miércoles, 28 de marzo de 2018

Barcelona desplaza turistas y Valencia se beneficia

El INE publicó la pasada semana los datos de coyuntura hotelera. Es seguramente una de las mejores estadísticas sectoriales en España y en el mundo. Las pernoctaciones hoteleras en Barcelona prácticamente siguen estancadas desde el pasado verano. En el segundo semestre del año, el atentado (en agosto), la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) y el caos que generó en septiembre hasta final de año explicaron la causa del estancamiento.

Presentaciones Hoteleras de Barcelona en enero y febrero 2018: ligero descenso

En enero y febrero las pernoctaciones en Barcelona fueron las mismas que en los mismos meses de 2017. Por lo tanto, ya no son la causa que explica el estancamiento. Como se puede observar en el gráfico, Barcelona tuvo en esos meses un número de pernoctaciones ligeramente inferior a Madrid, a pesar de tener en febrero el World Mobile Congress, una de las ferias de tecnología más importantes del mundo.

Mientras Madrid y Málaga tuvieron crecimiento de pernoctaciones del 4% y Valencia del 10%, como se observa en el gráfico de abajo. A la espera de que se confirme, la tendencia parece evidente: Barcelona ha desplazado turistas y que Valencia es la ciudad más beneficiada.

 

Riesgos a tener en cuenta este 2018

1. Proceso independentista

El riesgo sigue siendo que el proceso independentista siga y vuelvan a declarar otra DUI y vuelva el caos. Ya sabemos que la fuga de depósitos fue de 31.000 mill o sea, el 15% del PIB catalán. Por tener sentido de la magnitud, la crisis de Argentina en 2001 y la de México en 1994 provocaron una fuga de capitales del 10% de su PIB. Si el caos generado por la DUI les pilla fuera del euro y con un catcoin -como propuso Junqueras-, los catalanes habrían sufrido otra crisis similar a la que padecieron entre 2008 y 2013 y de la que aún cientos de miles de catalaes aún no se han recuperado.

2. El futuro de Mobile World Congress

Otra gran riesgo para Barcelona es que en febrero de 2019 el Mobile World Congress se haga en otra ciudad del mundo. Si eso pasa, veremos una caída de pernoctaciones y de empleo de barceloneses. Seguramente en las encuestas sus ciudadanos pasarían de estar preocupados por la saturación turística a preocuparse del empleo como sucedía en lo peor de la crisis.

Y si el Mobile se va, coincidiría en plena campaña de elecciones municipales lo cual debería penalizar a Ada Colau que, desde que llegó al ayuntamiento, se ha dedicado a poner palos en las ruedas para la celebración de la feria en su ciudad.

Por el bien de todos los barceloneses, los que son independentistas y los que no lo son, mantengamos los dedos cruzados para que esos dos riesgos no sean una realidad.

 

blog josé carlos díez

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viernes, 23 de marzo de 2018

Todos los “algunos” de Cospedal

Ayer lo volvió a hacer. Con más contundencia que nunca, María Dolores de Cospedal se decidió a recuperar su ya clásico recurso al “algunos”, para alcanzar finalmente lo que sin ninguna duda podría considerarse uno de los mayores cénits universales en su uso. Lo recuperamos aquí en primer lugar junto a otras importantes muestras de su sólido repertorio. “Parece que a algunos les gustaría conseguir lo que no consiguió un accidente de tráfico mortal”. “Algunos se levantan, leen el periódico y dicen: a ver por dónde voy hoy”. “A pesar de lo que algunos dicen, el PP quiere mucho a Catalunya y a los catalanes”. “Algunos que han pasado por el PP han dejado una huella que nos avergüenza”. “Algunos se fugan a Europa pero nos quieren dejar sin las ayudas europeas”. “España no arde por los cuatro costados como algunos pretenden hacer ver”. “Algunos hablan de más diputados, a mí me gusta hablar de más agua”. “Algunos partidos han construido la casa desde el tejado y no saben lo que es pisar la realidad, ni saben cuáles son los auténticos problemas de los ciudadanos”. “Algunos propugnan que la fuerza de los votos se torne en cambalache”. “Si hay algunos que quieren que mi marido no trabaje en nada, están equivocados”. “Algunos, con tal de aprobar presupuestos, ponen en tela de juicio nuestras raíces culturales”. “Algunos hablan mucho de cuotas, y de respeto a las mujeres, poquito”. “Algunos piensan que solo pueden hablar los que piensen lo mismo que ellos”. “Algunos precisan menos farolas y más luces”. “Algunos van a protestar muchísimo, pero no importa, estamos preparados”. “Algunos pretenden cambiar la historia de España y alterarla y no precisamente para engrandecer a nuestro país”. “Algunos agentes y algunos partidos quieren que el país sea intervenido”. “A veces hay algunos que detrás de […]

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jueves, 22 de marzo de 2018

Una presidenta de la Comunidad de Madrid, un Rector, un Máster y la mala reputación

de Fran Beltrán, José Luis Ferreira, Libertad González y Pedro Rey-Biel

Nota: según pasan las horas se van conociendo más datos, tanto acerca de los hechos como de las versiones de los protagonistas, por lo que es posible que algún párrafo de esta entrada quede obsoleto.

Los hechos

Según reveló eldiario.es y han recogido todos los demás diarios, la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes cursa el Máster en Derecho Público del Estado Autonómico de la Universidad Rey Juan Carlos en 2011-12. El máster tiene un año de duración y 60 créditos. En 2012 no constan como aprobadas una asignatura (3 créditos) y el trabajo de fin de máster (TFM, 24 créditos). En 2014 consta un cambio en las actas, por las cuales se cambia la nota de ambas asignaturas de “no presentado” a 7,5. A última hora, eldiaro.es ha publicado que en noviembre de 2012 hizo un pago de poco más de 6 euros, para matricularse de nuevo en el TFM y realizarlo después.

Las versiones cambiantes

Versión de Cifuentes: efectivamente no pasó esas materias en su momento, sino dos años después. Versión del Rector (Javier Ramos): hubo un error informático que se detectó y subsanó en 2014. Ambas versiones no pueden ser ciertas a la vez. Nueva versión de Cifuentes: el TFM lo entregó en julio de 2012 y corrobora la versión del Rector. Presenta, además, el acta del TFM con esa fecha de julio.

Qué puede ser cierto y qué no

Debido a la individualización de las enseñanzas del máster, podría ser que se permitiera a la alumna completar su nota con un examen o trabajo posterior en una asignatura que no fuera el TFM. También es posible que se cambiara el acta del curso 2011-12 para evitar que la alumna tuviera que volver a matricularse. Es un tanto irregular, pero puede hacerse si uno puede explicar las razones al comité de calidad.

No puede ser que la alumna Cifuentes pudiera presentar el TFM teniendo otra asignatura sin aprobar, como era el caso hasta 2014. El sistema lo detectaría automáticamente y se habría dado el aviso de que faltaba una calificación. La versión del Rector, y segunda de Cifuentes, solo puede ser cierta si hubo un acta con esa asignatura aprobada, se dio el visto bueno para entregar el TFM, y después se cambió por error el acta de esa asignatura a “no presentado”, algo completamente inverosímil. En la primera versión de Cifuentes, también puede ser cierto que se permitiera a la alumna realizar la presentación del TFM ante un tribunal y que se guardara la nota sin introducirla en las actas hasta el momento en que tuviera aprobadas todas las demás asignaturas. En cualquiera de los casos, debe haber un rastro del proceso. Sin embargo, ninguna de estas cosas se ha alegado.

Lo que no puede ser cierto es que se hiciera un pago para matricular el TFM después de que terminara el curso 2011-12 con esa asignatura no completada y que, después, una vez presentado el TFM, se pusiera la nota en ese curso académico y no en uno posterior. Tampoco puede ser cierto que el TFM se presentara en julio de 2012 y hubiera un pago de tasas para matricular el TFM en un curso posterior (noviembre de 2012, según las informaciones de eldiario.es).

Los procedimientos para cambios de notas pueden leerse aquí.

Cómo se podría aclarar todo

La presentación del acta del TFM, junto con el rastro informático de los cambios de nota y matrículas podría haber aclarado lo que pasó. Sin embargo, lo que se nos presenta son datos incompatibles entre sí.

El acta del TFM presentada por la propia Cifuentes(lo cual es muy irregular, puesto que las actas no salen de la Universidad y, desde luego, no se entregan a la alumna) tiene la fecha del curso 2011-12. Esto es incompatible con dos hechos, el primero, que había otra asignatura pendiente que impedía la presentación del TFM o, por lo menos, que fuera evaluado en ese curso. El segundo, que haya una nueva matrícula del TFM en noviembre de 2012, ya en un curso posterior. En ausencia de un registro que lo ratifique, esta versión del Rector y última de Cifuentes, sería insostenible.

Para que la versión del Rector y segunda de Cifuentes se sostenga, debe haber ocurrido algo como lo siguiente: (i) se permitió la evaluación del TFM en el curso 2011-12 por no detectar que faltaba aprobar otra asignatura, (ii) cuando se va a poner la nota en las actas, se encuentra que efectivamente, no puede calificarse el TFM al detectar el problema de la otra asignatura, (iii) al no constar el TFM como aprobado en el curso 2011-12 se solicita la nueva matrícula, (iv) no se hace lo propio con la otra asignatura aprobada, (v) todo queda en el aire hasta que en 2014 se decide cambiar a aprobada la otra asignatura en el acta del curso 2011-12 y también la del TFM en ese mismo curso. Todo esto sería muy irregular y, de hecho, algún punto, como el (i), casi imposible, pero no es lo que se nos ha dicho.

La versión actual es insostenible con los hechos, así que seguro que habrá nuevas versiones. Siendo políticos, seguro que tanto Cifuentes como el Rector saben

desdecirse de su versión sin quedar demasiado mal ante los suyos. Tampoco estaría de más mostrar el propio TFM, que de momento no aparece, o los múltiples correos que se suelen cruzar entre supervisor y supervisado en la realización de estos trabajos para no tener que dudar del acta que ha acabado de manera irregular en manos de Cifuentes. Las reputaciones del Máster, de la Universidad, del Rector y de la propia Cifuentes están ahora mismo comprometidas.



martes, 20 de marzo de 2018

18/03/2018 – El Día – Dólar e inflación: ¿El cuento de la buena pipa?

La semana pasada, después que el dólar coqueteara con cumplir los 21, el Banco Central empezó a intervenir tibiamente en el mercado; primero vendió 30 millones, después 120, más adelante tanteó colocando 215 y el último viernes le tiró con 413 millones por la cabeza, para que el billete cerrara a $20,21 en el mayorista y $20,45 en el home banking del Nacion.

El jueves, por su parte, salió publicado el índice de precios mayoristas del INDEC, reflejando una suba en febrero del 4,8% en sintonía con la escalada de la divisa en ese mes. Como es sabido, el índice de precios de los productores está mucho más influido que el que sufren los consumidores, por los saltos en el tipo de cambio. En un extremo, los bienes importados muestran una traducción literal de su precio en dólares, mientras que los que se fabrican en territorio nacional, tienen un mayor o menos traslado dependiendo de la composición del precio; esto es: de cuanto costo en pesos les agregan a los insumos transables, que pueden ser potencialmente subidos a un barco. De la fábrica a la góndola, en cambio, la mayoría de los costos de intermediación, logística y comercialización no están atados necesariamente al dólar, de modo que, aunque esperamos un salto más importante de los precios mayoristas cuando se mueve la moneda norteamericana, el impacto en góndola no debería ser tan lineal.

 

¿DE QUE DEPENDE EL TRASLADO A LOS PRECIOS?

Como ya expliqué en otras oportunidades, la literatura científica reconoce básicamente tres factores que contribuyen a amortiguar el impacto en góndola de las subas del dolar; a saber: el nivel de salarios, alquileres, e impuestos (porque ello explica el componente no transable de los precios en góndola); el nivel y la persistencia de la inflación pre devaluación y el ajuste del mark up, que depende de la estructura de mercado y de las tecnologías de fijación de precios

En nuestro país el componente salarial es muy significativo dentro de los costos y lo mismo ocurre con los alquileres, de modo que por esa vía, el impacto de la suba del dólar no debiera ser tan significativo en gondola. En cambio, el nivel y persistencia de la inflación desde el 2007 a la fecha, favorece un mayor traslado, porque los formadores de precios tienen en cuenta las expectativas de persistencia del fenómeno. Por esta razón cuando sube el dólar en el resto de los países latinoamericanos el traslado a precios es tan bajo, a pesar de las fuertes devaluaciones que han sufrido en los ultimos cuatro años, puesto que simplemente han reducido de manera espectacular la inflación en los años anteriores.

Por último el nivel de concentración en la formación de precios y la utilización de reglas heurísticas en los procedimientos de remarcación, condicionan la velocidad de traslado y el impacto de la devaluación en el nivel de actividad, vía la mayor o menor contracción del consumo.

Lo primero porque si los formadores actúan sin tener en cuenta la reacción de los demás, como si su decisión no moviera la aguja de la demanda de todo el mercado, probablemente trasladen de manera completa el aumento del dólar, en el convencimiento de que otros harán lo mismo y que podrán vender toda la producción de todos modos (supuesto competitivo). Por el contrario, si actuaran de manera concentrada, porque hay colusión entre los grandes, o porque los coordina la Autoridad regulatoria (Secretaría de Comercio), pues en el peor de los casos trasladarán solo la mitad del aumento de los costos, porque saben que cada peso de aumento hace caer la demanda, derrumbando aún más su ingreso marginal.

Lo interesante de esto es que el efecto de la concentracion va en sentido contrario de lo que muchos piensan. A mayor concentracion de la economía, hay menos traslado a precios.

Lo segundo, porque la regla heurística naif que yo denomino “regla del kiosquero” que consisten en cargar en un Excel los costos de las mercaderías y dejar que opere la regla de multiplicación automática (que remarca 30%, 50%, 70% o 100% sobre costo de mayorista), nunca permite que el comerciante amortigüe una parte del shock de la devaluación, achicando el mark up. Esto resulta ineficiente porque el comerciante ganaría más dinero achicando el mark up cuando vende productos cuya demanda es muy sensible al precio (efecto sustitución), pero además si todos los comerciantes actúan de la misma manera, aumentan el traslado de la devaluación, haciendo que se requiera una corrección cambiaria mayor para producir el mismo cambio en los precios relativos necesario para estabilizar el balance de pagos.

 

DEVALUACIONES “BUENAS” Y DEVALUACIONES “MALAS”

Un ultimo punto tienen que ver con distinguir las subas endogenas y exogenas del dólar. Me explico: Una cosa es cuando la moneda norteamericana se fortalece en el mundo entero, por ejemplo por alguna decisión política en los Estado Unidos, en cuyo caso sube el dólar aca y en al china. Ese tipo de aumento del dólar, con las salvedades hechas anteriormente, tiene muy poco impacto en los precios locales, como ocurrió cuando se produjo el Brexit, cuando gano Trump o cuando estalló el escandalo de corrupción que salpicaba a Temer en Brasil. En esos tres momentos subió el dólar, pero no hubo practicamente traslado a precios.

Otra cosa distinta es cuando el Banco Central relaja su política monetaria y la hace más expansiva, porque ahí lo que ocurre no es que sube el dólar, sino que baja el peso. La emision sin respaldo le quita valor a la moneda local respecto del resto de los bienes de la economía, produciendo inflación. El aumento del dólar, en ese contexto, es un aumento mas, de similar característica al aumento del pan, de la ropa, o del alquiler. A la vista de todos, en estos casos, el dólar se mueve de la mano de la inflación y la tendencia general es a pensar que son los aumentos del dólar los que empujan los precios, pero eso es solo una ilusión cognitiva producida porque el aumento en la emision de dinero se traslada mas rapidamente a los precios de los activos financieros (como el dólar) y tarda un poco mas en llegar al resto de los bienes.



lunes, 19 de marzo de 2018

¿De nuevo una burbuja inmobiliaria en España?

Los precios de la vivienda aumentaron un 7% anual en el último trimestre de 2017 y, de nuevo, muchos seguidores me preguntan ¿se está formando una nueva burbuja inmobiliaria?

1. Los precios suben, pero siguen por debajo de los niveles de la burbuja inmobiliaria

He preparado dos gráficos ya que una imagen vale más que mil palabras. En este de aquí abajo se ve como los precios suben, pero siguen por debajo de los niveles de la burbuja, especialmente en el caso de las viviendas usadas que fueron las que sufrieron el desplome de sus precios.

Burbuja inmobiliaria

En el gráfico posterior se observa como las viviendas iniciadas siguen muy por debajo de las casi 700.000 viviendas iniciadas en 2006. Incluso, siguen muy por debajo de niveles de la crisis de 1992 y apenas han recuperado niveles de 2011 antes del rescate, que provocó un desplome del crédito hipotecario.

Burbuja inmobiliaria

De lo que sucedió en España entre 1998 y 2007 hay que diferenciar entre burbuja y boom de construcción. Estamos muy lejos del boom y eso significa que si hubiera otra crisis inmobiliaria en España el impacto sobre el empleo y sobre el PIB sería mínimo. Pero burbuja, según el premio nobel Robert Shiller, es cuando el precio del bien crece por encima de sus fundamentales de equilibrio.

2. Salarios estancados e inflación subyacente: 2 factores que no justifican la subida de precios

Con los salarios estancados y la inflación subyacente próxima al 1% nada justifica que los precios de la vivienda suban un 7%. En Madrid y en Barcelona los precios vuelven a subir a tasas de dos dígitos sin que los salarios lo justifiquen. Por lo tanto, ya podemos hablar de nuevo de burbuja inmobiliaria en España, especialmente en los alquileres. La peor crisis en ochenta años que ha provocado un enorme sufrimiento a millones de españoles y no hemos aprendido nada. Y la culpa no es de Rajoy, de Merkel, del 135 ni del cambio climático.

 

blog josé carlos díez

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jueves, 15 de marzo de 2018

Pensiones bajo la perspectiva de Nada es Gratis: Una recopilación

De los editores (Fran Beltrán, José Luis Ferreira, Libertad González, Juan Francisco Jimeno y Pedro Rey Biel).

Ayer en el Congreso de los Diputados se volvió a hablar de pensiones. Durante las últimas semanas se ha producido una escalada en la preocupación ciudadana sobre este problema y la frecuencia de debates, opiniones y nuevas informaciones sobre posibles reformas (o contrarreformas) en los medios de comunicación también ha aumentado significativamente.

Aunque pudiera parecer lo contrario por la urgencia e intensidad con la que se presenta ante la opinión pública “el problema de las pensiones” , no se trata de algo nuevo, ni hay otras innovaciones que lleven a reconsiderar ni su diagnóstico ni las ventajas e inconvenientes de estrategias de reformas alternativas.

A este respecto, resulta sorprendente (y frustrante) que, a pesar de todos los debates y de la labor divulgadora llevada a cabo por economistas académicos y organismos económicos varios, persistan graves errores de diagnóstico y se produzcan escasos avances hacia la constitución de un sistema de pensiones que proporcione unas prestaciones, que siendo financieramente sostenibles, sean de magnitud y cobertura suficientes.

Por ejemplo, en Nada es Gratis, desde casi el mismo momento de su creación, han aparecido numerosas entradas explicando la situación del sistema español público de pensiones, diagnosticando sus lagunas y dificultades (presentes y futuras), evaluando reformas que se introdujeron en 2011 y 2013, y planteando propuestas alternativas de reforma.

A efectos de recordatorio y de seguir informando el debate, recopilamos aquí las que consideramos más relevantes (con nuestro agradecimiento a sus autores y disculpas por omisiones injustificadas), agrupadas en tres apartados: i) diagnósticos, ii) evaluaciones de reformas, y iii) propuestas alternativas.

Diagnósticos

Las primeras entradas sobre pensiones en NeG datan de octubre de 2010. En aquella fecha, un grupo de economistas académicos lanzaron una propuesta para la reforma de las pensiones que propugnaba una reforma ambiciosa del sistema de pensiones que proporcionara equidad, lo hiciera transparente a los ciudadanos y solucionara el problema de su sostenibilidad financiera de una forma definitiva. Dicha propuesta suscitó respuestas críticas de los que mantenían que dicha reforma no era necesaria, bien porque las proyecciones demográficas que subyacen a los problemas financieros no se consideraban fiables, o porque el crecimiento del empleo y de la productividad podrían compensar los efectos del envejecimiento de la población (argumentos que han vuelto a ser utilizados en el debate actual). Varias de las entradas de finales de octubre y noviembre de 2010 estaban dedicadas a demostrar por qué estas críticas estaban equivocadas. Entre ellas figuran:

“Críticas a las Reforma de Las Pensiones: Algunas Falacias Comunes (I, II, y III)”

”La reforma de las pensiones: Un decálogo para negadores (y negados)”

“Agricultores y pensiones"

De aquella época, también cabe destacar una entrada contraria a la propuesta anteriormente citada que se sostenía sobre argumentos más sólidos (“Elementos para un debate sobre pensiones”), tales como atribuir el problema de la sostenibilidad de las pensiones a su financiación exclusiva por medio de cotizaciones sociales (y no mediante impuestos generales) y a la desigualdad salarial y a que las rentas no salariales son excesivas y escapan en buena medida al fisco (argumentos que también han reaparecido en el debate actual).

Tras aquel debate, se produjo la reforma de las pensiones de 2011 y, más tarde, la de 2013. No obstante, en NeG siguieron las advertencias sobre las dificultades financieras (no totalmente resueltas) del sistema público español:

“¿Para qué sirve un (buen) economista? La reforma de las pensiones como ejemplo”

“Pensiones: lo que la verdad esconde”

y, también, de la precaria situación del sistema de pensiones de otros países.

“El problema de las pensiones allende los mares”

Más recientemente, en el debate en curso sobre la necesidad de una nueva reforma (ya adelantada en entradas anteriores) se ha vuelto a insistir en que el problema demográfico que imposibilita la sostenibilidad financiera de un sistema de pensiones que pretenda garantizar tasas de sustitución como las que actualmente ofrece el español, es real y no va a desaparecer, y que la creación de empleo y que el crecimiento de la productividad solo pueden contribuir marginalmente a apuntalar dicha sostenibilidad. Dos de estas entradas son:

“Pensiones, pensiones, pensiones”

“Los parámetros del sistema de pensiones 1978-2017: Un juguete en manos de los políticos”

Evaluaciones de reformas

Otro conjunto numeroso de entradas NeG sobre pensiones ha estado dirigido a evaluar las diferentes medidas de reforma que se han introducido en los últimos años. Una pionera en este sentido avisaba de que las reformas de las pensiones no pueden contemplarse separadamente de otros programas sociales y que la situación financiera del sistema de pensiones es muy dependiente de los incentivos a la jubilación en edades cercanas a la legal de jubilación (“Reforma de pensiones, prestaciones por desempleo e incentivos a la jubilación” ).

Sin embargo, entre este grupo, son más numerosas las dedicadas a evaluar globalmente la reforma de 2011 ( “La reforma de las pensiones de 2011 es insuficiente”) u otras medidas más concretas que afectaban a los ingresos del sistema de pensiones (“De tarifas planas, pesos muertos y agujeros en el sistema de pensiones”), a los gastos a través de las modificaciones de la pensión máxima (“No reformemos las pensiones por la puerta de atrás” ) o las medidas introducidas por la reforma de 2013 y que ahora están siendo cuestionadas, es decir, el índice de revalorización de las pensiones y el factor de sostenibilidad (cuya entrada en vigor está prevista para enero de 2019):

“El nuevo factor de sostenibilidad del sistema público de pensiones en España”

“La reforma de las pensiones: el factor de sostenibilidad”

“Los retos del factor de sostenibilidad de las pensiones”

“Chapuzas en el BOE: Esta vez con las pensiones”

Propuestas alternativas

Además de los diagnósticos y de las evaluaciones de reforma, las entradas sobre pensiones en NeG también se han preocupado de analizar propuestas alternativas de reforma, bien las planteadas por los partidos políticos en sus programas electorales (de las elecciones generales de diciembre de 2015),

“Análisis NeG de Programas Electorales: Las Pensiones (I) Los retos”

“Análisis NeG de Programas Electorales: Las Pensiones (II) Las ¿soluciones?”

bien de propuestas que se han considerado en el marco de la Comisión Parlamentaria del Pacto de Toledo

“Por qué las pensiones de viudedad no pueden financiarse con cargo a los ingresos fiscales del Estado”

“Pensiones: toda la vida laboral”

o bien de otras más radicales que volvían a los orígenes, esto es, la propuesta de 2010 que inició el debate en NeG:

“¿Sirven las cuentas nocionales para algo?”



miércoles, 14 de marzo de 2018

Recomendaciones (o no) de lectura: La economía desenmascarada

En los comentarios a la (excelente) reseña del libro “El negacionismo económico”  escrita por José Luis Ferreira y publicada hace unas semanas, una de nuestras queridas lectoras nos afeó que solo prestemos atención a obras favorables a la "economía convencional" y nos retó a reseñar otras de autores “heterodoxos”, citando, en particular, “La economía desenmascarada”  (LED, de aquí en adelante) de Steve Keen.

Deseosos de calmar las preocupaciones de nuestros lectores por nuestras opiniones acerca de las tesis de economistas con "otras formas de pensar" (un precedente aquí), recogemos el guante. En este caso, para hacerlo son necesarias dos entradas (extensas) por la propia naturaleza del libro en cuestión (también muy extenso) y de la reseña (desfavorable). Si se prefiere otra más breve (y no tan desfavorable),  esta es nuestra recomendación.

¿Qué he hecho yo para merecer esto?

Reseñar este libro no es una tarea para encargar a alguno de nuestros generosos colaboradores (son 768 páginas en la versión en castellano, que incluye una introducción de Joaquín Estefanía, y 478 en la ultima edición en inglés). Tenía que ser uno de los editores el que se encargara de una tarea tan ardua. Y entre ellos, por afinidad de temas y exposición a los eventos que motivan LED, creo que yo era el menos indicado para poner excusas.

Antes de empezar, tengo que confesar que soy lo que Steve Keen calificaría como "economista embelesado por las falsedades de la economía neoclásica". Su libro acusa a este tipo de economistas (que cuantifica en el 85% de la profesión económica) de ignorancia y de falta de atención a lo que hacen o dicen el 15% restante, y de mala fe por propagar ideología favorable a los ricos y poderosos disfrazada de ciencia económica. Por tanto, creo necesario, aún a riesgo de parecer narcisista, hacer explícitas las credenciales (relevantes) y los prejuicios (confesables) con los que me he enfrentado (literalmente) a esta tarea.

(Los dos párrafos siguientes son prescindibles. Si discrepa sobre la necesidad anteriormente expresada y/o tiene poco tiempo, sálteselos y vaya directamente al siguiente apartado).

Hacía tiempo que sufría la tentación de caer en esta lectura. Había ojeado LED en varias librerías y expositores de libros en congresos. Tenía noticias de su enorme influencia entre la heterodoxia económica y, tras haber realizado bastantes incursiones por blogs (y por las lecturas recomendadas en ellos) de economistas favorables a escuelas alternativas de pensamiento económico (todos tenemos algunos vicios), había acumulado una enorme curiosidad. Sin embargo, nunca compré el libro porque me pareció excesivamente caro para lo que prometía (37$ paperback en inglés, 27,07 euros en tapas blandas en castellano). Ahora, gracias a una excelente biblioteca cercana, he podido acceder a las dos últimas ediciones, tanto en castellano como en inglés.

Por tener una edad y una curiosidad malsanas, también he tenido bastante exposición a algunas de las escuelas de pensamiento heterodoxas que se presentan en LED como la “salvación de la ciencia económica”. Estudié teoría del valor marxista y economía post-keynesiana (inolvidable el curso de microeconomía de 1980-81 impartido por Diego Azqueta en la Universidad de Alcalá de Henares) y mi mentor, Luis Toharia (dep), al que nunca podré agradecerle todo lo que supuso en mi formación, se preocupó mucho por exponerme (intensamente) a las visiones marxistas, post-keynesianas e institucionalistas del mercado de trabajo, en especial, a las de Michael Piore, al que posteriormente puede seguir de primera mano como profesor del departamento de Economía en el que cursé mis estudios de doctorado. Entre esos cursos hubo uno sobre modelos de desequilibrio, impartido por Frank Fisher, y varias clases de Paul Samuelson, Robert Solow y Frank Hahn sobre economía post-keynesiana, que ellos debían conocer bien, sobre todo por proximidad. Desde 1991 a 2003 impartí un curso (anual) de macroeconomía avanzada en el que se dedicaban varias clases a la teoría post-keynesiana del crecimiento económico, en general, y a la controversia de Cambridge, en particular. Desde 2004 he presenciado algunas sesiones organizadas por la Union of Radical Political Economics (otro de mis vicios) durante mis asistencias (casi) regulares al congreso anual de la American Economic Association.

El evangelio heterodoxo (con anuncio de llegada de un nuevo Mesías)

LED es un libro bien estructurado.

Los dos primeros capítulos constituyen una carta de presentación en la que fundamentalmente el autor reclama para sí y unos pocos economistas (heterodoxos, por supuesto) la clarividencia de haber previsto “la Segunda Gran Depresión” y acusa a casi toda la profesión económica de complacencia, ignorancia, falta de previsión, estar adoctrinada y adoctrinar a los estudiantes de Economía, y de justificar políticas económicas que siempre favorecen a los poderosos y empobrecen el mundo. Con esta acusación demuestra gran valentía y determinación, mayores incluso que las de Winston Churchill quién, cuando le preguntaron qué pensaba de los franceses, dijo que no tenía opinión formada porque “son muchos y no los conozco a todos”.

El resto de LED son quince capítulos más agrupados en tres partes dedicadas a presentar: i) errores lógicos de la economía convencional, ii) complejidades omitidas (que no deberían serlo) en los cursos de economía y iii) maneras diferentes (a la neoclásica) de “pensar la economía”. Dentro de ellas, cada capitulo se dedica a discutir, explicar o diseccionar una idea principal.

Esta es la versión resumida de mi resumen de esos capítulos. Muchas de las frases utilizadas son copias (casi) literales de otras que aparecen en el libro (entre paréntesis, mis apostillas). Un resumen similar, algo más extenso, del propio autor está en las páginas 81-84 de la edición española.

Errores lógicos de la economía neoclásica

#3: La demanda agregada de un determinado producto no siempre disminuye con su precio. Prueba: Sonneschein-Mantel-Debreu. Consecuencia: Desacreditación del “individualismo metodológico”. No se pueden deducir leyes económicas sistemáticas partiendo del análisis del individuo aislado.

#4: No es posible deducir una curva de oferta que sea independiente de la curva de demanda. Prueba: Stigler (1957). Consecuencia: solo cuando hay competencia perfecta existe una curva de oferta. Por eso los economistas neoclásicos siempre propugnan medidas que eliminen monopolios, sindicatos y cualquier obstáculo al libre funcionamiento del mercado.

#5: Los costes de producción son normalmente constantes o bien decrecientes para la mayoría de los bienes. Prueba: Sraffa (1926). Consecuencia: Si las productividades marginales no son decrecientes, no es posible determinar cuánto produce una empresa.

#6: El análisis neoclásico del mercado de trabajo es erróneo porque (la fuerza de) trabajo no es una mercancía. (Esto no necesita prueba). Consecuencia: los economistas neoclásicos siempre abogan por medidas para desregular el mercado de trabajo y reducir los salarios y se oponen a intervenciones que aumentan los salarios bajos mientras protegen los salarios altos utilizando torticeramente la teoría de la productividad marginal, que es errónea como se demostró en #5.

Conclusión: La oferta y la demanda no funcionan como creen los economistas neoclásicos. En lugar de microeconomía, los estudiantes deberían dedicar su tiempo a otras cosas (sin especificar cuáles, por ahora).

Complejidades omitidas en la enseñanza de la economía

#7: La controversia de Cambridge (¡ya era hora!). No es posible definir el capital como un factor de producción agregado. Prueba: Sraffa (1960). Consecuencias: La tasa de beneficios no tiene nada que ver con la productividad marginal del capital; solo refleja el poder relativo de nuestra sociedad (de empresarios frente a trabajadores), así como las capacidades técnicas de las fábricas y el éxito o no de las recientes olas de inversión. La teoría neoclásica de la distribución de la renta no tiene ningún sentido.

#8: La metodología de la economía neoclásica, que valida teorías en función de sus resultados predictivos y no de los supuestos necesarios para alcanzar esos resultados, es una locura. Consecuencia: La Economía no es una ciencia y sigue un programa de investigación degenerativo que más que expandir el abanico de fenómenos que es capaz de explicar, solo se ocupa de proteger creencias secundarias para defender de ataques al núcleo duro de sus convicciones. Para ello, las únicas políticas que aprueban los economistas neoclásicos son aquellas que hacen que el mundo real se parezca lo más posible a su modelo económico.

#9: El modelo neoclásico solo se preocupa de realizar análisis estáticos, que son inútiles para comprender economías dinámicas donde tienen lugar cambios frecuentes y paulatinos. Los economistas continúan siendo casi criminalmente inconscientes de cuestiones relacionadas con el análisis de sistemas dinámicos. La economía es inherentemente inestable y nunca alcanza el equilibrio. La teoría del caos y el ejemplo de William Phillips en sus intentos por construir modelos dinámicos de la economía (incluso en forma mecánica) son las vías por las que debería avanzar la economía.

#10: La macroeconomía obtiene sus fundamentos de la falaz microeconomía y, por tanto, no puede concebir que existan las grandes depresiones económicas. Por eso, los macroeconomistas más prominentes no vieron venir la última crisis. La falacia reduccionista sobre la que se construye la macroeconomía solo puede conducir a la ignorancia total. Un repaso de la historia de la macro desde Keynes hasta la actualidad, donde se señalan numerosas incorrecciones y falacias, permite concluir que la profesión económica está capturada por los capitalistas. “El hecho de que estas teorías se hayan desarrollado, en parte, gracias a fondos públicos y de empresas, mientras que los economistas no ortodoxos como yo (escribe Steve Keen) han tenido que trabajar sin la ayuda de becas de investigación, es una de las razones por las que este sinsentido que es la teoría neoclásica esté tan bien desarrollado, y sus potenciales rivales tan escandalosamente atrasadas" (sic, pag. 445, edición en castellano).

#11: Los mercados financieros calculan mal los precios de los activos y son fuente de gran inestabilidad. La hipótesis de la eficiencia de los mercados financieros no puede aplicarse al mundo real. La incertidumbre, y no el riesgo, es el principal factor que se interpone entre los inversores y un conocimiento certero del estado futuro de las empresas. Consecuencia: El rendimiento esperado de una inversión simplemente no puede saberse.

#12: Ataque a Ben Bernanke (¡se hacía esperar!), equivocado en su interpretación de la Gran Depresión de los años 1930s y nefasto en su gestión de la Gran Recesión como Presidente de la Reserva Federal. Crítica (desaforada) a Paul Krugman por malinterpretar la teoría de la deuda y de la inestabilidad financiera de Hyman Minsky e intentar reproducirla con el instrumental neoclásico.

Conclusión: La economía neoclásica es un fracaso, intelectual y en sus aplicaciones al mundo real. Aunque todavía no existe otro enfoque alternativo, sí hay otras formas de pensar que llevarán a construir una teoría económica sólidamente fundamentada y no ideológica. Una de esas perspectivas, (escribe Steve Keen) “me permitió a mí ser uno de los pocos economistas que vieron venir la Gran Recesión”.

Formas alternativas de “pensar la economía”

#13: Economistas post-keynesianos y austríacos (en total, doce de ellos) vieron venir la crisis porque incorporan explícitamente el crédito y el dinero en sus modelos de la economía (en algunos casos, dinámicos y de desequilibrio). La modelización correcta de Minsky a partir del modelo de Goodwin y los datos sobre evolución de la deuda antes de la crisis fue suficiente para prevenir lo que estaba por venir y caracterizar la transmisión de las perturbaciones financieras a través de la deflación de la deuda. Consecuencia: Una disciplina económica que sea relevante para el capitalismo deberá ser una teoría dinámica y estrictamente monetaria, en la que las finanzas jueguen un papel fundamentalmente desestabilizador.

#14: Hay (solo) dos posibles enfoques para desarrollar un modelo monetario del capitalismo: i) construcción de modelos multi-agente por ordenador que puedan replicar determinados fenómenos macroeconómicos, y ii) descripción de la economía mediante agregados (cambio evolutivo, clases sociales, producción agregada, deuda agregada) y formalización con ecuaciones dinámicas de los modelos verbales de los grandes pensadores no neoclásicos. Se presenta un modelo monetario del capitalismo. con dinero y crédito endógeno que sigue el segundo de los enfoques anteriores.

#15: Alternativas a la hipótesis de los mercados financieros eficientes. Teorías conductitas e hipótesis de los mercados fractales e ineficientes. La utilidad de la Econofísica para detectar y explicar la volatilidad de los mercados financieros. Reformas necesarias de la regulación financiera.

#16: La economía neoclásica no es mala por ser matemática per se, sino porque es mala matemática. Muchos teoremas de la economía neoclásica tienen contradicciones lógicas, variables omitidas, falsas equivalencias y/o condiciones inexploradas.

#17: (Digresión) La mayor parte de los economistas marxistas son irrelevantes, pero Marx no lo es. La incoherencia de la teoría marxista del valor-trabajo y del origen de las plusvalías. Paseo por los economistas fisiócratas, Smith y Ricardo para poner en perspectiva la doctrina marxista y concluir que esta no puede ofrecer una alternativa a la falaz teoría subjetiva del valor de la economía neoclásica. Consecuencia: Hay que ignorar a los economistas marxistas. La resurrección de Marx solo puede producirse destilando los ricos fundamentos filosóficos de su análisis del capitalismo y aplicándolos a la reforma de la teoría económica.

#18: Puntos fuertes y débiles de las escuelas de pensamiento económico alternativas a la neoclásica: marxista, post-keynesiana, austríaca, sraffiana, la teoría de la complejidad y la econofísica, y la escuela evolucionista. Todas con puntos fuertes en áreas donde la economía neoclásica está equivocada, pero no suficientemente maduras como para fundamentar un cuerpo de conocimiento que reemplace a la economía convencional. Se puede imaginar una teoría económica del siglo XXI a partir de una combinación de las escuelas alternativas de pensamiento económico pero todavía está por llegar (Con esto el autor resucita el pensamiento de Maimónides: “Es mi convicción certera que vendrá el Mashiaj/Mesías, y aunque se retrase igual lo esperaré a diario”).

Conclusión: La economía académica no se reformará por sí misma. La revolución y un nuevo paradigma científico debe provenir desde fuera: periodistas y formadores de opinión en la blogsfera, estudiantes críticos, departamentos de economía que ofrezcan programas de estudios con otras metodologías y provean a los estudiantes de las habilidades que necesitará el economista del siglo XXI (cálculo, álgebra, ecuaciones diferenciales, dinámicas de sistemas, programación informática, historia y sociología).

Avance informativo

En la siguiente entrada ofreceré mi valoración de este intento de desacreditación de la ciencia economica. (Spoiler: Con este resumen, creo que pocos lectores se sorprenderán si avanzo que en  mi opinión LED no consigue más que otros ataques a la economía convencional, anteriores o posteriores, igualmente fallidos. En cierto modo, LED pertenece a la categoría de productos pseudo-científicos que en ciencias sociales se ha dado en llamar critical studies, que tratan -supuestamente- de enseñar a pensar "críticamente", cuando en realidad lo que hacen es todo lo posible por desviar a su (reducida e ideológicamente secuestrada) audiencia del conocimiento necesario para poder pensar con criterio propio.



Venceremos si nuestro adversario lo permite

La izquierda realizará políticas de izquierda si la derecha y las políticas de la derecha lo permiten. El SMI subirá en el año 2020 si el crecimiento del PIB lo permite. Las pensiones se actualizarán periódicamente lo suficiente si el factor de revalorización lo permite. España será un estado aconfesional según la Constitución de 1978 si los acuerdos con la Santa Sede de 1979 lo permiten. Haremos un gran país entre todos si por descontado los separatistas y los radicales lo permiten. Conoceremos la verdad y nada más que la verdad si las encuestas y los medios de comunicación lo permiten. La pobreza será erradicada del mundo si la riqueza lo permite. Nos situaremos en la vanguardia real si las apariencias reaccionarias lo permiten. Seguirán triunfando las movilizaciones feministas si los machismos lo permiten. Alcanzaremos pronto la inmortalidad si la religión y la ciencia lo permiten. Creceremos por encima de la media europea si Alemania y el resto de economías europeas lo permiten. Se instaurará una república en España si la Monarquía española lo permite. Los sueldos de los funcionarios públicos mantendrán su poder adquisitivo si el IPC lo permite. Las condiciones y los derechos de los trabajadores mejorarán si los empresarios lo permiten. Los consentimientos de K. disminuirán si el aumento de sus consentimientos lo permite.

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lunes, 12 de marzo de 2018

Richard H. Thaler: la psicología en las ciencias económicas

El Premio Nobel de Economía de 2017 recayó en el estadounidense Richard H. Thaler por su contribución a la economía del comportamiento, o lo que es lo mismo, por sus investigaciones sobre la influencia de la psicología en la toma de decisiones económicas. Siempre se ha asumido que los ciudadanos teníamos información suficiente para actuar de la manera que racionalmente más nos convenía económicamente, sin embargo, Richard H. Thaler afirma que existen otros factores psicológicos que influyen en la toma de decisiones, que hacen que haya, a veces, un comportamiento irracional. Estos otros factores los clasifica en tres campos: la racionalidad limitada, las preferencias sociales y la falta de autocontrol. Racionalidad limitada. Thaler desarrolla aquí la teoría de la contabilidad mental, que incluye, por ejemplo, la influencia de los puntos de referencia. Así describe cómo en una búsqueda por internet, nos guiamos fuertemente por el precio que nos muestran como más bajo. Además, habla del mayor valor que damos a los productos que poseemos, frente a los que podríamos adquirir por el mismo valor. Preferencias sociales. Thaler analiza la influencia de la percepción de lo que es justo en el comportamiento económico. Así, estamos dispuestos a renunciar a beneficios materiales por lo que se considera una causa justa. Por ejemplo, muchos boicots tienen éxito contra empresas que se considera que han violado unas reglas básicas. Falta de autocontrol. Thaler estudia las tensiones existentes entre hacer en el corto plazo y planificar en el largo plazo. Sucumbir a las tentaciones del corto plazo tiene normalmente mucho que ver con el fracaso de decisiones a largo plazo, como, por ejemplo, ahorrar para la vejez. También habla de la posibilidad de dar un pequeño empujón a los consumidores para fomentar estas decisiones a largo plazo. Por ejemplo, que la decisión de suscribir un […]

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11/03/2018 – El Día – Demoliendo las instituciones que facilitan la discriminación

Según el análisis de la encuesta permanente de hogares (EPH) efectuado por el Econometrista de la Universidad Di Tella, Martín Rozada, las mujeres ganan en Argentina 26 por ciento menos que los hombres. Los datos pueden diferir en algunos puntos de los que han circulado esta semana por los medios, en razón de la base del cómputo, porque una cosa es comparar un año completo y otra, hacer el ejercicio en los trimestres en los que se cobra o no el aguinaldo, que obviamente es otra de las fuentes de la diferencia, porque la tasa de informalidad es mayor para ellas.

El segundo dato interesante del cálculo del Profesor Rozada, es que prácticamente todas las diferencias desaparecen cuando se controla por la cantidad de horas trabajadas. Esto quiere decir que en Argentina no hay tanta discriminación laboral directa, sino que misma tarea, en promedio, genera igual remuneración. Este es un resultado polémico; mis propios cálculos me daban para otros momentos una brecha que persistía aun teniendo en cuenta las diferencias en la jornada laboral.

Es evidente que existen barreras de acceso a cargos jerárquicos y de dirección basadas en el género. Por ejemplo, en las universidades, aunque de cada 100 personas que se gradúan, 63 son mujeres, la mayoría de los decanos y rectores son hombres. Sin embargo, es probable que en el promedio de los grandes números esos casos se diluyan y por eso no aparezca una diferencia a favor de los hombres en el salario pagado por hora de trabajo.

El punto que quiero hacer acá es que si realmente buscamos la igualdad de oportunidades debemos hacerlo con políticas públicas que ataquen todos los problemas, pero que tengan como prioritarios aquellos que mueven más la aguja de la realidad.

 

¿POR QUÉ TRABAJAN MENOS?

Siempre según la EPH del Indec, la tasa de participación de las mujeres en la economía es de 47,9 por ciento mientras que la de los hombres es de 69,8 por ciento. Además, el desempleo también discrimina, porque la tasa es de 9,5 por ciento para las mujeres y de 7,3 por ciento para los varones. Esto quiere decir que trabajan menos tanto porque se vuelcan en menor medida al mundo del empleo, como porque sufren mayores dificultades para conseguir un puesto, una vez que salen a buscarlo, aunque el primer problema es más grande que el segundo.

La brecha de participación que es de 22 puntos porcentuales en Argentina, es de solo el 5 por ciento en Suecia y entre ese número y el 10 por ciento de diferencias encontramos a Finlandia, Dinamarca, Austria, Portugal y Francia, por nombrar algunos de los casos de países desarrollados en los que evidentemente la participación es más igualitaria. Pero el problema es más grave aún, porque incluso cuando las mujeres en todo el mundo se vuelcan en mayor medida al mundo del trabajo, persiste una propensión a mantenerse en empleos de medio tiempo.

Lo importante aquí, por supuesto, no es que necesariamente las mujeres tengan que trabajar tanto como los hombres. Es legítimo que dentro de un hogar exista una división de las tareas por la que la persona que puede conseguir un mejor empleo le dedique más tiempo al mercado laboral, mientras que las tareas del hogar recaigan en mayor medida en otro integrante de la pareja, solo que no está claro que eso quiera decir que la mujer se tiene que quedar en la casa y el hombre salir a trabajar. De hecho, si miramos la evolución del capital humano en el tiempo, en el año 1974, cuando el Indec hizo por primera vez la Encuesta Permanente de Hogares, 7,3 por ciento de los hombres en el Gran Buenos Aires tenían estudios superiores, mientras que 4,9 por ciento de las mujeres contaban con ese privilegio. Hoy, la cifra de hombres con educación terciaria o universitaria asciende a 17,4 por ciento, pero el porcentaje de mujeres en la misma condición se eleva hasta 22,7 por ciento. Si esta tendencia persiste, como parecen indicar los números de graduación universitaria por género; desde el punto de vista económico deberíamos asistir a una reversión en las tasas de participación, en favor de las mujeres.

Si ello no está ocurriendo en mayor medida es porque las instituciones formales e informales que regulan las relaciones del trabajo, atrasan cuarenta años. En el campo de la Ley, deben ser removidos los incentivos artificiales a contratar hombres, como por ejemplo la licencia por maternidad que le asigna más tiempo para el cuidado de los niños a la madre, que al padre, puesto que si el empresario estima que ellas se ausentarán del empleo con mayor probabilidad, será renuente a contratarlas. Lo mismo ocurre con el cuidado de los niños pequeños; si el sistema de educación pública formal no los contiene desde más temprano, alguno de los integrantes del hogar debe cuidarlos, salvo que tengan la posibilidad económica de pagar una guardería privada.

Y aquí empieza a verse el problema de las instituciones informales, porque en la mayoría de los casos la sociedad asume que la que tiene que postergar su carrera o emplearse part time, es la madre, cuando desde el punto de vista económico es cada vez menos cierto que eso sea conveniente.

No tengo nada en contra de que una pareja quiera formar una familia con perspectiva tradicional, arraigada en los valores del siglo pasado, según los cuales hay roles de género predeterminados. Lo que no podemos permitir es que el Estado cristalice ese tipo de estructura social, generando incentivos que le hacen más empinada la cuesta a aquellas parejas que comulgan con ideales más liberales, en las que los derechos a desarrollarse no están condicionados de antemano por haber nacido hombre o mujer.



domingo, 11 de marzo de 2018

Precariedad 2.0: contratos indefinidos, pero no eternos

Conjuntamente con José Ignacio García-Pérez y Marcel Jansen

En los episodios anteriores de esta serie sobre precariedad laboral, [1] y [2], analizamos la evolución reciente de la contratación temporal. Aquí, ponemos el foco en la contratación indefinida, en concreto en la duración de los empleos en los que se usan este tipo de contratos. Nos encontramos con un par de hechos, por lo menos sorprendentes: alrededor del 40% de los nuevos empleos indefinidos son de corta duración (no consiguiendo superar el año). La causa principal de este fenómeno es el despido (60% de las bajas) y lleva a cerca del 90% de los trabajadores afectados a un cambio de situación laboral (dejan de tener un empleo indefinido). En esta entrada tratamos de dar una explicación de por qué una parte tan sustancial de los contratos indefinidos duran tan poco y discutimos sobre las implicaciones de este fenómeno

El bajo impacto de la contratación indefinida sobre el empleo.

Partamos de un primer hecho: el gran volumen de contratos indefinidos que se firman cada año (1,93 millones en el año 2017, acercándose al máximo histórico de 2,3 en el 2007) tiene una repercusión relativamente baja en las variaciones netas del empleo indefinido. O visto de otra forma, y como ejemplo, en los últimos cuatro años de expansión económica se necesitaron en promedio 8 contratos indefinidos por cada ocupado adicional con este tipo de contrato. Además, como nos muestra la línea verde en el Gráfico 1, si aislamos lo ocurrido en la última recesión, y los efectos a corto plazo de la reforma de 2006, este indicador parece seguir una tendencia creciente.

Para entender tan baja sensibilidad del empleo ante la contratación indefinida, es necesario estudiar las transiciones laborales de las personas que disponen de un contrato indefinido. Para ello, usamos dos fuentes: la EPA de flujos y la Muestra Continua de Vidas Laborales (MCVL). La primera permite seguir las personas entrevistadas en la EPA a lo largo de seis trimestres consecutivos, nos da, por lo tanto, información sobre las transiciones anuales entre situaciones laborales. La MCVL proporciona los historiales de afiliación a la Seguridad Social para un muestra grande de personas, permite por lo tanto medir con exactitud la duración de la relaciones laborales y las causas por las que se producen las rupturas de estas relaciones laborales.

La EPA de flujos indica que, en promedio, un 88% de las personas que tenían un empleo con contrato indefinido en algún trimestre del periodo 2014-2016, permanecieron en este empleo al cabo de un año. Esta tasa de supervivencia de los contratos indefinido es cuatro puntos más alta que antes del inicio de la recesión, lo que no parece encajar con el primer hecho. Se esperaría, por lo contrario, que la menor sensibilidad de las variaciones netas del empleo indefinido se debieran a menores tasas de supervivencia  en este empleo indefinido.

Empleos indefinidos de corta duración

Para explicar esta aparente incoherencia, al igual que hicimos con los contratos temporales en la primera entrada de esta serie [1], es necesario disponer de información sobre la duración de los empleos indefinidos. Y aquí viene la segunda sorpresa, no sólo no son eternos, de hecho una parte muy sustancial apenas aguantan un año antes de romperse.

Para ilustrarlo, en el Gráfico 2 mostramos las tasas de supervivencia anuales en función de la antigüedad del trabajador en la empresa. La tasa de supervivencia de los empleos indefinidos en el primer año es considerablemente baja para aquellos con 3 meses o menos de antigüedad: 57.5%.

Por otra parte, las tasas de supervivencia crecen con la antigüedad, llegando al 90% en los empleos indefinidos con más de 3 años en la empresa. En consecuencia, para explicar la baja sensibilidad de los contratos en las variaciones interanuales del empleo no basta la tasa agregada de separación, dado que entre los nuevos contratos las tasas de supervivencia son 30 puntos porcentuales inferiores a la media. Pero además, también es necesario saber lo rápidas que son las separaciones en los empleos que no han conseguido superar el año. En efecto, tal como explicamos en entradas anteriores [1] y [3], la EPA, al ser una encuesta trimestral, no informa sobre muchas transiciones que sí se captan con un registro diario de contratos.

Finalmente, la EPA tampoco nos permite avanzar en la explicación de por qué se producen estas separaciones tempranas. Por ejemplo, no permite distinguir entre despidos y abandonos voluntarios. Solo indica que el 88% por lo trabajadores implicados en estas separaciones tempranas transita en su mayor parte a otra situación laboral distinta del empleo indefinido. No parece, por lo tanto que tan elevadas tasas de separación tempranas vengan motivadas por abandonos voluntarios para moverse a otro empleo indefinido.

¿Qué puede explicar despidos tan tempranos?

Para aprender algo más de este fenómeno, hemos de acudir a la Muestra Continua de Vidas Laborales. Esta fuente indica que un 37.1% de los empleos con contrato indefinido que se iniciaron entre enero del 2014 y marzo del 2016 causaron baja antes de superar los 12 meses de  en la empresa (un 44,6% si la fecha inicial es la del contrato indefinido, en lugar la del empleo). Un un 60% de estas bajas fueron por motivo de despido(1).

En un primer intento de entender los determinantes de estas bajas laborales, estimamos un modelo de duración en tiempo discreto (meses) para la probabilidad salir de un empleo con contrato temporal o indefinido en función de la duración del empleo y otras variables de control (2).

En el Gráfico 3, se muestran las tasas de salida estimadas por tipo de contrato de empleo y motivo de la baja. La tasa de salida correspondiente a un mes determinado proporciona la probabilidad de salir en ese mes por uno de los motivos indicados condicionado a que en los meses anteriores no se haya producido una salida del empleo ni por ese ni por cualquier otro motivo. En la parte de arriba se presentan las tasas de salida estimadas de los empleos indefinidos por causa de despido (izquierda) y por causa de baja voluntaria (derecha). En la parte inferior, se presentan los tasas de salida por cese o despido de los empleo temporales (izquierda) y de los indefinidos por edades (derecha). Las tasas de salida se muestran para dos períodos expansivos: 2001-2007 y 2014-2016, excepto en el gráfico por edad que se hizo solo para el período 2014-2016.

Los principales resultados de este ejercicio son los siguientes:

En primer lugar, y al igual que con la EPA de flujos, las tasas de salida del empleo decrecen con la antigüedad, pero muestran además que se produce un número significativo de bajas en los primeros meses, incluso semanas. Por otra parte, estas tasas de salida muy tempranas se han multiplicado por más de 2, en comparación con la anterior fase expansiva. Este fenómeno es similar al que se ha producido con los contratos temporales, donde observamos un mayor uso de los contratos de muy corta duración (véase una explicación en la primera entrada de esta serie [1]).

En segundo lugar, las mayores tasas de salida de los empleos indefinidos por cese o despido son las de los sectores con mayor temporalidad (hostelería y construcción (3), por lo que incluso en estos sectores no parece incompatible el uso de la contratación indefinida para empleos de corta duración.

En tercer, los altos valores de las tasas de salida por despido o cese en los 6 primeros meses (en especial para el período 2014-2016) podrían deberse a un mayor uso de bajas por finalización del períodos de prueba (2 meses máximo para empresas de más de 25 trabajadores; 3 meses para las PYMES, y 6 meses para los técnicos titulados), aunque ésta es sólo una hipótesis aún por contrastar. Ténganse en cuenta que, además, no hay derecho a indemnización por despido en periodo de prueba si éste no se considera improcedente.

En cuarto lugar, tanto en las tasas de salida por despido de empleos con contratos temporales como en los indefinidos, se producen picos a los 12, 24 y 36 meses. Este fenómeno requiere un estudio más riguroso (que prometemos para otra entrada), de momento, estas serían unas posibles explicaciones intuitivas: En el caso de los temporales se puede justificar por obras o servicios que hayan sido contratados con esta duración exacta. Sin embargo, esta explicación no tendría, a priori, menos sentido en los empleos indefinidos. En este caso, se deberían contrastar dos hipótesis: que sean despidos de trabajadores temporales convertidos en indefinidos al llegar al máximo de 24 meses permitido en la concatenación de contratos temporales, o que sean despidos que se produzcan una vez agotados los incentivos a la contratación indefinida (4).

A favor de la primera hipótesis está el hecho de que estos picos prácticamente no se observan  en las terminaciones de empleos temporales, y a favor de la segunda hipótesis está el hecho de  que los umbrales de 24 y 36 meses parecen tener un mayor impacto en uno de los colectivos beneficiarios de las incentivos, el de los mayores de 45 años. (5) (6)

En quinto lugar, en el caso de la terminaciones de los empleos indefinidos por bajas voluntarias, no observamos estos picos, aunque sí una tasa muy superior en los primeros meses. Recordemos aquí que consideramos abandono voluntario el que se declara legalmente, desconociendo el motivo real de la terminación. Estas separaciones no suponen indemnización por despido, ni derecho a prestación por desempleo, y aunque el trabajador acabe perdiendo, es posible que ésta sea una condición pactada desde el inicio de la relación laboral. Finalmente, también hemos de tener en cuenta que con la contratación indefinida, la empresa también se puede ahorrar los recargos por contratación de muy corta duración que tendría con contratos temporales.

Conclusiones.

Alrededor del 40% de los contratos indefinidos no supera el año de duración por distintos motivos, y la mayoría de las salidas del empleo (un 60%) se producen con  despidos. Por otra parte, se han incrementado notablemente los despidos en empleos indefinidos de muy corta duración (incluyendo los inferiores a un mes). Ambos hechos tienen implicaciones importantes. La primera es que el crecimiento imparable de la contratación indefinida está teniendo un efecto escaso en los indicadores tradicionales de empleo, un hecho que también se está produciendo con la contratación temporal (véase el primer episodio de esta serie). En segundo lugar, son varias las hipótesis plausibles para explicar el uso extendido de la contratación indefinida en empleos que acaban siendo de corta duración. Todas ellas requieren ser estudiadas con rigurosidad. Desde aquellas que vinculan este fenómeno con la normativa contractual actual o los incentivos a la contratación, hasta las que puedan basarse en que las empresas no encuentren los candidatos adecuados para mantener relaciones laborales estables en el actual contexto de cambio tecnológico.

En cualquier caso, con esta legislación y los instrumentos utilizados para combatir la alta rotación laboral, se comprueba que la terminación de contratos indefinidos no resulta tan complicada en los primeros meses. Y esta evidencia se une a otras tantas que ponen en duda la imperiosa necesidad de que existan diferencias entre contratación temporal e indefinida.

Pero, además, la presencia tan sustancial de contratos indefinidos con una corta o muy corta duración da aún más relevancia a medidas como el bonus-malus como instrumento para combatir los excesos de rotación laboral en las empresas y los subsidios cruzados. Y es que a la hora de fijar los umbrales de rotación que premien o penalicen a las empresas no se puede considerar sólo la contratación temporal.

Finalmente, estos resultados también permiten enfatizar la conveniencia de implantar cuentas individualizadas, al modo de mochilas austriacas, para aquellas personas que terminen sus empleos con declaración de bajas voluntarias o para los que no superen períodos de prueba, para compensar los casos en los que se abuse de la contratación indefinida de corta duración utilizando estas vías.

 

Notas:

(1) La antigüedad en la empresa se mide aquí la acumulación de meses en alta laboral, mientras que contra en la EPA se mide por el tiempo transcurrido desde inicio del empleo. Esta diferencia puede estar influyendo sobre las diferencias en las tasas de supervivencia de la EPA y la MCVL.

(2) Estimamos un modelo para la tasas de salida controlando por varios factores con una muestra amplia de personas activas en alguna de las olas 2006-2016, y cuyos empleos terminaron entre los años 2001-2016. Para evitar las situaciones de “attrition” debidas a terminaciones por jubilación u otras bajas, como incapacidad, que lleven a la inactividad en el período 2001-2005, nos fijamos sólo en las tasas de salida de los empleos indefinidos en caso de despido, en los abandonos voluntarios y las terminaciones por motivos temporales.

Las variables de control son, además de la duración del empleo, edad, género, nacionalidad, nivel educativo, cualificación del puesto de trabajo ocupado, sector de ocupación y controles de ciclo económico, región y estacionalidad además de medidas de experiencia previa como el número de contratos temporales, la duración del desempleo anterior y la experiencia potencial.

(3) Las tasas de supervivencia obtenidas con la MCVL son superiores a las de la EPA de flujos, entre otras razones porque no mostramos todas las causas de baja, pero también por usar sólo las afiliaciones al régimen general. No se incluyen regímenes con cierto peso en sectores estacionales, como el agrario o el de empleados del hogar (al pasar este al régimen general sólo a partir del 2012).

(4)En los picos de 1 año vuelven a intervenir los umbrales de los períodos de prueba (en los contratos de emprendedores y los que se puedan fijar en convenio).

(5) Hemos de remarcar que en estas estimaciones no hemos impuesto ninguna restricción sobre recontrataciones posteriores a la terminación del contrato. Por esta razón, los picos sólo nos dan una indicación de vinculación de las restricciones legales en la duración, no de su efecto total.

(6) Este resultado es compatible, entre otros, con el trabajo de Kugler, Jimeno y Hernanz que mostraron que la incentivos a la contratación en forma de reducciones de cuotas a la Seguridad Social y la reducción de costes de despido aplicados en el Reforma de 1997 tuvieron un efecto positivo sobre el empleo juvenil, y ningún efecto sobre el de colectivos de edad avanzada.

 



jueves, 8 de marzo de 2018

Brechas de género en Nada es Gratis: una breve recapitulación

Con motivo de la huelga feminista de hoy, aprovechamos para recordar algunas de las entradas más destacadas sobre brechas de género que hemos publicado en NeG a lo largo de los últimos años (sin pretensión de exhaustividad). Los temas de género han ido ganando prominencia en el blog recientemente. Aunque nuestra antigua colaboradora Sara de la Rica se había encargado de escribir sobre mujer y mercado de trabajo en España desde los inicios, en NeG era un tema minoritario hasta hace relativamente poco. La creciente popularidad de estos temas en el blog refleja el crecimiento de la investigación en temas de economía de género en los últimos años, como queda reflejado en su creciente presencia en los programas de cualquier congreso internacional de economía. También refleja, desde luego, las preferencias personales de varios de los editores y colaboradores actuales.

Para empezar, hemos tratado el tema de la brecha de género en salarios en varias ocasiones, además de la entrada de hoy de Nacho Conde, por ejemplo en esta entrada de Sara de la Rica en 2012, o las más recientes de Virginia Sánchez en 2015 y de Almudena Sevilla en 2016. David Cuberes nos habló de las causas y las consecuencias de la baja participación de las mujeres en el mercado de trabajo, y en esta entrada yo misma documenté hace unos meses algunas tendencias recientes en las brechas de género en empleo y salarios en España. Sara también nos ha hablado sobre brechas de género en educación (también Manuel Bagués aquí), y en la ciencia.

También hemos tratado en muchas ocasiones los posibles orígenes de estas brechas de género en el mercado laboral. Ghazala Azmat y Barbara Petrongolo nos contaron aquí lo que podemos aprender de la investigación reciente en economía experimental. Santi Sánchez e Irma Clots nos hablaban de la importancia de los roles y las normas sociales (aquí y aquí), Ainhoa Aparicio de la posible importancia del lenguaje (aquí), Sara de la formación familiar (aquí), y Rosa Ferrer y Ghazala Azmat de la importancia de las aspiraciones y la maternidad (aquí).

Una vez hecho el diagnóstico, es importante considerar lo que se puede hacer al respecto desde las políticas públicas. Manuel nos ha hablado de la efectividad (o no) de las cuotas de género en las listas electorales (aquí y aquí) y en los comités de evaluación académicos (aquí), Irma de las cuotas en política (aquí) y Lidia Farré, de las políticas de conciliación (aquí).

También hemos hablado de temás más espinosos, como la violencia de género (aquí, aquí y aquí), el acoso sexual, los micromachismos, o el sexismo entre los economistas, y Fran Beltrán nos ha ofrecido evidencia sobre el maltrato histórico a las niñas en España.

Merece la pena señalar que en muchas ocasiones, los autores de entradas sobre temas relacionados con género han tenido que lidiar con comentarios de lectores, a menudo anónimos, bastante hostiles o incluso insultantes. Las desigualdades de género son un tema que al parecer despierta sensibilidades, y que parece que hay a quien le molesta que se trate como objeto de análisis. Por desgracia, más de un colaborador se ha prometido no volver a tratar cuestiones de género en el blog debido a este tipo de reacciones negativas.

Para los interesados en la investigación sobre género en economía a los que esta entrada los haya dejado con ganas de más, en el blog hemos venido promocionando el taller sobre economía de género que organiza cada año COSME, el Comité sobre la Situación de la Mujer en Economía (aquí, aquí o aquí). En el programa de este encuentro podrán disfrutar de una amplia variedad de trabajos de alta calidad sobre el tema.

Aprovecho también la ocasión para celebrar el fantástico trabajo de todas nuestras colaboradoras, actuales (Ainhoa, Irma y Mireia, ¡sólo 3 de 20! Hablando de brechas de género, no nos olvidamos de las nuestras propias), pasadas (Sara y Lidia), e invitadas (Nuria, Almudena, Virginia, Ghazala, Rosa, Barbara, Judit, Ana, etc). Esperamos que sigáis contribuyendo al blog con vuestro análisis y reflexiones.

Les deseo a todos y todas un buen 8 de Marzo, y desde Nada es Gratis seguiremos contribuyendo al debate y apoyando la igualdad de género.



lunes, 5 de marzo de 2018

La inflación está en tu mente (para dummies)

Para cualquier persona que haya estudiado como funciona un programa de metas de inflación, la afirmación es obvia; todo depende de las expectativas.
Para el público no especializado un tuit como este puede parecer sin sentido, o peor aún, activar la representación mental de una morsa

¿Como funciona un programa de metas de inflación?

Una de las primeras cosas que se aprende en un curso de Economía es que el gobierno puede fijar los precios (precio máximo, por ejemplo) o las cantidades (cuotas de importación, por ejemplo), pero que nunca puede al mismo tiempo fijar precios y cantidades.

Cuando la gente escucha que un programa inflacionario es de corte monetarista, lo habitual es que piense que el gobierno controla la cantidad de dinero, o, dicho de otro modo; que emite menos.  

Pero el programa de metas de inflación no funciona con esa lógica sino al revés; el banco central controla el precio, fijando la tasa de interés y la gente elige de manera libre cuánto dinero demanda a ese precio, para hacer sus eventuales transacciones y con fines de ahorro. Aquí no es la emisión la que genera la inflación, sino que el aumento del dinero en el mercado (por cualquier vía) convalida la inflación que los actores de la economía tenían en la cabeza cuando formaron los precios.

De manera que, bajo un programa de metas como el actual, la clave para bajar la inflación está en quebrar las expectativas de esos actores y lograr que todos esperen menos inflación a futuro.

En una economía donde la gente no espera inflación es más difícil hacer contratos con aumentos nominales, porque esa plata extra tiene que salir de otros consumos; cualquiera que aumenta un precio en una economía con estabilidad, sabe que venderá menos y que si, aun así, el gasto de los consumidores en ese bien aumenta, necesariamente deberá bajar el presupuesto que esas familias destinan a otros bienes.

Nadie en la Argentina del 2005 ni tampoco en la de los 90, ponía una cláusula de ajuste automático de alquileres del 25% por año, ni tampoco a los gremios se les ocurría parar, si no se les daba un 20% de aumento.
Tampoco en una economía sin inflación, los consumidores convalidarían aumentos de precios de esa magnitud en la góndola del supermercado. Si le siguen comprando al almacenero que subió 10% las galletitas, es porque saben que eso es normal, que están en una economía inflacionaria y que no se trata de una estafa del comerciante.

Cuando un aumento de precios no reduce las cantidades demandadas de un producto, es porque no está siendo interpretado por los consumidores como un encarecimiento de ese producto en relación a otros, sino como la consecuencia de una suba general de precios.

¿Subieron realmente el dólar, o las naftas? ¿o subió todo más o menos en la misma proporción?

 

¿Como se forman las expectativas?

Esto, por supuesto, no quiere decir que la inflación sea culpa de la gente, que sufre algún tipo de enfermedad mental, por la que convalida los aumentos.

Las expectativas no nacen de un repollo. Si la gente percibiera un mayor compromiso del gobierno, o si el Congreso prohibiera que el Banco Central financie al Tesoro, probablemente, todos esperarían menos inflación, remarcarían menos, y, por lo tanto, dada la tasa fijada por la autoridad monetaria, demandarían genuinamente menos dinero para hacer transacciones, pero más billetes para atesorar.

Es obvio que los aumentos pasados también influyen en las expectativas de aumentos futuros. Si el gobierno hiciera hoy un último tarifazo, de una vez y para siempre, eliminando por completo todos los subsidios a los servicios públicos, no sería lógico esperar que la moneda siga perdiendo valor el mes que viene, y el otro.

Lo mismo ocurre con la demanda de dólares; si la gente supiera que el billete verde no va a volver a subir, pocos pondrían sus ahorros en esa moneda.

EL problema es que como ocurre en la psicología, ante la falta de evidencia de un cambio hacia futuro, la mejor expectativa sobre el comportamiento de una variable, es que repita el comportamiento pasado.

¿Cómo se quiebran las expectativas?

 

Para romper el círculo vicioso, necesitamos cambiar el chip en la cabeza de los actores económicos.  Ayudaría mucho que el gobierno transmita un cambio de régimen, con un compromiso de eliminar el financiamiento del déficit por parte del Banco Central y que dé certidumbre de tarifas hacia delante.
La comunicación aquí también es muy importante; el Banco Central no debería comprometerse a una meta cuyo cumplimiento no esté dispuesto a garantizar, cueste lo que le cueste en materia de tasas.

En este sentido, el giro desde un control del precios (tasas) a un control de agregados (emisión), podría ser la tecnología de compromiso necesaria para que los actores de la economía esperen una inflación consistente con ese anuncio de emisión futura y formen sus precios hacia delante, pensando que esa será realmente la inflación.

Una vez que los precios se formaron, el shock inflacionario ya ocurrió en la realidad, pero el proceso de formación de los nuevos precios depende en un 100% de las expectativas de inflación futuras, que, por ahora, están en la mente de los actores.



jueves, 1 de marzo de 2018

La mayoría de los pensiones de jubilación en España no alcanza los 800 euros

Las protestas sobre las pensiones de jubilación –y su irrelevante actualización al 0,25%- ha puesto a trabajar a el diario El País, que titula uno de sus artículos más recientes de la siguiente manera: “El jubilado medio: hombre de 75 años con 1.077 euros mensuales de pensión”. La pretensión del que, actualmente, es uno de los diarios que mayor respaldo otorga al movimiento neoliberal en España -defendido a nivel político por PP, PSOE y Ciudadanos- es muy clara; proyectar una imagen sesgada sobre las pensiones que diluya o neutralice el debate, predisponiendo mediante técnicas estadísticas de manipulación a la opinión pública. ¿Por qué? Porque la mayoría de las pensiones no llega a los 800 euros. Abordar el análisis de las pensiones desde la perspectiva del jubilado medio -una abstracción- es una estrategia ideada única y exclusivamente con el fin de desinformar a la sociedad. Cualquiera que analice con un poco de rigor los datos de la Seguridad Social relativos a 2018 puede observar que de los 5,8 millones de pensiones por jubilación, 2,9 son inferiores a 800 euros,  es decir, el 50% – ver gráfico-. Incluso por tramos de cuantía se puede apreciar que el más recurrente de todos, con una diferencia que salta a la vista con extraordinaria claridad -véase nuevamente el gráfico-, se encuentra entre los 600 y los 650 euros mensuales (más de 1 millón de pensionistas, el 20% del total). Por favor, pásalo para que dejen de engañarnos ya.

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