacerlo GRATIS aquí o haciendo click en la imagen de abajo 👇

 

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sábado, 27 de mayo de 2017

Una buena noticia: los datos de salarios de la EPA sí están disponibles

logoine2Querido Sr. INE, le pido disculpas. En mi entrada anterior cometí un error. Dije que no se podían hacer estimaciones con datos individuales de salarios de la Encuesta de Población Activa (EPA) porque no estaban disponibles y le/me pregunté por qué. Un par de colegas me han sacado del error.

Los datos individuales de salarios en la EPA sí están disponibles. Estrictamente hablando no son datos como los demás de la EPA, es decir, declarados por los encuestados, sino imputaciones a partir de una explotación estadística de los registros de la Seguridad Social y de las agencias tributarias. A mi juicio esto reduce su validez, pero el INE ha decidido hacerlo así (entiendo que para no preguntar por los salarios en la EPA), a diferencia de otros institutos nacionales de estadística. En todo caso, en comparación con la situación previa, es una buena nueva que el INE haya decidido hacer accesibles estos datos.

No obstante, quiero matizar la bondad de la noticia por dos razones. Primero, porque los datos no se pueden descargar directamente de la página web del INE, si bien los investigadores sí los pueden solicitar y obtener. No obstante, aunque lo he buscado en la página web del INE, no he encontrado dónde se informa expresamente de la disponibilidad de estos datos en particular. En la sección de Microdatos de la EPA, dice al pie:

Los ficheros de microdatos incluidos en este apartado para su descarga gratuita tienen anonimizadas sus variables de forma estándar. En caso de que la información de los mismos no sea suficiente, los usuarios pueden solicitar un fichero anonimizado con mayor desglose en alguna de las variables. Cuando esta desagregación sea posible, se facturará un cargo económico derivado del tiempo de estudio y programación; será necesaria, además, la firma de las pertinentes condiciones de uso.

No interpreté que esto se aplicara a los datos salariales, que hasta hace poco no estaban disponibles. Tampoco sé por qué estos datos se tienen que cobrar y otros no, sospecho que la restricción viene más bien por el lado de "la firma de las pertinentes condiciones de uso", pues aparentemente la información sobre salarios es más sensible que otras. En fin, aunque me haya equivocado, no hay mal que por bien no venga, pues al menos esto me da pie para publicitar que los datos se pueden conseguir del INE.

La segunda matización proviene de que la información individual que se proporciona junto con los datos salariales es más limitada que la disponible en los microdatos estándar de la EPA. Por un lado, muchas variables se han suprimido, entre ellas algunas cruciales como la comunidad autónoma. Es decir, que si queremos ver hasta qué punto la variación temporal de los salarios se debe a cambios de composición de los empleados, estaremos limitados por no poder observar dimensiones como la geográfica.

Por otro lado, algunas variables que sí se proporcionan están agregadas por tramos. Por ejemplo, Pedro Hernández decía en un comentario a la citada entrada que, a diferencia de los datos por deciles de salarios de la EPA, en la Encuesta de Estructura Salarial (EES) no se observa un aumento de la desigualdad durante la crisis si el salario se mide por hora en vez de por mes o año. Pues bien, en los datos de salarios de la EPA las horas de trabajo se proporcionan por tramos (de 1 a 10 horas semanales, de 10 a 20 horas semanales, etc.), así que en realidad no se puede calcular el salario por hora, salvo haciendo algún supuesto heroico sobre el valor medio en cada intervalo (lo que podría llevar a errores de medida elevados). Por tanto, no se puede saber si la EPA confirma lo que indica la EES en relación con la desigualdad. Tampoco se puede saber realmente si los reducidos salarios mensuales de los empleados a tiempo parcial que mostraba en mi entrada se deben solo al menor número de horas trabajadas o también a que cobran un menor salario por hora que los empleados a tiempo completo.

En fin, Sr. INE, que muchas gracias, son muy bienvenidos los nuevos datos, pero mejor si en el futuro nos los da completos.



viernes, 26 de mayo de 2017

¿Son persistentes nuestras creencias?

1Hace unos días asistí a un workshop en la Universidad de Brown (ver aquí) sobre factores estructurales que pueden ayudar a entender porque hay países ricos y pobres y porque estas diferencias en riqueza, en la mayoría de los casos, no desaparecen a lo largo del tiempo.

La gran paradoja es que, si ya sabemos que, por ejemplo, tener más educación, mejor tecnología y más capital físico ayuda claramente a que un país sea rico, es muy difícil entender porque no los gobiernos de todos los países adoptan políticas que favorecen este tipo de inversiones. Daron Acemoglu del MIT argumenta (ver, por ejemplo, aquí) que la clave está en que las instituciones (las reglas del juego, para entendernos) funcionan muy bien en algunos países y son un desastre en otros. Aunque esto tiene mucho sentido, es también evidente que las instituciones no son exógenas, es decir, debe haber alguna explicación de porqué las instituciones son mucho mejores, por ejemplo, en el Reino Unido que en Tanzania.

Como hemos discutido varias veces en Nada es Gratis (ver aquí, aquí, o aquí), los valores culturales de un país son una variable clave para entender diferencias en el comportamiento de los individuos y en las instituciones de sus sociedades. Muchos de los trabajos discutidos en el workshop que he mencionado se dedican precisamente a entender como algo que ocurrió  hace muchos años (siglos, a veces) en un determinado país tiene todavía hoy enormes implicaciones para su cultura, sus instituciones y su desarrollo económico (por ejemplo ver esta reciente entrada de Francisco Beltrán, aquí). De hecho, muchos, tal vez la mayoría de estos estudios, confirman que la cultura y las instituciones son muy persistentes, muy difíciles de cambiar.

En esta entrada voy a resumir brevemente un ejemplo de esta persistencia histórica y otro estudio que muestra como no todo está determinado: en ciertas situaciones la cultura y las instituciones de un país se adaptan y evolucionan en función de nuevas circunstancias.

Joachim Voth (Universidad de Zúrich) y Nico Voigtlander (UCLA) escribieron hace poco un trabajo (ver aquí) explorando las raíces históricas del antisemitismo en la Alemania de entreguerras. Su estudio usa datos de pueblos alemanes con comunidades judías en la era medieval. Cuando la Peste Negra (ver aquí) llegó a Europa en 1348-1350, en algunas partes los judíos fueron acusados de haber envenenado los pozos de agua y que eso supuestamente desencadenó la terrible epidemia. Como represalia, muchos pueblos y ciudades aniquilaron sus poblaciones judías. Casi 600 años después, la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial reinició la persecución de los judíos en ese país, incluso antes de que el partido Nazi llegara al poder. Voth y Voigtlander encuentran que las actitudes antisemíticas persistieron durante más de 500 años: los pueblos y ciudades que asesinaros a sus judíos en 1348-50 son los que tuvieron mayores niveles de antisemitismo en el periodo de entreguerras. Por ejemplo, los ataques a judíos fueron 6 veces más probables en los años 20 en localidades donde hubo más pogromos (ver aquí) durante la Peste Negra que en el resto de localidades alemanas. Estos pueblos y ciudades también votaron mucho más por el partido Nazi - claramente antisemita- y fueron mucho más aficionados a leer periódicos antisemitas.

Los autores intentan usar diferentes variables para entender las razones por las que hubo más persistencia de antisemitismo en unas zonas que en otras. Sus resultados revelan que ciudades con una fuerte tradición de comercio a larga distancia tuvieron una menor persistencia en actitudes antisemitas. Asimismo, centros urbanos que crecieron rápidamente después de 1750 muestran menor conexión entre el semitismo medieval y el de entreguerras. Un resultado clave de su estudio es que la persistencia está muy asociada a la falta de movilidad de la población. La mayoría de los pueblos en el estudio eran pequeños y con muy poca inmigración o matrimonios entre gente de otras localidades. Cuando llegó la industrialización (allá en el año 1820) los movimientos de población aumentaron considerablemente y los pueblos que recibieron más inmigrantes fueron los que más tarde tuvieron menor persistencia de antisemitismo. Por otro lado, Voth y Voigtlander muestran que los factores económicos, geográficos e institucionales que en parte generaron los pogromos medievales son irrelevantes para explicar el antisemitismo del siglo XX. Es decir, el antisemitismo persistió incluso sin los supuestos beneficios económicos argumentados en la edad media e incluso en áreas donde apenas hubo judíos durante siglos.

El fenómeno de antisemitismo y su persistencia, por cierto, no es en absoluto exclusivo de Alemania. Inglaterra, Francia y España también expulsaron a la población judía en la edad media. En España esto sucedió en 1492 y, hasta hace relativamente poco, en algunas localidades los niños jugaban a “matar judíos” en Semana Santa. En Catalunya, por ejemplo, era bastante popular (diría que ya no…) un juguete llamado “carrau” (matraca, ver aquí) o “mata jueus” (mata judíos) que hacia un ruido estruendoso supuestamente para asustar a los judíos.

En un trabajo aún no publicado (ver aquí) Nathan Nunn (Harvard) y Paola Giuliano (UCLA) estudian como la estabilidad del entorno afecta a la persistencia de la cultura de una sociedad. Su trabajo usa datos sobre la estabilidad de la temperatura media en diferentes localidades durante los años 500 y 1900. Su hipótesis es que los cambios en la temperatura en un determinado periodo de tiempo son una medida de inestabilidad que no viene determinada por las acciones de los individuos (al menos no en el corto plazo y no a nivel local) y eso permite estudiar cómo la gente responde a ellos.

Sus resultados muestran que las poblaciones con antepasados que vivieron en entornos más estables (es decir, con menor variación en su temperatura) tienen una mayor persistencia en sus tradiciones. La explicación que proponen es muy sencilla: las costumbres y creencias de nuestros antepasados son especialmente útiles para decidir nuestras acciones en entornos estables, sin muchos cambios. Después de todo, si estas creencias han sobrevivido durante varias generaciones, es probable que sea porque contienen información útil. En entornos inestables, sin embargo, las tradiciones y creencias de nuestros antepasados son menos ventajosas y, por lo tanto, tiene sentido que las sigamos en menor medida.

Más concretamente, Nunn y Giuliano utilizan tres estrategias para estudiar la persistencia cultural. En primer lugar, usando datos del World Value Survey (ver aquí) sobre cuánto valora la gente las tradiciones y demuestran que la sociedad da un menor peso a las tradiciones en entornos y periodos menos estables. Segundo, en sociedades más estables hay una mayor persistencia en la participación laboral de las mujeres y en la aceptación de la poligamia, dos claros ejemplos de valores culturales. Finalmente, los autores estudian cómo se adaptan los inmigrantes de Estados Unidos a esta nueva cultura. En concreto muestran que, en entornos más inestables, es más habitual que los inmigrantes se casen con alguien de un país diferente al suyo, abandonando, al menos en parte, sus vínculos históricos. También descubren que, en estos entornos, es más probable que los hijos hablen inglés en casa en lugar de su lengua materna. El uso de inmigrantes puede ser problemático puesto que es probable que sean un grupo no representativo de la sociedad (la gente que emigra, por ejemplo, puede que sea menos adversa al riesgo, etc…). Para corregir por este posible sesgo, los autores estudian el comportamiento de los nativos americanos en Estados Unidos. Este es un grupo útil para su ejercicio, puesto que se trata de una minoría que en pocos años se vio inundada por una cultura radicalmente diferente a la suya. Sin embargo, no emigraron y, por lo tanto, no sufren del sesgo de inmigración. Nunn y Giuliano muestran que las tribus nativas americanas que vivieron en entornos más estables tienen una mayor probabilidad de hablar su lengua hoy en día, es decir, han seguido más sus tradiciones que las tribus que vivieron en entornos más volátiles.

Jesús Fernández-Villaverde y sus coautores escribieron un artículo (ver aquí) con otro ejemplo que muestra que el cambio cultural de una sociedad es posible. En su estudio los autores muestran como las actitudes hacia los homosexuales, mujeres trabajadoras y el sexo pre-matrimonial cambiaron radicalmente des de los años 60. Voy a dejar la discusión de ese trabajo para una próxima entrada si Jesús no se me adelanta...

En resumen, esta entrada intenta argumentar que la cultura y las instituciones de una sociedad están profundamente arraigadas a su pasado. Sin embargo, existen muchos ejemplos de sociedades que han cambiado sus valores y actitudes, a menudo como consecuencia de algún cambio o shock radical (cambio climático, revolución social, etc…). Una explicación de estos resultados es que los niños forman sus preferencias adaptándose a su entorno pero también, en gran medida, imitando las actitudes de sus padres.

Una posible conclusión de todo esto es que tal vez antes de cambiar políticas concretas en una sociedad o en una economía, es necesario entender cómo la gente va a responder a estos cambios - es decir entender la cultura e instituciones de la sociedad- y quizás intentar reformar estas instituciones con políticas de más largo plazo, como, por ejemplo, reformas del sistema educativo. Por ejemplo, en un contexto internacional bastante adverso a la inmigración, la evidencia sugiere que enseñar a los niños la importancia y los beneficios de interactuar con culturas de otros países y el respeto a estas culturas seguramente tendría efectos significativos a medio o largo plazo en como una sociedad acepta a los inmigrantes.



jueves, 25 de mayo de 2017

Carta de la Izquierda al PSOE

¡Qué difícil digestión tendría que el aparente viraje del PSOE hacia la izquierda concluyera en una irrelevante, egoísta y simple recomposición de partido,  que no fuera acompañada de un auténtico e inmediato cambio de rumbo político en España! No tendría ninguna gracia ni heroicidad. Supondría la recuperación infructuosa del “no es no” al gobierno del partido corrupto de Rajoy y confirmaría, por enésima vez, que la necesaria regeneración democrática y social de España que proclama el PSOE no forma parte de su verdadero eje ideológico y estratégico. Solo por medio de una apuesta totalmente expeditiva, dirigida a inactivar con plena inmediatez el actual ejecutivo del PP, podría el PSOE recuperar esa ansiada credibilidad de la que aún hoy -incluso tras el recientemente sorprendente efecto post-primarias- adolece. Hasta la voz de su militancia, que en realidad siempre debería haber sido la de mayor importancia, ha vuelto a demostrar que reniega de los discursos en los que las palabras “progreso”, “vanguardia” o “victoria” constituyen tan solo premisas y argumentos. “¡Dejemos esa clase de marketing y cuenta cuentos para otro tipo de necios!”, ha dicho, haciéndoles saber -¿a quién?- que ninguna identidad o transformación real de la sociedad se consigue predicando, sino actuando. La gravedad de la actual situación política no se resuelve con el diseño, la planificación y la contemporización de una nueva retórica. No se resuelve soñando con monopolizar y recuperar para su proyecto a todos los ciudadanos situados ideológicamente en la izquierda. Principalmente porque el voto de ninguna parte del electorado, se sitúe ideológicamente donde se sitúe, es patrimonio de nadie. Tan solo permanece eternamente ahí, a la espera de que nadie vuelva a cometer con él una traición más. A la espera de que nadie anteponga un pretexto de imposible justificación, para trasladar al futuro lo que por coherencia, […]

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Últimos datos del PIB en España: menos crecimiento y menos empleo

Datos PIB en España

El INE ha publicado el PIB desagregado del 1tr17. El crecimiento es ligeramente superior al del trimestre anterior -0,8%-, aunque la composición es distinta. Las exportaciones crecen con fuerza (2% trimestral y 8% anualizado), lo que favorece la inversión de las empresas en bienes de equipo. No obstante, el consumo sufre la subida de los precios de los combustibles derivados del aumento de precios del petróleo y crece 0,4%, la mitad que hace un año.

ÚLTIMOS DATOS PIB EN ESPAÑA: EL EMPLEO SE FRENA

 

El empleo también se ha frenado. En el pasado trimestre se crearon 90.000 empleos, y en el pasado semestre 140.000. Si se mantiene este ritmo, este año se crearan entre 300.000 y 350.000 empleos, muy lejos de los 500.000 empleos prometidos por Rajoy en campaña y que ha mantenido en el programa de estabilidad que ha enviado recientemente a Bruselas.

 

datos PIB en España

 

ÚLTIMOS DATOS PIB EN ESPAÑA: SALARIOS ESTANCADOS

Los salarios siguen estancados y continúan perdiendo peso en la distribución de la renta. Esto es atípico con respecto a recuperaciones anteriores y la causa es la reforma laboral de 2012, que no está permitiendo repartir la mejora de las ventas y los beneficios de las empresas con los trabajadores.

Los precios del petróleo se han estabilizado, a la espera de la decisión de la OPEP en su reunión de hoy, por lo que el menor crecimiento del consumo continuará en los próximos trimestres. El sector del automóvil da señales de debilidad con una caída de producción del 4% entre enero y abril (comparado con el año anterior), y sus exportaciones se resienten por el Brexit y la intensa depreciación de la libra. Por lo tanto, el crecimiento de las exportaciones irá perdiendo intensidad.

En el 2tr17 el efecto de la Semana Santa -que este año fue en abril y el pasado año en marzo- restará alguna décima de crecimiento ya que los modelos de corrección tienen margen de error al corregir este efecto.

Conclusión tras los últimos datos del PIB en España (desagregado 1r17): menor crecimiento y menor creación de empleo, tal y como venía anticipando. Por tanto, es indiscutible la necesidad de cambiar la política económica europea y española para crear más empleo y de mejor calidad con mejores salarios. De momento el cambio de políticas ni está, ni se le espera.


Puedes descargártelo aquí.

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miércoles, 24 de mayo de 2017

Los salarios en la recuperación: ¿polarización?

twin_peaks2Como han discutido varios colaboradores de NeG en las últimas semanas (1, 2 y 3), llama la atención que tras casi tres años y medio de recuperación económica, la sensación de crisis se haya mitigado poco. Pero no es tan extraño: la recesión fue tan larga y profunda que aún no hemos recuperado en absoluto los niveles previos a ella.

Sin ir más lejos, la tasa de paro sigue siendo casi del 19%. El empleo está teniendo un fuerte crecimiento (que parece que seguirá), pero aún debemos recuperar alrededor del 40% de los empleos perdidos. La tasa de temporalidad está subiendo, habiendo alcanzado casi el 26%, y la tasa de empleo a tiempo parcial, que en su mayoría es involuntario, el 17%.

¿Y los salarios? Recientemente Libertad ha descrito aquí la evolución de la distribución salarial entre 2006 y 2014 en la Encuesta de Estructura Salarial. Hoy daré evidencia adicional usando la Estadística de salarios en el empleo principal. Según esta fuente la mediana del salario real en 2015 fue un 4.3% más bajo que el máximo anterior (la mediana deja la mitad de los salarios a cada lado y el salario es real al restarle la variación de los precios). Es una cifra nada despreciable, pero no del todo informativa, porque distintas partes de la distribución salarial tuvieron evoluciones diferentes. Hay ganadores y perdedores.

El siguiente gráfico (ya presentado antes, para 2011-2012 y 2013-2014) muestra los cambios de la distribución salarial por deciles. El decil 1 deja por debajo al 10% de salarios más bajos, mientras que por debajo del decil 9 está el 90% de los salarios (por ello también se les llama percentil 10 y percentil 90). La línea roja es la variación porcentual del salario entre 2013 y 2008 para cada decil y la línea verde entre 2015 y 2008:

salario_deciles

Así, en 2015 solo el 40% superior de los salarios era mayor que en 2008 (entre el decil 6 y −extrapolando− el máximo). El 60% restante ha perdido poder adquisitivo en ese periodo y en mayor medida cuanto menor es el salario, hasta un 14% de pérdida en la parte inferior. Y esto nos lleva de forma natural a mirar la desigualdad salarial:

desigualdad

Como es bien sabido, la desigualdad subió durante la recesión: el decil 9 era en 2006 igual a 4.3 veces el decil 1, mientras que en 2013 era igual a 5.3 veces. También subió en la mitad inferior: en 2006 la mediana era el doble del decil 1 y en 2015 era ya 2.5 veces mayor. Aunque ambas medidas de desigualdad han caído en los dos primeros años de la recuperación, lo han hecho lentamente.

Analicemos la variación salarial en la recuperación con más detalle. El gráfico siguiente compara los salarios reales de 2015 con los de 2013. Vemos que realmente solo ganan poder adquisitivo los extremos inferior y superior, mientras que en el medio los salarios se estancan.

salario_deciles_recup

Aclaremos que estos gráficos comparan distribuciones salariales en dos momentos del tiempo, pero cada decil no representa necesariamente a trabajadores similares en distintos años. Por ejemplo, en 2015 en el primer decil pueden situarse trabajadores que en 2014 estaban parados y cuyas características (edad, educación, experiencia laboral, etc.) no tienen por qué ser similares a las de un año antes. Dado que a distintas características les corresponden distintos salarios (como mostraba Libertad en su entrada), si no tenemos en cuenta los cambios de composición la interpretación es muy difícil. Lamentablemente, con esta fuente no se pueden hacer estimaciones con datos individuales, pues esos datos no están disponibles (Sr. INE, ¿por qué?).

Por suerte, contamos con un artículo reciente publicado en SERIEs, de Brindusa Anghel, Sara de la Rica y Aitor Lacuesta, que estudia si la polarización se da en España en 1997-2012 (Sara ya nos contó aquí algunos resultados iniciales). Como primer paso, los autores confirman que las ocupaciones en los extremos de la distribución salarial aumentan su participación en el empleo total. Es un buen recordatorio de que el progreso tecnológico no solo destruye empleo, también lo crea, pero en otras ocupaciones o sectores.

También intentan descartar explicaciones alternativas. Una provendría de los incrementos de la oferta de trabajo en los extremos observados durante ese periodo, debidos a aumentos del nivel educativo de la población y de la oferta de trabajo de inmigrantes de baja cualificación, o incluso de la participación laboral femenina. (Nótese que aumentos de la oferta relativa de trabajadores en los extremos deberían llevar a reducciones de sus salarios relativos, en ausencia de un aumento de la demanda.)

Otra explicación vendría de los cambios en la estructura productiva, en especial de la montaña rusa de la construcción, que entre 1994 y 2012 pasó primero del 8.7% del empleo al 14.3% y luego bajó hasta el 6% (esta entrada de Stéphane Bonhomme relaciona cambios sectoriales y salariales). Sin embargo, un análisis de estas dos explicaciones alternativas arroja estructuras de empleo y de ocupaciones que se parecen poco a las observadas (aunque no se usa un modelo de equilibrio general, que sería lo más correcto).

Por su parte, apoya la hipótesis de la polarización el análisis empírico que realizan los autores del cambio de la participación en el empleo total de un conjunto de ocupaciones, que revela un aumento de las que implican tareas más abstractas y manuales de servicios y una reducción de las ocupaciones que implican tareas más rutinarias.

Estos cambios se observan principalmente en la recesión (2007-2012), lo que confirma que durante el periodo de la burbuja nuestro país se mantuvo bastante al margen de las tendencias mundiales de progreso tecnológico y globalización, que luego se intensificaron en la crisis (leitmotiv del libro Nada es Gratis). De hecho, a menudo se menciona que la reforma laboral de 2012, al elevar el poder negociador empresarial y favorecer cierta descentralización en la determinación salarial, favoreció las caídas salariales al final de la recesión, aunque también debería facilitar aumentos en la recuperación. En el fondo, lo que seguramente ha hecho es fomentar que esas tendencias económicas se transmitan con más intensidad que antes a los salarios.

Para terminar, estos datos no coinciden con los de la entrada de Libertad, que se refiere solo a empleos a tiempo completo, mientras que aquí se incluyen todos y hay diferencias apreciables en función de la jornada. El gráfico final muestra los niveles de los salarios reales mensuales en los tres primeros deciles entre 2008 y 2015:[1]

deciles1-3_parcial

Hay una enorme brecha salarial entre el tiempo completo y el parcial en el decil 1, que se reduce en el decil 2 y casi desaparece en el decil 3 (y superiores). En el primer decil, los salarios a tiempo parcial pasan del "semimileurismo" (500) a solo 400 euros, mientras que a tiempo completo pasan de 700 a 560 euros y luego remontan hasta los 615. Son salarios muy bajos para poder llegar a fin de mes (pero no sabemos el número de horas trabajadas, que es un dato esencial). El empleo a tiempo parcial es asunto importante y esta entrada ya es demasiado larga, así que dejo este asunto para otra ocasión.

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[1] En este caso no son los valores superiores de los deciles, sino la media dentro de cada decil, pero esto es para nota.



¿Aprender idiomas nos haría más competitivos?

yourfile1España tiene un nivel muy bajo de conocimiento de idiomas (ver un post anterior aquí). Se encuentra en el numero 72 de 195 países donde el inglés no es lengua oficial (incluyendo muchos subdesarrollados) en la escala de conocimiento de inglés de Melitz and Toubal (2014). Parte de la responsabilidad la tiene la falta de formación de los profesores (ver aquí). ¿Tiene esta carencia consecuencias para nuestro desarrollo económico?

En la era de la globalización, la competencia por los mercados internacionales es feroz y la información y las comunicaciones fluyen velozmente. La disminución de los costes debido a las mejoras tecnológicas en el transporte y la comunicación ha acelerado este proceso con consecuencias importantes para el comercio como ha sido el enorme crecimiento del comercio de bienes intermedios. Otro tipo de coste que ha recibido menos atención es el coste de las empresas de comunicarse con los potenciales importadores cuando estos hablan idiomas distintos.

La mayor parte de la literatura empírica ha estudiado los flujos de comercio entre países a través de lo que se conoce como modelos de gravedad o gravitacionales. Los planetas se atraen de manera proporcional a la masa e inversamente proporcional a la distancia que los separa. Del mismo modo, en los modelos de comercio se comprueba que dos países tienden a comerciar más si tienen un mercado más grande medido a través del tamaño de la población, el PIB del país y el poder adquisitivo de la población (por ejemplo, tasa de empleo, etc.) y a comerciar menos si hay una mayor distancia entre ellos. Esta distancia puede ser tanto física (distancia geográfica) como cultural. Aunque la lengua es una parte relevante de la cultura, solo recientemente estos modelos han incorporado variables que miden la distancia lingüística. Desde variables que tienen en cuenta que dos países comparten la misma lengua a medidas de cuánto dos idiomas son similares o a variables que reflejan cuantas personas podrían comunicarse en una segunda lengua. Esto es interesante porque si los idiomas facilitan el comercio, el aprendizaje de idiomas y en particular, la inclusión de los idiomas en el currículo de la escuela obligatoria, puede usarse como herramienta para fomentar la competitividad del país y con ella el crecimiento económico.

Según el informe Eurydice para España, en 1990 el idioma extranjero se hizo obligatorio para todos los estudiantes a partir de los 8 años. Por tanto, este cambio afectó a los nacidos a partir del 1982. Antes, las clases de idioma eran obligatorias sólo para los estudiantes entre 14 y 18 años, aunque la enseñanza obligatoria se acababa a los 14 y por tanto, no todos los estudiantes estaban obligados a estudiar idiomas extranjeros. Según esta misma fuente, en teoría se puede estudiar cualquier idioma extranjero, pero en 1998/1999, el 96.86% de los estudiantes estudiaban inglés. Así que nos centramos en ese idioma. Al contrario de lo que ocurre en algunos otros países europeos, en nuestro país no es obligatorio estudiar una segunda lengua extranjera.

La generación nacida en el 1982 entró en el mercado de trabajo a partir de 1998 (cuando cumplían 16 años). Como se puede ver en el siguiente grafico extraído del trabajo de Miret Gamundi y Gómez León (2014), la mayoría de jóvenes de la generación que empezó a estudiar inglés en la educación obligatoria entró en el mercado de trabajo a partir de los 22 años, edad en la que se termina la educación universitaria. Es decir sus conocimientos comenzaron a ser productivos y pudieron influenciar las decisiones de comercio exterior de las empresas en 2004. ¿Observamos alguna pauta en los patrones de comercio de España relacionada con este cambio?

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Para analizar esta cuestión usamos datos de comercio bilateral de la OECD. Tal y como hacen Eaton y Kortum (2002), nos centramos en 19 países OCDE que entre 1992 y 2012 generaron el 72 y 50% del comercio mundial (dado la creciente presencia de China esta fracción ha sido decreciente en el tiempo). Entre estos 19 países hay 5 anglo-parlantes: Australia, Canadá, Nueva Zelandia, EEEUU y Reino Unido.

El siguiente gráfico muestra la diferencia entre la proporción de nuestras exportaciones destinadas a estos cinco países y la proporción de las exportaciones de los demás 18 países destinadas a Australia, Canadá, Nueva Zelandia, EEEUU y Reino Unido. Hemos normalizado esta diferencia para el año 1992 a un valor de 100 (antes de normalizar la diferencia siempre es negativa ya que España exporta relativamente menos a estos países que los 18 países restantes durante todo el periodo.)

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Se aprecia que efectivamente en 2004/2005 se produce un incremento relativo de la proporción de nuestras exportaciones a los grandes países angloparlantes por encima de su nivel inicial del 1992 (dicha proporción aumenta en nuestro país y disminuye en el resto del mundo). Salvo unos pequeños movimientos, este incremento relativo se mantiene hasta el año 2012 (desafortunadamente la OECD interrumpió la publicación de estos datos en el 2013 por lo que no podemos seguir esta tendencia). El patrón observado podría apuntar a que aprender idiomas nos hace más competitivos pero habría que llevar a cabo un análisis más detallado incluyendo a más países donde han habido cambios en el aprendizaje de idiomas obligatorios y ver si esto está relacionado de forma sistemática con cambios en las pautas del comercio.

 

REFERENCIAS:

Eaton, Jonathan and Samuel Kortum(2002): “Technology, Geography, and Trade,” Econometrica, 70(5), pp. 1741-1779

Eurydice (2001a): “Foreign Language Teaching in Schools in Europe. Country Report,” Eurydice, The Information Network on Education in Europe.

Melitz, Jacques, and Farid Toubal (2014): “Native language, spoken language, translation and trade.” Journal of International Economics, 93(2), pp. 351-363.

Miret Gamundi, Pau y Madelín Gómez León (2014) “El envejecimiento del mercado de trabajo en España: Tardía entrada de los jóvenes y pronta salida de los adultos.”