viernes, 31 de mayo de 2019

Una posibilidad democrática, económica y perversa

Vamos a dejar claras tres cosas. La economía o los mercados no son perfectos, la naturaleza humana tampoco y la democracia, tú qué crees. Un ejemplo para explicarlo En la democracia Y existen dos partidos, el partido A y el partido B. También existen dos empresas, la empresa C y la empresa D. En esta hipotética democracia han transcurrido 10 legislaturas con el partido A situado en el poder, durante las cuales la empresa C ha facturado 1.000.000 de unidades monetarias al año, siendo apenas de 10.000 euros la facturación de la empresa D. En la legislatura 11 se produce un cambio democrático. El partido B alcanza el poder y realiza una convocatoria diferente de concursos públicos. La empresa D no puede concurrir porque su tamaño es muy pequeño para hacerlo. La empresa C, sin embargo, renuncia a hacerlo porque de resultar adjudicataria vería reducir su facturación hasta las 500.000 unidades monetarias anuales, tal y como acaba deduciendo del cálculo de las nuevas condiciones aplicadas por el partido B. Durante la legislatura 11, como ninguna empresa participa en los proyectos públicos propuestos por el partido B, la economía se paraliza. En consecuencia, cuando llega el momento de reelegir el partido de gobierno de la legislatura 12, la ciudadanía retira su apoyo al partido B y vuelve a asignar su voto al partido A. En la legislatura 12, la empresa C vuelve a concursar en los proyectos públicos del gobierno en los mismos términos en los que lo hacía antes de la legislatura 11. La empresa C evita así, tras el sacrificio realizado durante la legislatura 11 -en que facturó 0 unidades monetarias-, reducir el nivel de su facturación con carácter permanente a  la mitad. La economía vuelve así a funcionar como lo hacía anteriormente.  El  partido A vuelve así a […]

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jueves, 30 de mayo de 2019

Mirando al techo de cristal

Autora: Eva Ferreira

Tres investigadores de la UPF publicaban recientemente aquí un interesante artículo sobre la discriminación hacia las mujeres a la hora de ser seleccionadas para realizar entrevistas en procesos de selección laboral. En lo que a empleo se refiere, ellas tienen de promedio el 30% menos de probabilidades de ser llamadas para someterse a una entrevista de trabajo que los hombres con sus mismas características. A lo largo de las últimas décadas, son numerosos los estudios y trabajos de investigación que evidencian la discriminación a la hora de valorar la capacidad de las mujeres para acceder a un determinado puesto de trabajo.

A modo de ejemplo, las encuestas del Eurobarómetro en 2014 arrojaban un 21% de la población que considera que las mujeres no tienen las mismas habilidades que los varones para puestos de responsabilidad. Aquí los autores demuestran cómo universidades de prestigio infravaloran CV femeninos frente a masculinos, y aquí muestran que la introducción de audiciones ciegas en los 70 y 80 en las orquestas de USA incrementó en un 50% la probabilidad de que las mujeres candidatas pasaran las rondas de selección.

Por otra parte, se suele argumentar en algunos medios, aquí por ejemplo, que, ante las mismas cualificaciones de los puestos, los salarios no presentan diferencias. Además, sería ilegal pagar distinto por el mismo trabajo en España desde que en 1980 se aprobó el Estatuto de los Trabajadores. Las diferencias se explican en función de jornadas, complementos por horarios no habituales, nivel laboral, tipo de puesto, etc. Y nos preguntamos por las causas de no ver porcentajes similares de hombres y mujeres. En la última década han desaparecido argumentos que aludan a diferencias de habilidades (no pueden), mientras que se mantienen los referidos a diferencias en preferencias (no quieren). Parece por tanto que la elección laboral es el mayor determinante de la brecha, que se magnifica a partir de la maternidad, como indica Sara de la Rica aquí.

Esta autoexpulsión podría explicar la escasa presencia de mujeres en altos cargos o en puestos de alta remuneración. De ser así, el techo de cristal no sería efecto de la discriminación, sino de una menor ambición femenina por ascender. Recordemos que la existencia de este efecto requiere que se evidencien diferencias entre mujeres y hombres que no se explican por diferencias entre capacidades o preferencias, y que esta diferencia crezca a medida que avanzamos en la jerarquía laboral, afectando negativamente a las oportunidades de las mujeres para avanzar a niveles mayores. De hecho, cuando se trata de evidenciar la existencia o no del efecto techo de cristal encontramos resultados diversos, a favor y en contra, con probabilidades de ascenso cada vez menores en niveles superiores, probabilidades iguales o incluso que crecen a medida que se avanza en la jerarquía laboral (aquí y aquí). Aquí  encontramos un sumario de evidencia empírica, en el que los autores reconocen que los estudios no son comparables, debido a la ambigüedad sobre el significado del techo de cristal y la forma en la que debe ser medido.

Aquí Maripaz Espinosa y yo misma hemos identificado tres formas diferentes de interpretar el techo de cristal y hemos analizado el impacto en cada una de ellas de la discriminación en la valoración de las capacidades.

Para ello, desarrollamos un modelo teórico, con hombres y mujeres indistinguibles en cuanto a habilidades y preferencias, que nos permita aislar el efecto neto de una infravaloración constante de las habilidades. Así, los supuestos son:

1. Hombres y mujeres tienen la misma distribución de habilidades.

2. Hay una infravaloración de las habilidades femeninas, que se concreta en que la medida de las habilidades femenina se observa multiplicada por un valor menor que la unidad, y constante en todos los niveles de la escala.

3. El ascenso en la escala se realiza nivel a nivel. En cada nivel () se eligen aquellas personas que superan un cierto umbral de habilidades (()), de entre todas las personas que ya están en el nivel anterior.

Este escenario sencillo nos permite comprender el impacto del sesgo de valoración en el llamado efecto techo de cristal. Resulta interesante comprobar que los resultados dependen de qué entendemos exactamente por techo de cristal. En nuestro trabajo definimos tres tipos.

Definimos el primer tipo de techo de cristal (GC1) como aquel en que la probabilidad de elegir una mujer decrece según aumentamos en la jerarquía laboral. Es decir, que si denotamos por () a la proporción de mujeres en el nivel l de la jerarquía (1, 2,… , l,...), estas proporciones forman una sucesión decreciente.

Definimos el segundo tipo de techo de cristal (GC2) como aquél en que la ratio de la probabilidad de que una mujer sea elegida (()) frente a la de su homólogo masculino (()) es decreciente según ascendemos en la escala laboral. Es decir, la ratio de las probabilidades, () / (), es una sucesión decreciente. El GC2 aparece, por tanto, cuando la evolución de la probabilidad individual, calculada al inicio de la carrera laboral, que tiene una mujer de ser elegida para un determinado nivel en la jerarquía, frente a la de un hombre con sus mismas capacidades, disminuye según avanzamos en los niveles de la carrera.

Finalmente, definimos el tercer tipo (GC3) como aquél en que la ratio entre las probabilidades de ascenso (de un nivel al siguiente) en la jerarquía constituyen una sucesión decreciente. Es decir, si denotamos por (-1 → ) a la probabilidad de que una mujer alcance el nivel l, dado que ha llegado al nivel -1, y la denotamos por (-1 → ) en el caso de un hombre, el GC3 se da cuando la ratio (-1 → ) / ((-1 → ) es una sucesión decreciente en l.

En definitiva, la existencia de GC2 significa que la ratio de probabilidades relativas entre mujeres y hombres de alcanzar un cierto nivel, cuando se calculan al inicio de su carrera, decrecen según avanzamos en la escala laboral, mientras que el GC3 significa que la ratio que es decreciente considera la sucesión de probabilidades de escalar un nivel, partiendo del nivel anterior.

Al margen de lo que una primera intuición nos pueda inducir a pensar, lo cierto es que las conclusiones son curiosas, con un papel determinante para la distribución de las capacidades (forma, curtosis, asimetría) y la estructura de los saltos en la jerarquía (distancias entre los niveles de habilidades exigidos).

Para GC1 basta que haya una infravaloración en la percepción de las habilidades femeninas, sea cual sea su distribución y sea cual sea la estructura jerárquica (sucesión de umbrales de habilidad). Este resultado es bastante intuitivo y tiene que ver con el efecto acumulado del sesgo y del menor porcentaje de mujeres candidatas frente a hombres en cada nivel. Esto hace que cada vez veamos menos mujeres a medida que escalamos en la jerarquía.

Cuando analizamos GC2, su existencia requiere unas determinadas propiedades de la distribución de las habilidades, que se cumplen en las distribuciones estadísticas habituales. Cumplidas esta condiciones, el resultado es de nuevo independiente de la estructura de la jerarquía. Es decir, si hay infravaloración de las habilidades femeninas, esperaríamos encontrar empíricamente GC1, y sería muy raro no encontrar GC2.

Sin embargo, cuando se trata del GC3 comprobamos que hay diversidad de situaciones y que, bajo distribuciones habituales, podemos encontrar GC3 o no, dependiendo de la estructura de la jerarquía. Por ejemplo, supongamos que la distribución de habilidades es exponencial de media una unidad de habilidad. Demostramos que siempre encontraremos GC2. Sin embargo, si las diferencias entre los umbrales de habilidad exigidos para cada nivel son iguales, no se encuentra GC3. Encontramos ese efecto si estas diferencias son cada vez más grandes según ascendemos, y encontraremos el efecto inverso si son cada vez más pequeñas.

A primera vista puede resultar un resultado sorprendente y de difícil interpretación. Sin embargo, es un resultado que se desprende del hecho de que, en GC3, la probabilidad de ascenso es una probabilidad condicionada al colectivo de mujeres que ya están en el nivel anterior. Cuanto más alto es el nivel, más pequeño es ese colectivo respecto de los varones, pero la probabilidad de dificultad relativa de ascenso puede ser menor atendiendo al tamaño de los saltos en la escala jerárquica.

En resumen, aunque haya una escasa discriminación en el sistema, esta puede tener un alto impacto en la parte alta de la jerarquía, que puede no evidenciarse si sólo estudiamos las probabilidades condicionadas que definen el GC3, que analizan las expectativas de las mujeres que van superando los niveles, y no de las que se han quedado por el camino. El GC2 sí tiene en cuenta a estas mujeres y, en nuestra opinión, es el que debemos realizar en los estudios empíricos si queremos ofrecer un diagnóstico completo sobre las causas de la brecha salarial.



miércoles, 29 de mayo de 2019

Sex ratios y niñas desaparecidas en Europa

Hace ya casi 30 años, Amartya Sen atrajo la atención del mundo entero denunciando el fenómeno de las niñas desaparecidas en países en desarrollo, especialmente en el Sudeste Asiático (aquí). El que sería premio Nobel de Economía explicaba que las altísimas tasas de masculinidad, el número de niños por cada 100 niñas (sex ratios), de esos países evidenciaban prácticas discriminatorias contra las niñas ya sea a través del aborto selectivo, el infanticidio femenino o un maltrato continuado durante la infancia que incrementaba sus tasas de mortalidad. Esta preferencia tan fuerte por los niños varones era el producto de factores económicos y culturales que habían ido influyendo la percepción del valor relativo de las mujeres en esas regiones y desembocado en millones de missing girls, un drama que todavía sigue vigente (aquí o aquí).

A pesar de la magnitud de este fenómeno, apenas se ha prestado atención a la experiencia histórica de los países europeos. Se argumenta básicamente que estos comportamientos o bien nunca existieron o apenas tuvieron importancia (aquí). Sin embargo, mi trabajo junto a Domingo Gallego muestra que las tasas de masculinidad existentes en la España del siglo XIX implicaban que la mortalidad femenina durante los primeros años de vida era mucho más elevada de lo que sería en ausencia de practicas discriminatorias (aquí y aquí; o el resumen en NeG aquí). En esta entrada voy a expandir el ámbito de estudio al resto de Europa presentando nueva evidencia que sugiere que este problema era mucho más importante de lo que se había pensado, especialmente en el sur y el este de Europa. Este es un proyecto que todavía está en curso por lo que sus resultados son todavía preliminares (y meramente descriptivos).

Tasa de masculinidad (0-1 año), c.1880

El mapa anterior muestra las tasas de masculinidad en la infancia, el número de niños por cada 100 niñas entre 0 y 1 años, hacia 1880 (los datos están tomados de los respectivos censos de población). En general, los países del sur de Europa presentaban cifras más elevadas (con la excepción de Irlanda y Noruega). Los datos para Bulgaria y Grecia eran de hecho extremadamente altos. La información que el Mosaic Project está recopilando para los países del este de Europa indica que los ratios en esos países también eran muy elevados. Como ilustra el mapa siguiente con las tasas de masculinidad en la franja de edad comprendida entre 0 y 4 años, las cifras a nivel nacional esconden además una gran variabilidad interna (Francia, por ejemplo, llama poderosamente la atención).

Tasa de masculinidad (0-4 años), c.1880

Es importante señalar que las tasas de masculinidad históricas no son comparables con las actuales. La ventaja biológica femenina implica que mueren más niños que niñas de forma natural durante el embarazo, el parto y los primeros años de vida. Esta circunstancia es mucho más visible en los contextos de alta mortalidad que caracterizaban la Europa de la época debido a las ínfimas condiciones de vida, lo que se traduce en menores tasas de masculinidad. La tasa “natural” de masculinidad, por tanto, no es fija sino que depende de los niveles de mortalidad. Mientras en la actualidad la tasa de masculinidad entre los 0-4 años fluctúa en torno a 105-106 niños por cada 100 niñas, esta cifra debería situarse por debajo de la paridad (100) en contextos donde la mortalidad infantil es mayor de 220 muertes por cada 1.000 nacidos vivos (una explicación más detallada aquí o aquí).

Las bajas tasas de mortalidad que disfrutaban los países del norte de Europa ayudarían por tanto a explicar por qué vemos tasas de masculinidad relativamente elevadas en Escandinavia, Irlanda o Escocia. No se puede decir lo mismo de la Europa de Sur (o del Este). Además, un análisis preliminar de los datos indica que es muy improbable que la variación observada se explique por circunstancias climáticas, el sub-registro de niñas en los censos u otras causas, lo que implicaría que las altas tasas de masculinidad que se observan en ciertas zonas eran consecuencia de prácticas discriminatorias que incrementaban la mortalidad femenina durante los primeros años de vida.

El contraste que se observa en las tasas de masculinidad durante el primer año de vida no sólo continúa siendo visible durante la infancia, sino que su propia evolución muestra tendencias distintas entre países. El siguiente gráfico presenta cómo varían estos ratios en los distintos grupos de edad. Sirvan los países elegidos como una muestra de los distintos patrones de comportamiento (no sólo en los niveles de partida, sino también en su evolución a distintas edades). Así, la tasa de masculinidad inglesa no es sólo relativamente baja, sino que continúa descendiendo a medida que aumenta la edad de referencia. Esto es esperable, especialmente en los primeros años de vida cuando las tasas de mortalidad son más elevadas: como explicábamos arriba, la ventaja biológica femenina hace que mueran más niños que niñas de forma natural, lo que tiende a disminuir la tasa de masculinidad de los supervivientes. Este descenso en las tasas de masculinidad se observa, en mayor o menor medida, en todos los países. El incremento que a partir de los 3-4 años sufren algunos de estos países es, sin embargo, más difícil de explicar y apuntaría de nuevo a conductas discriminatorias contra las niñas.

Tasa de masculinidad por grupos de edad, c.1880

La naturaleza de estas prácticas no está clara y posiblemente variaba entre países. Es muy probable que el infanticidio femenino fuera poco importante o estuviera limitado a ciertas regiones. Es posible, por otro lado, que la preferencia por el varón hiciera que se abandonaran más niñas que niños, lo que, dadas las elevadas tasas de mortalidad en las inclusas, tendría un efecto similar. Por otro lado, esta sobremortalidad femenina también podía derivarse de una distribución desigual de los recursos dentro de las familias. En contextos de alta mortalidad como los que existían en el pasado, una discriminación en el modo en que las niñas eran alimentadas, cuidadas cuando estaban enfermas o incluso en la cantidad de trabajo que soportaban podía fácilmente acabar en un mayor número de niñas muriendo como resultado del efecto combinado de la malnutrición y las enfermedades.

¿Qué hay detrás de estos comportamientos discriminatorios? Todavía es pronto para tener un diagnóstico más preciso pero la evidencia disponible apunta a que la preferencia por el varón está ligada a factores económicos, sociales y culturales que determinan el papel de la mujer en la sociedad y por tanto el valor de las niñas en la misma. La existencia o no de oportunidades laborales femeninas, los distintos tipos de familia, sistemas de dote y herencia o el tipo de valores culturales predominantes van a ser factores clave en este sentido (aquí, aquí o aquí). Estos comportamientos suelen acentuarse además en contextos de pobreza generalizada o circunstancias económicas adversas (en hambrunas, por ejemplo).

Estamos todavía en una fase inicial del proyecto y por tanto tenemos más preguntas que respuestas y desde luego mucho trabajo por delante (añadir tasas de masculinidad al nacer, extender la base de datos en el tiempo, recopilar información sobre los factores que pudieran explicar estos comportamientos, realizar estudios de casos particulares, etc.). No faltarán por tanto futuras entradas que aclaren un poco más un fenómeno del que todavía sabemos muy poco.



Adivina quién lidera el odio en España, ¡vamos!

Cuando uno de los monopolios mediáticos de España -el diario El País- analiza el odio en la sociedad española, puede pasar cualquier cosa. Vamos a verlo. 1º: Una imagen y una misteriosa ausencia De manera muy científica, todo el análisis comienza con un mapa de receptores de odio en el que la extrema derecha aparece como la principal víctima de odio en España. Habría a quién le podría parecer un poco desconcertante que en este mapa aparecieran todas las formaciones políticas mayoritarias salvo una. Todo un misterio. El pie de imagen dice: “Mapa del odio en Twitter durante las elecciones generales españolas del 28 de abril. Los nodos centrales indican los receptores de insultos y ataques. Cuantas más flechas les rodean, más odio han recibido” 2º: Menos dudas mediante el uso de la palabra Al margen de las imágenes, el diario El País continúa exponiendo, apoyándose en datos del Ministerio del Interior, que “la cuenta más denostada fue @vox_es.” Hasta este momento el análisis no entra a valorar quién odia en España, sino quién es lamentablemente odiado, según los datos del Ministerio del Interior. 3º: Es la política amigo Se realiza una clasificación de las víctimas de odio, en el siguiente orden: “política, género, etnia, discapacidad, religión y deportes”. Todo cuadra. Si una formación política recibe odio, y es la política precisamente como concepto la que es tipificada en el primer lugar de la clasificación de las víctimas de odio, más claro agua. Pero, ¿quiénes son los que podrían odiar opciones políticas de posiciones tan inofensivas como la de “Santiago Abascal, líder de Vox” que “el día de las generales tuiteó sobre cómo fue a votar junto a su madre”? 4º: Más ejemplos concretos El diario El País ilustra el odio con “los tres tuits con mejor nota el día de […]

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The Future of Aging

de José Ignacio Conde-Ruiz (@conderuiz)

Recientemente tuve el honor de participar en el “Nobel Prize Dialogue Madrid 2019” en la Fundación Ramón Areces.  En otro post hablare más en detalle de mi presentación, pero hoy me gustaría compartir con los lectores los mensajes principales de las distintas ponencias. Seguro que me dejo cosas importantes, pero por suerte todas las ponencias están grabadas y se pueden visualizar aquí.

Antes quiero agradecer a la Fundación Ramón Areces por haber conseguido traer esta conferencia a Madrid y por apostar siempre por el mundo académico y científico para aportar conocimiento a la sociedad. Creo que este es uno de sus señas de identidad que han sabido preservar durante décadas.

La principal característica de esta conferencia es que es realmente multidisciplinar. Basta mirar la lista de ponentes para ver que han participado expertos en áreas como Medicina, Química, Economía, Literatura, Psicología, Biología, Bioquímica, Historia, Periodismo, Gerontología, Demografía, Sociología, Ciencia Política, etc.

La sesión inaugural fue una fantástica charla de David Bloom titulada: “The what? and so what? of population ageing”. Entre las fuerzas detrás del envejecimiento se centro en la caída en la fecundidad y el aumento de la longevidad y sobre todo la jubilación de las generaciones de los Babyboomers. Aventuro que los países que más van a sufrir el envejecimiento serán los países de renta media, que serán viejos antes que ricos. En la segunda parte apunto que el envejecimiento va a ser importante porque los mayores, que pueden sufrir la pobreza, van ser determinantes políticamente apostando por políticas de gasto asociado a la edad (pensiones, salud y dependencia). El desafío del envejecimiento no es cuestión de que no haya dinero para cuidar a los mayores sino de tener instituciones que puedan atenderlos de forma sostenible. Otros riesgos serán la menor productividad, innovación y emprendimiento de los países mas envejecidos. "Cada vez más personas llegan a la madurez y a la vejez, pero a pesar de las proyecciones de los demógrafos hay una fuente de incertidumbre porque hay que añadir vida a los años, no solo años a la vida"

La conferencia esta estructurada en cuatro bloques.

Bloque 1: La Sociología del Envejecimiento

Living in an ageing society (David Bloom, María Sánchez-Domínguez, Finn Kydland). Se centraron en la importancia de estar activos laboralmente a edades avanzadas, que hay que cambiar la actitud y acostumbrarnos a tener un gran porcentaje de personas mayores. Según las proyecciones a final de siglo habrá un 1.6 personas en edad de trabajar por cada mayor de 65. Apuntaban que vivir más años es una bendición que no hay que ser victimistas sobre ser viejos, hay que cambiar de actitud, aprender, disfrutar del ocio y sobre todo que para ser feliz “hay que tener bajas expectativas”. La vida social mantiene el cerebro activo y en forma. Entre los aspectos positivos destacaban que por primera vez tendremos cuatro generaciones de una misma familia viviendo a la vez.

What about Life Expectancy and Healthy Life Expectancy?  (Sarah Harper).  Se han disparado los centenarios. La curva de supervivencia se ha rectangularizado yendo hacia la esquina derecha.  Gracias a los servicios sanitarios, las enfermedades crónicas y la muerte por diversas enfermedades están cayendo, solo el cáncer se mantiene estable, por un aumento de las personas mayores que son las que tienen mayor incidencia.  Pero hay mucha desigualdad en la mortalidad, aumenta la longevidad en general pero mucho menos para los trabajadores menos cualificados. Este gran problema de desigualdad no solo en la esperanza de vida sino en los años buenos de vida que a uno le queden.

Rights of older people (Verónica Zenaida Montes de Oca, Nadia Magnenat Thalmann, Sarah Harper (M)). Se han centrado en la importancia de la tecnología en el cuidado de mayores. Apuntan que hay prototipos de robot de acompañamiento de personas mayores ya fabricados y que te estarán en el mercado en 5 años. El reto esta determinar en que medida los robots serán capaces de sustituir el contacto humano en la vejez. ¿Necesitamos el contacto humano para no caer en depresión? ¿Necesitaríamos que alguien nos acompañe? Somos humanos. Los robots serán clave en el futuro, pero será necesario poner reglas éticas en ellos. También apuntan que la dignidad del ser humano es poder seguir haciendo cosas hasta que falleces.

Education in an ageing society (Anna Cristina D’Addio, David Bloom, Teresa Amabile,

Adam Smith (M)). Han reflexionado sobre la importancia de que la educación se realice a lo largo de toda la vida, no solo al principio.  La educación es el instrumento clave para progresar, pero dicen que lo será mas en el mundo envejecido. A la rentabilidad de la educación vía mejor desempeño laboral hay que unirle el hecho de que cuanto mayor es el nivel educativo mayor es la longevidad.  Hay que prestar más atención a los “soft skills”, cambiar la forma de aprender. La educación formal tiene que cambiarse y renovarse si queremos que ésta se prolongue más allá de la juventud. Además, creen que hay que cambiar por ejemplo los estudios de medicina para adaptarla a la nueva demografía.

Block 2: The economics of ageing

Funding longevity (Nicholas Barr).  Defiende la necesidad de invertir más y mejor en capital físico, así como en conocimientos y destrezas humanas para hacer frente al problema de las pensiones. Advierte del desconocimiento de los trabajadores para decidir donde invertir. Se puso como ejemplo él mismo y su coautor Peter Diamond en varios libros imprescindibles sobre pensiones. Por otro lado, advierte que la edad de jubilación debe aumentar de forma racional a medida que aumente la longevidad, pero deber hacerlo de forma flexible.

Retirement and pensions (Edmund Phelps, José Ignacio Conde-Ruiz, Laura Crespo, José García Montalvo (M)).  Los expertos cuestionan que aumentar la productividad sea la solución a largo plazo al problema de las pensiones. Para aumentar la innovación hay que dejar que la gente siga trabajando todo lo que quiera, si el empresario está de acuerdo.  Hay que adaptar la seguridad social a la nueva realidad demográfica en la que la gente vive más. Antes solo el 45% de la población europea llegaba a los 65. Ahora, más del 90%. Pero es importante recordar las diferencias sociales, no todos disfrutan de la esperanza de vida en las mismas condiciones de salud, influyen cuestiones culturales, de educación o de ingresos.

Equality and inequality, in society and across generations (Anna Cristina D’Addio, Josep Pijoan-Mas, Nicholas Barr, José García Montalvo (M)).  La desigualdad es importante, y afecta a todo. En muchos países, como en España el problema es que hay mucha desigualdad en las oportunidades laborales.  La salud y el capital humano es también muy importante: mejor educación, más renta y mayor longevidad. Si se diseñan las pensiones de forma correcta, la jubilación flexible es crucial y que la gente se pueda adaptar mejor los cambios.  Se puede producir una nueva desigualdad, pues habrá trabajadores que podrán extender la vida laboral y otros no. Los mas sanos o los que tienen una mejor educación para adaptarse a los cambios serán los más beneficiados. Pero ambas cosas están corraladas, luego el impacto en la desigualdad será mayor.

Block 3: Diseases of ageing

Why do we age? (Tom Kirkwood). Los animales en estado salvaje mueren jóvenes y por lo tanto el envejecimiento no existe en un entorno salvaje. El cuerpo humano no está programado para envejecer, no es necesario y no tiene sentido evolutivo.  La vejez va acumulando daños, conduce a la fragilidad, la invalidez, la patología y la muerte.

Is dementia inevitable? (Edvard Moser, María de Ceballos, Li-Huei Tsai, Adam Smith (M)). Apuntan que todo el mundo tiene la posibilidad de tener demencia, aunque hay personas centenarias que están mentalmente sanos, por lo que hay factores genéticos que te hacen menos vulnerable a la demencia.  Sostienen que hay mucho por investigar en este campo, que faltan muchos fondos. Pero apuntan que, a parte de una vida y dieta sana y mantener el estrés bajo, dormir mucho y bien es muy importante para el cerebro y puede frenar la demencia. Creen que hay que quitar el estigma de la demencia. Los humanos tenemos programada una respuesta al daño, al desgaste, y eso en la vejez nos hace deteriorarnos. La medicina actual cada vez más preocupada con la vejez como factor de riesgo. La ciencia nos dice que el envejecimiento es maleable. Si cambiamos la forma en que nos exponemos a los daños, mejoramos nuestra salud, con la nutrición y los hábitos podemos cambiar el curso del proceso. Cierto optimismo con el Alzheimer: "No entendemos las causas, pero sí sabemos que empieza en ciertas áreas del cerebro y los síntomas tienen que ver con la memoria y la orientación espacial".

Preventing Cancer (José Viña, Michal Neeman, Javier Granda Revilla (M)). Esta sesión nos recordó los hábitos saludables para un envejecimiento sano: dejar de fumar, controlar el estrés, una nutrición adecuada y protegerse del sol. La idea es reducir a la exposición a los riesgos para reducir la probabilidad de tener cáncer. Creen que es importante generar estos hábitos saludables a edades tempranas. Como, por ejemplo, cambiar las conductas de los niños con el sol o el tabaquismo. Creen que el 40% de los cánceres se puede prevenir. La genética evita el cáncer, pero la interacción con el ambiente también le puede afectar.  Desde el punto de vista de la administración creen que donde más se puede avanzar para reducir la exposición es en reducir la polución. Advirtieron que la polución o la mala calidad del aire es un tema mucho mas importante de lo que la gente piensa, para prevenir enfermedades entre ellas cáncer.

The rise of antibiotic resistance (Ada Yonath, Adam Smithn(M)).  En términos de salud mundial es algo que asusta y preocupa. Muchos pacientes oncológicos y Alzheimer mueren por enfermedades infecciosas. La resistencia de las bacterias aumenta a una velocidad que no esperábamos. Casi el 4% de la economía mundial global se va a perder para 2050 debido a la resistencia a los antibióticos. Es fundamental meter mas recursos para investigar en este campo. Las empresas saben que el desarrollo de un nuevo antibiótico que no conozcan las bacterias lleva diez o quince años y los réditos son muy bajos. La mayor parte de los antibióticos no son biodegradables y contaminan el medio ambiente. Los sistemas de depuración no los detectan, vuelven al sistema de riego y acaban almacenándose en nuestros organismos, lo que contribuye a la resistencia de los mismos.

Block 4: Questions of ageing

Hallmarks of Ageing (María A. Blasco). Todas las enfermedades vienen generadas por la edad. Es el envejecimiento quien genera las enfermedades. Cuando envejecemos, el cáncer y las enfermedades cardiacas suelen ser prevalentes y van a ir en aumento.  Si se trata o se entiende el envejecimiento, es pueden tratar o curar las enfermedades.  La estrategia es intentar comprender el envejecimiento, desde el punto de la biología molecular, para ayudar a curar enfermedades de momento incurables. Explica su investigación de cómo influye la longitud de los telómeros en el envejecimiento y las enfermedades asociadas. El envejecimiento va reduciendo la longitud de los telómeros.  Experimentos con ratones de laboratorio muestran como si genéticamente se aumenta la longitud de los telómeros se consigue aumentar mucho su longevidad. Si se consigue evitar la reducción de los telómeros se podrá ralentizar el proceso del envejecimiento y de las enfermedades asociadas.

How long will we live? (José Viña, Tom Kirkwood, Edvard Moser, María A. Blasco, Adam Smith (M)). Sorprendió que ningún experto se atrevió a poner un numero al limite de la vida humana por mucha que fue la insistencia del moderador. Apuntaban que hay una confianza tremenda en el poder de la ciencia y las promesas sobre la inmortalidad. Se puede aumentar la esperanza de vida, pero no tenemos evidencia de que se pueda hacer más, hay que mantener la credibilidad. Destacaron dos aspectos relevantes, en teoría es posible que alargar mucho la vida humana pero la pregunta es cuanto tardaremos en implementarlo. La esperanza de vida en países como EEUU está en declive y eso se atribuye a factores como la dieta o las desigualdades en educación. Advierten que la esperanza de vida aumentará mucho en media simplemente reduciendo la desigualdad en salud.

“What will old age be like in the future?  (Diego Gracia, Edmund Phelps, Nadia Magnenat Thalmann,  Li-Huei Tsai (M)). Reflexionan sobre que la vejez es una convención. Hay distintas definiciones de vejez: legal cuando te retiras o medica cuando se tiene una enfermedad grave. Pero al final es una mentalidad, puedes ser viejo y sentirte joven o viceversa. La vejez puede ser un regalo de la vida, una etapa cada vez más larga en la que se pueden hacer cosas que contribuyan. En la primera etapa de la vida nos preparan para ser productivos en la segunda etapa, pero no nos dicen nada sobre como serlo en la tercera parte de la vida y esto tiene que cambiar.  Con los robots o la inteligencia artificial tendremos una nueva sociedad con trabajos que ocupará tecnología, y habrá que pensar en aquellos a los que les gusta trabajar y los que no. La renta básica no tiene que ser una utopía.

How should we live? (Michael Sandel, Finn Kydland, Valentín Fuster, Laura Sprechmann (M)). El objetivo no es vivir mas, sino vivir con mas calidad. El envejecimiento te hace viejo biológicamente pero también te otorga madurez. La gente se preocupa de cómo vivir bien y con una vida plena cuando tiene 70 en lugar de cuando tiene 40. La gente debería aprender a vivir a tener una vida de buena calidad de joven. El reto es vivir bien y esto no es lo mismo que vivir sano. Ser sano es necesario para vivir bien, pero vivir bien va más allá de preocuparte por tu cuerpo o tu salud o tu colesterol. Vivir sano no es el fin. "Vivir bien implica tener salud, pero la obsesión con la salud como fin último es una corrupción de la auténtica buena vida”.  El corazón sano te permite vivir más, pero es el cerebro quien te permite vivir bien. "Lo que importa es la integral, tenemos una curva que mide la utilidad de tus actividades y el área bajo ella es una medida de la felicidad, no importa lo larga que sea la curva sino cuánto has disfrutado o grande es la integral".  Destaca que hay países donde las personas son físicamente muy activas, creen en el trabajo en comunidad, la familia es importante, comen bien, viven más tiempo y con calidad.

Ageing and Culture (Mario Vargas Llosa, Luis Alberto de Cuenca, Miguel Albero (M)). Analizan como la literatura ha tratado la vejez y lo hacen en un dialogo súper dinámico. Por un lado, la vejez nos aterra porque se acaba a vida, pero por otro lado debemos pensar que horrible seria vivir siempre, perderíamos los deseos y todas las ilusiones y la vida seria infinitamente mas rutinaria de lo que es.  Si uno acepta la vejez puede ser tan fecunda y fértil como las otras estaciones de la vida humana. La literatura trata mal a los viejos, son molestos, están de mas, así lo consideran las familias y la sociedad, son secundarios o que sobran. Se ha perdido la idea de que la vejez significa sabiduría, pueden ser orientadores. La vida es maravillosa porque tiene un limite porque se extingue.  Edad y creatividad literaria: algunos escritores la mejoran con la edad y otros la empeoran, no creen se pueda escribir una norma aplicable a todos. Se pueden escribir grandes poesías siendo viejo y buenas novelas siendo joven.

Creativity in Work, Life and Retirement (Teresa Amabile). Algunas personas se sienten perdidos o inútiles al dejar al trabajo, pero otros lo ven como una oportunidad para explorar nuevas cosas. Es importante combinar la creatividad con valores morales fuertes. No se limita a grandes inventos, cualquier persona tiene el potencial de ser creativo en algún campo en un momento dado. Destaca la correlación entre satisfacción en la vida y creatividad y que cuanto mayor es el individuo, menor es el porcentaje de actividad creativa que hace en su trabajo. Las organizaciones privan la capacidad creativa de los trabajadores mayores.

Y esto ha sido todo!  Como anticipe al inicio, solo he pretendido dar pequeñas pinceladas o mensajes de cada panel y recomiendo al lector que puede visualizar las ponencias que más puedan interesarle aquí.



lunes, 27 de mayo de 2019

Precios de fármacos hospitalarios, cáncer, gasto público y salud

de Beatriz Gonzalez Lopez-Valcarcel y Jaume Puig-Junoy

El gasto en farmacia hospitalaria está creciendo muy por encima tanto del gasto en medicamentos de prescripción ambulatoria como del gasto en otros inputs hospitalarios como los recursos humanos, según la Estadística de Gasto Sanitario Púbico. La aparición de los antivirales directos contra la hepatitis C, muy eficaces, pero de altísimo precio, disparó las alarmas y puso sobre la mesa un problema perentorio de financiación para las Comunidades Autónomas y la necesidad de establecer una estrategia global de abordaje de esa enfermedad, que se consensuó a mediados de 2015. Un síntoma de lo financieramente disruptivos que fueron esos nuevos tratamientos es que el Ministerio de Hacienda publica desde entonces los datos de gasto en farmacia hospitalaria con y sin hepatitis C.

Los avances tecnológicos en biomedicina han traído una nueva cronicidad -cáncer, con 3 millones de nuevos casos cada año en Europa, enfermedades autoinmunes, muchas de las enfermedades raras-. El aumento del gasto en medicamentos oncológicos supera año tras año al del gasto sanitario y a la incidencia de la enfermedad. En España, el mercado oncológico crece en torno al 15% anual. Los nuevos tratamientos no siempre aportan valor terapéutico (es decir, una eficacia incremental clara) pero siempre exigen un plus de precio comparados con los anteriores. El ritmo de aparición de fármacos prometedores es impresionante. Entre 2012 y 2018, la FDA aprobó 112 medicamentos diferentes calificados con la designación ‘breakthrough therapy designation’ (BTD). El 45% de ellos son oncológicos.

Hay una tensión entre el deseo de acortar el tiempo de acceso a nuevos tratamientos de rescate para enfermedades mortales, y la necesidad de dejar transcurrir el tiempo necesario para consolidar el conocimiento, demostrando que esos nuevos tratamientos son eficaces y compensan los riesgos de efectos adversos. Cada vez más se diseñan nuevos ensayos clínicos adaptativos, que requieren tamaños muestrales reducidos y tiempos mas cortos, y se conceden aprobaciones provisionales a expensas de nueva evidencia por llegar. El cáncer se aborda con una intensidad terapéutica desconocida hasta hace un par de decenios, con aplicación sistemática de primeras, segundas y terceras líneas de tratamiento.

Formulamos dos preguntas relevantes, ¿Valen lo que cuestan?, y ¿Podremos afrontar ese coste? La primera lleva a cuestionar los precios y al paradigma, hoy vigente, de pago relacionado con el valor. Corresponde al ámbito de la sanidad. La segunda pregunta lleva a buscar nuevas vías de financiación y plazos de pago; Hacienda tiene aquí la voz dominante.

El mercado farmacéutico oncológico está muy concentrado. El índice de concentración C3 es para todo el mercado oncológico el 47%, y para tipos de cáncer específicos mucho mayor (melanoma 93%, pulmón y mama 85%, hematológicos y próstata 68%, según el informe de la OMS, figura 3.6). De ahí que los precios de los nuevos fármacos hospitalarios reflejen la apropiación por las compañías farmacéuticas de parte del excedente del consumidor (llegando a valores que pueden ser superiores a la máxima disposición social a pagar), gracias al ejercicio de su poder de mercado y de ahí que el cáncer genere beneficios extraordinarios a las empresas farmacéuticas (figura 3.5). La variabilidad internacional de precios de los medicamentos oncológicos es enorme, mucho mayor que en cualquier otro mercado de productos homogéneos de marca.

En España, una arquitectura institucional defectuosa y con escaso desarrollo legal, que renuncia al ejercicio del poder monopsónico de un comprador público único lleva a negociaciones de precios confidenciales y descentralizadas por CCAA o incluso hospital a hospital. Con el telón de fondo amenazante del contagio de precios bajos a través de los Precios de Referencia Internacionales, se fija un precio “notificado” oficial pero el precio real, llamado “financiado” es inferior, y el Ministerio de Sanidad, sin instrumentos ni procedimientos conocidos y transparentes de evaluación del coste-efectividad, adopta decisiones de autorización de comercialización de nuevos tratamientos en un juego con las CCAA de “yo invito, tú pagas”. Sólo muy recientemente se ha creado y constituido al fin el comité asesor para la financiación de la prestación farmacéutica, que ayude a la evaluación económica de los medicamentos. Ese comité se definía ya en 2012 el el RDL16/2012 de medidas urgentes.

El paradigma imperante de los Sistemas Sanitarios Basados en el Valor (SSBV) implica distintas acepciones de valor, privado y social. La idea de compartir riesgos entre la industria y el SNS es prometedora, y los acuerdos de riesgo compartido, aunque no siempre son factibles, se han puesto en marcha en España, con sus dificultades, pero con sus potencialidades. Los acuerdos de precio-volumen, que se disfrazan de instrumentos del SSVB, son mas bien recursos para afrontar la segunda pregunta. Se proponen también precios diferenciados por indicación (puesto que un mismo medicamento puede ser más efectivo para una enfermedad que para otra, es lógico modular el precio según el valor terapéutico que aporte). Aquí lo realmente relevante sería cuál es el precio, pues si para cada indicación el precio se sitúa sobre la frontera de la disposición a pagar, nos llevará directamente al paraíso del monopolista que practica la discriminación de precios de tercer grado: Podría permitir al monopolista extraer toda la disposición a pagar del consumidor si el precio se fija para cada indicación al nivel del umbral de la disposición a pagar

Los precios basados en la indicación son un caso particular del paradigma de precios relacionados con el valor. Sería deseable iniciar la marcha en esa dirección, pero requiere ser interpretado en este contexto de forma apropiada y no simplista. El reparto del excedente social entre consumidores (pagadores) o productores depende de la negociación de precios. Si el precio se fija en el coste marginal, incluyendo la recuperación de los costes fijos y hundidos de la I+D, todo el excedente iría a los consumidores. Si el precio se fija en el umbral de la disposición máxima a pagar, entonces todo el excedente se lo apropia productor. Ese umbral es indicativo del valor máximo que el precio no debería superar para que el benefico social neto no se convierta en negativo; no debería convertirse en “el” precio edogeneizado en los umbrales máximos, sean explícitos o implícitos. La negociación de precios sirve para dividir ese excedente, y el precio óptimo tendría dos puntos de referencia: el precio más bajo necesario para que el productor recupere los costes de producción y de I+D y el precio más elevado que la sociedad está dispuesta a pagar.

El problema es suficientemente complejo para que la AIREF haya convocado la fase II del Spending Review de las Administraciones Públicas.

Desde aquí, apuntamos claves necesarias, aunque no suficientes, para abordar el problema:

1. Dar mas voz a los profesionales -oncólogos, internistas, profesionales que proveen cuidados paliativos, médicos de familia- que a través de sociedades profesionales y organizaciones internas en los servicios de salud asuman como propio el reto de la Medicina Basada en el Valor y contribuyan a las decisiones de asignación de recursos, consensuando que mas allá de la disposición a pagar por un AVAC (Año de Vida Ajustado por Calidad) hay un valor social en proporcionar una muerte digna y sin sufrimiento a los pacientes terminales. Y también consensuando medidas de beneficio terapéutico más ajustadas que las genéricas de calidad de vida relacionada con la salud. En esta línea están trabajando las sociedades de oncología en Europa y fuera de nuestro continente.

2. Modificar la arquitectura institucional, buscando colaboración mas que confrontación o competencia entre las CCAA, para ejercer el poder de compra y la ventaja diferencial de un mercado grande como es éste de 47 millones de personas. Esa nueva arquitectura debería ser capaz de fomentar la competencia y de revisar a la baja precozmente y de forma ágil los precios cuando aparecen biosimilares en el mercado por caducidad de patentes. Hoy por hoy, el precio de los biosimilares en España rebaja muy poco el del medicamento biotecnológico original.

3. No olvidar que en la promoción y en la prevención, no solo la clínica, está la clave para el abordaje del cáncer. En la Salud en Todas las Políticas (STP), es decir, en las políticas de salud fuera de la sanidad: vivienda, transporte, urbanismo, medioambiente, políticas de redistribución de rentas, políticas laborales.



Los medios de comunicación están envenenándonos con odio

En “Consenso Manufacturado: La economía política de los medios de comunicación”, publicado en 1988, Edward S. Herman y Noam Chomsky expusieron las técnicas que los medios comerciales utilizaban para promover y defender las agendas económicas, sociales y políticas de las élites gobernantes. Estas técnicas incluían retratar a las víctimas como valedoras o no de simpatía. Un sacerdote católico como Jerzy Popiełuszko, por ejemplo, asesinado por el régimen comunista en Polonia en 1984, fue deificado, pero cuatro misioneros católicos que fueron violados y asesinados en 1980 en El Salvador por escuadrones de la muerte respaldados por Estados Unidos fueron, sin embargo, calumniados como compañeros de viaje del movimiento rebelde “marxista”. Las técnicas también incluyeron tanto el estrechamiento del debate de una manera que reforzó el consenso de la elite como la ausencia deliberada de críticas desafiantes en torno a las intenciones de las élites gobernantes o las estructuras reales de poder. “Consenso Manufacturado” se publicó en vísperas de tres revoluciones que han transformado dramáticamente la industria de las noticias: el auge de la radio de derecha y las noticias de televisión al estilo Fox que abandonan la falsa objetividad de los medios, la introducción de estaciones de noticias por cable las 24 horas del día y la creación de plataformas de Internet, propiedad de un puñado de corporaciones, que controlan la distribución de noticias e información y extraen nuestros datos personales en nombre de anunciantes, campañas políticas y el gobierno. Los pecados de los viejos medios, por malos que fueran, no son nada comparados con los pecados de los nuevos medios. Los medios de comunicación han degenerado no solo en meros proveedores de chismes, teorías de conspiración y entretenimientos procaces, sino, lo más siniestramente, en proveedores de odio. Matt Taibbi , el autor de “Hate Inc.: Cómo, y por qué, los medios de comunicación nos hacen odiarnos unos […]

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26/05/2019 – Consumidores devaluados anónimos

“Hola, soy el peso argentino y hace veinte días que no me devalúo”. Como un adicto que esta dejando el Alcohol, el Banco Central cuenta los días que pasa sin una recaída, celebrando que, en un contexto desfavorable para los mercados emergentes, este mes el dólar se ha mantenido estable.

Con la calma parece haber cedido un poco la inflación y en un escenario de altas tasas y menores expectativas de aumentos en los próximos días, se recupera el atractivo para la demanda de pesos, quitándole presión al billete.

Dos factores ayudan a a la calma cambiaria. Por un lado, el continuo flujo de liquidaciones del agro, que eventualmente se irá agotando hacia el segundo semestre y, por otro lado, el aumento de las posibilidades de intervención de la autoridad monetaria en el mercado de cambios, que tarde o temprano será puesta a prueba.
Tan inexorable como es el agotamiento de los flujos producidos por la cosecha, será el proceso de dolarización de carteras. No sabemos a ciencia cierta que monto de los pesos del sistema buscarán divisas, ni el timming en que lo hará, pero sí sabemos que es un fenómeno que ocurre en todos los años electorales y sospechamos que este no será la excepción, habida cuenta de todo lo que está en juego.

Lo cierto es que, hasta la última corrida del dólar en el mes de marzo, el Banco Central estaba atado de pies y manos; podía vender a cuenta de Hacienda 9.600 millones de dólares, más que suficientes para abastecer cualquier apetito por moneda extranjera, pero no podía liquidar mas de 60 millones por día. Es como entrar a la jaula a alimentar a los leones con un camión lleno de carne, al que solo se le puede sacar una albóndiga por día. Por fortuna, después del episodio que llevo el dólar de 40 a 46, el Fondo entendió esto y ahora le permite al Central disparar a voluntad. Suficiente mientras los leones no tengan hambre, pero veremos como funciona el mecanismo de intervención si algún episodio sorpresivo (como por ejemplo un resultado electoral mucho mas adverso que lo esperado) despierta el instinto de las fieras.

La expectativa de los consumidores

En los últimos doce meses el consumo ha sido golpeado por tres shocks negativos. La devaluación generó, en primer lugar, un efecto ingreso que hizo caer los salarios reales de los trabajadores registrados un 8,8% pero, si medimos la caída de capacidad adquisitiva en términos de bienes durables, como autos, ladrillos o electrodomésticos, el impacto es mucho mayor, puesto que por efecto precios, en segundo lugar, el aumento del dólar encareció mucho mas los bienes que potencialmente se pueden importar o exportar, que por lo general son aspiracionales de clase media, agravando entonces el impacto del salto cambiario en las expectativas. Por si todo esto fuera poco se suma el tercer efecto negativo de la incertidumbre que produce todo aumento del dólar en un país que tuvo quince crisis macroeconómicas profundas en los últimos setenta años, catorce de las cuales vinieron acompañadas de grandes devaluaciones, imprimiendo una suerte de condicionamiento social “a la Pavlov”, por el que cada nueva devaluación genera pánico de recesión.

Como consecuencia de mayor estabilidad cambiaria del último mes, combinada con los datos de inflación de abril que arrojaron un porcentaje de aumentos menor al esperado, las expectativas de los consumidores, que releva todos los meses la Universidad Di Tella, subieron un 6% en mayo, pero también es cierto que la mejora no fue regionalmente heterogénea porque mientras que en la Ciudad de Buenos Aires repuntaron un 12,3% y en el interior treparon un 10,6%, en el Gran Buenos Aires solo crecieron 1,3%.
En particular, los consumidores encuestados mostraron un fuerte crecimiento  del 13,1% en la predisposición al consumo de bienes durables para los próximos meses, lo que podría ayudar a recuperar, en parte, al nivel de actividad económica. La clave es que al haber frenado el dólar, no solo los aumentos de las cuotas paritarias que empiezan a entrar significan subas salariales en dólares, sino que aparecen incentivos para desarmar los stocks de moneda extranjera acumulados durante el año pasado y volcarlos al mercado, como ha ocurrido luego de todas las devaluaciones de los últimos 17 años.

Para que existan chances de que el consumo acompañe a las exportaciones en la recuperación de la economía necesitamos que además mejoren los salarios y bajen no solo la inflación de mayo y junio, sino sobre todo las expectativas de aumentos de precios en lo que resta del año, porque cada paritaria además de recomponer parte de lo perdido implica que estos nuevos salarios tendrán que arreglárselas para llegar hasta la orilla de las próximas paritarias del 2020.
Por eso es muy importante que se generalice la formula que la Provincia propuso a los Docentes, similar a la que esta semana acordaron los metalúrgicos, con un aumento para este año, más un porcentaje a cuenta de parte de lo perdido el año pasado, más una clausula gatillo para asegurarle a los trabajadores que los salarios obtenidos en las negociaciones mantengan su poder de compra en la eventualidad de un nuevo brote inflacionario.

Solo se si se consolida el incipiente quiebre en las expectativas observado en mayo, veremos alguna recuperación del consumo en lo que queda del año.

EL DÍA.COM



domingo, 26 de mayo de 2019

Value investing: ¿Nada es Gratis en la Bolsa?

de Luis García Álvarez (@LuisGarciaAlv) y Michael Morosi (@mjmorosi) 

No todos los métodos de inversión tienen la misma consistencia en sus planteamientos ni, por supuesto, han cosechado los mismos resultados a lo largo de los años. Si dedicamos tiempo a estudiar qué personas o instituciones han obtenido mejores rentabilidades en el largo plazo se observa que muchos de ellos basan su trabajo en una filosofía conocida como inversión en valor o value investing. ¿En qué consiste exactamente esta filosofía y cómo puede ayudarnos a rentabilizar nuestros ahorros? Quizás la manera más sencilla de expresarlo sea decir que el inversor en valor trata, simplemente, de comprar negocios a precios atractivos respecto a su verdadero valor intrinseco. Se trata, por tanto, de buscar ineficiencias que, por distintos motivos, están pasando desapercibidas para el resto de inversores y aprovecharlas en nuestro favor. Una vez localizadas, es necesario tener la paciencia suficiente para esperar a que el mercado recupere la racionalidad. Es decir, el value investing parte de la premisa de que los mercados pueden desviarse del concepto de eficiencia en el corto plazo, usando de manera errónea la información disponible y equivocándose al asignar un precio a determinados activos. Sin embargo, esta filosofía sí acepta (de hecho, necesita) que los mercados tiendan a la eficiencia en el largo plazo, eliminando las diferencias temporales entre valor y precio.

La inversión en valor, al contrario que otros métodos, no consiste en dedicar nuestro tiempo a tratar de descubrir qué empresa va a ser la siguiente Netflix, Facebook o similar. Se trata, sencillamente, de comprar negocios cuyas características ya conocemos, esperando a que el mercado nos los ofrezca con un descuento significativo sobre su verdadero valor. Tan simple como intentar comprar algo por menos de lo que vale, aprovechando momentos de irracionalidad colectiva. A este colchón en el precio pagado, que nos protege contra los errores que inevitablemente podemos cometer en nuestro análisis, se le conoce como “margen de seguridad”.

Una de las características del inversor en valor es que éste toma habitualmente una perspectiva empresarial, intentando entender en profundidad los negocios que analiza. Precisamente, otro de los conceptos claves de esta filosofía es el del “círculo de competencia”. Invertir en negocios que no somos capaces de comprender bien aumenta significativamente las probabilidades de cometer un error. Es difícil que podamos valorar con cierta fiabilidad una empresa si no entendemos exactamente a qué se dedica, cómo gana dinero y de qué manera es probable que evolucione su entorno competitivo.

Otro de los elementos que diferencia a los seguidores del value investing es su concepción del riesgo en una inversión. Mientras que las finanzas tradicionales han asociado este concepto a la volatilidad en el precio de la acción, los inversores en valor huyen de esta idea. Para este grupo, el verdadero riesgo no tiene nada que ver con cuánto se mueva el precio de una compañía en el mercado.

No en vano, si encontramos un negocio atractivo, con un balance saneado y en manos de un equipo gestor de confianza, parece difícil justificar que se trate de una inversión temeraria simplemente porque el precio de sus acciones fluctúe mucho en el corto plazo. Por el contrario, el value investing define el riesgo como la probabilidad de perder poder adquisitivo de manera permanente, algo que parece tener una buena dosis sentido común y acercarse más a lo que verdaderamente debería de preocuparnos como empresarios.

Aclaremos algo importante. Al contrario de lo que en ocasiones se piensa, el inversor en valor puede perfectamente escoger compañías cuyos beneficios crecen actualmente a un ritmo alto o que pasan por un bache temporal pero pueden recuperar tasas altas de crecimiento en los próximos años. Sin embargo, a diferencia de otro tipo de inversores, buscará que esa capacidad para crecer a un ritmo alto sea una realidad que se pueda comprar a un buen precio, no una mera expectativa.

En este punto, probablemente usted se esté preguntando cómo es posible que, si el value investing funciona a largo plazo (lo hace), no haya más inversores que lo utilicen para incrementar su patrimonio. Probablemente esa duda se haya hecho mayor después de leer más arriba cómo los principios teóricos en los que se basa esta filosofía son relativamente sencillos. La respuesta a su pregunta tiene que ver directamente con la naturaleza humana. Con frecuencia, resulta ser la parte psicológica la que complica la puesta en práctica con éxito de este método de trabajo.

Para obtener rentabilidades extraordinarias, se necesitan dos cosas: tomar decisiones diferentes a las del consenso del mercado (cuya visión ya está incorporada en el precio al que cotizan las acciones) y, no menos importante, tener razón en nuestra tesis. Para mantenerse firme en estas decisiones durante el tiempo que sea necesario, mientras que la corriente de opinión dominante va en dirección opuesta a la nuestra, es imprescindible contar con un notable control de las emociones.

Nuestro cerebro, la estructura más compleja que se conoce, no está diseñado ni preparado para tomar decisiones relacionadas con nuestro dinero, sino con nuestra supervivencia. Por eso, si bien nuestra parte racional podría utilizar el value investing para rentabilizar nuestros ahorros, nuestra parte emocional a menudo nos hace olvidar estos principios justo cuando más los necesitamos.

La misma naturaleza humana que hace que aparezcan oportunidades en el mercado es la que con frecuencia nos mantiene alejados de aprovecharlas. Por eso, aunque pueda resultar polémico, me atrevo a decir que, en el mundo de las inversiones, la parte psicológica es a menudo más importante incluso que el propio análisis financiero.

Para aquellos que consiguen que se imponga su parte racional, la recompensa en forma de rentabilidad para su capital puede ser sustancial. Quizás el caso más conocido sea el del gestor americano Warren Buffett y su socio Charlie Munger. Otros destacados inversores en valor como Philip Fisher, Walter Schloss, Peter Lynch, Joel Greenblatt, Howard Marks, Jean-Marie Eveillard, Pat Dorsey o Seth Klarman, no sólo han logrado generar resultados excepcionales para los partícipes de sus fondos, sino que también han sido generosos al compartir las recetas de su éxito a través de sus textos o conferencias.

En nuestro país, sin ir más lejos, contamos en la actualidad con una brillante generación de inversores en valor, impulsados en gran medida por los excelentes resultados cosechados durante muchos años por el equipo liderado por Francisco García Paramés. Además, el profesor malagueño Tano Santos, al que ustedes han tenido ocasión de leer en Nada es Gratis, dirige actualmente la cátedra de value investing más importante del mundo en la Universidad de Columbia (Nueva York), donde en su día comenzó a enseñar Benjamin Graham, a quién se considera como el padre de esta filosofía. Éste es un logro sin precedentes dentro del ámbito de las finanzas para un académico nacido fuera de EEUU. Por todos estos factores, creo que no peco de optimista al decir que España es, sin duda, el país más relevante para los seguidores de la inversión en valor dentro de la Europa continental.

Sorprende, por tanto, que con un nivel tan extraordinariamente alto de gestores y académicos especializados en esta exitosa filosofía de inversión, las universidades de nuestro país no hayan dado todavía el paso de incluir el value investing con la importancia que se merece dentro de sus asignaturas de finanzas. Desde este blog, que en mi opinión tanto ha hecho por mejorar la cultura económica en España, les animo a título personal para que lo intenten. El coste es muy reducido y la recompensa en términos de aumento de bienestar para la población sería realmente significativa. Sin ninguna duda, una auténtica inversión en valor.



jueves, 23 de mayo de 2019

¿Qué preferencias y qué decisiones deben prevalecer?

Estas es una entrada sobre preguntas y dudas, y con solo un poco de orden al final. Ya me contarán qué les parece.

-Una menor de 16 años tiene un embarazo no deseado. ¿Debe ser ella o sus padres quienes tengan derecho a decidir sobre si continuarlo o interrumpirlo?

-Un padre decide que su hija de 8 años no vaya a la escuela. ¿Deben respetarse sus preferencias o las de la hija? ¿Y si la hija tampoco quiere? ¿Debe tomar el Estado la decisión?

-En el caso anterior podemos tomar el punto de vista de la hija que, casi con toda seguridad, al cumplir la mayoría de edad querría haber sido escolarizada. Este punto de vista no siempre da una respuesta clara ¿quién tiene preferencias más cercanas a la menor cuando cumpla 18 años en el caso del embarazo no deseado? ¿ella a los 16, cuando debe tomar la decisión, o sus padres? Con un poco de imaginación y de recursos, se pueden hacer estudios para saber la respuesta. Sin embargo, hay casos irresolubles según este criterio. Un menor adoctrinado con éxito, a los 18 años prefiere haber sido adoctrinado, pero un menor no adoctrinado, cuando sea mayor de edad estará satisfecho de no haberlo sido.

-Gran parte de la población no entiende bien los productos financieros. En particular, infravaloran la probabilidad de no poder pagar la hipoteca y de que el valor de la propiedad no sea suficiente para cancelar la deuda. Una ley puede obligar a que las hipotecas se ofrezcan, por defecto, con la cláusula de “dación en pago”. Serán más caras, pero aseguran al prestatario contra ese riesgo. Si no lo desea, siempre puede negociar quitar esa cláusula, pero al ser la opción por defecto se mantendrá muchas veces. ¿Es paternalismo? Si lo es, ¿en qué términos estaría justificado?

-Una persona decide que se levantará temprano para salir a correr. Pone la alarma, pero, cuando suena, la apaga y se queda en la cama. Al día siguiente, con los mismos planes, aleja el despertador de la cama para obligarse a salir de entre las sábanas. ¿Hay alguna irracionalidad? ¿la de quedarse en la cama, la de alejar el despertador, la de no volver a la cama después de haberse levantado?

-Un consumidor debe decidir si comprar un electrodoméstico más caro o más barato. Ambos tienen las mismas prestaciones, pero el más caro consume menos energía. Hace sus cálculos y elige el barato. Meses después se arrepiente. ¿Qué preferencias deben satisfacerse? La primera elección, ¿depende de que el consumidor conozca sus problemas de inconsistencia temporal y prevea el arrepentimiento?, ¿y si, aún conociéndose, mantiene su decisión? ¿sería eso consistente con aceptar que alguien le induzca a comprar el electrodoméstico más caro? ¿sería esto último parecido al caso en que se aleja el despertador de la cama?

-Un individuo, que no quiere ser consumidor de drogas, las prueba y acaba haciéndose adicto. A partir de ese momento prefiere consumirlas. Si en el caso de la alarma nos parecía que las primeras preferencias eran las buenas. ¿Por qué ahora no? ¿Cuál sería el criterio?

-Un trabajador, siendo joven y viendo la vejez muy lejos, decide libremente no ahorrar para pagarse un retiro. ¿Deben respetarse esas preferencias o las de su yo mayor que se arrepiente? Si son estas últimas, ¿debe obligarse al trabajador joven a cotizar para pagar su pensión?

-Un paciente tiene una enfermedad grave. Hay dos opciones de tratamiento, cada una con sus distintas probabilidades de supervivencia a muy corto plazo (por el tipo de intervención en la mesa de operaciones) y a medio y largo plazo. Sabemos que, si se expresan los datos en términos de probabilidad de fallecimiento la elección tiende a ser distinta que si se plantean como probabilidad de supervivencia. ¿Qué manera de expresar el problema elucida las preferencias verdaderas del paciente?

-Un inglés muestra preferencias por estar fuera de la Unión Europea. Al observar que el coste es alto, cambia de opinión. Un catalán muestra preferencias por la independencia de Catalunya, pero cambia de opinión ante otras alternativas de financiación o ante la federación del territorio. Un vasco está satisfecho con el grado de autonomía de su país, pero elegiría la independencia si fuera fácil obtenerla. ¿Qué significan, entonces estas preferencias? ¿Qué mecanismo de decisión es el más adecuado para decidir sobre el tema dadas las distintas condicionantes que pueden hacer cambiar la respuesta?

-Los seres humanos tenemos instintos de todo tipo, algunos más, otros menos; algunos instintos serán sanos y otros, inconfesables, que están domados, dormidos o escondidos con vergüenza, pero que pueden salir según a quién y según en qué circunstancias. ¿Muestran esos instintos nuestras verdaderas preferencias? ¿No son más verdaderas el querer mantenerlos bajo control? Ese país civilizado donde una parte de la ciudadanía se deja llevar por un frenesí nacionalista, ¿siempre fue así?

Según la Teoría Económica, las preferencias están definidas sobre conjuntos de bienes, no sobre un único bien. Esto último solo tiene sentido si se pueden dejar inalteradas las demás cosas que nos importan. Puedo comparar si prefiero una casa más grande a una más pequeña solo si todas las demás cosas que consumo se quedan igual. Si no es así, tendré que comparar una casa más grande y menos viajes de placer frente a una casa más pequeña y más dinero para viajar, por ejemplo. También según la Teoría Económica, las decisiones se tienen en cuenta según las preferencias, pero también según las restricciones presupuestarias (de dinero, tiempo o esfuerzo, entre otras). Como todas las opciones elegidas lo son siempre según unas restricciones, no será fácil saber las preferencias que están tras ellas.

Dadas todas estas complicaciones, ¿sobre qué principios conviene organizar el respeto a las decisiones individuales y colectivas? Todavía estamos debatiendo sobre ello y seguramente no habrá una manera que satisfaga a todo el mundo. A pesar de que este tipo de preguntas han estado siempre presentes, la reciente literatura de Economía del Comportamiento está empezando a poner algo de orden. Recientemente, y a cuenta del Nobel a Thaler, hemos comentado sobre ello (aquí, aquí y aquí, por ejemplo). Algunas críticas a la teoría de los “empujoncitos” (nudge theory) puede verse aquí.

Desde la Economía se podrá ayudar a saber las consecuencias económicas de una u otra manera de organizarse y cada cual ponderará como crea conveniente esas consecuencias. Unas cosas parecen claras:

-Las decisiones tomadas por los menores deberían parecerse lo más posible a lo que ellos habrán querido cuando sean mayores de edad.

-Deben minimizarse las decisiones que den lugar a una gran inestabilidad o desconocimiento, por lo que facilitar cierta estabilidad e información sería deseable. En las decisiones colectivas, la estabilidad puede venir dada por las mayorías necesarias para cambiar distinto tipo de normas.

-Las opciones por defecto o que induzcan una decisión con mayor probabilidad que la alternativa deben ser siempre conocidas y aceptadas por parte de la ciudadanía. Las opciones alternativas deben estar fácilmente disponibles.

-Como siempre, in dubio pro libertate.

Creo que muchas de las polémicas sociales de los últimos tiempos se podrían discutir con un poco más de orden si se siguieran estas consideraciones. Sí, estoy pensando en la gestación subrogada o vientres de alquiler, las querencias o no por la independencia de una parte de los catalanes o en la libertad de asumir el riesgo de perder tu dinero al hacer una inversión. ¿Tienen las jóvenes que ofrecen su útero toda la información necesaria para tomar su decisión? ¿Impide tomar otras decisiones que son desconocidas en el momento de firmar el contrato? ¿Es la decisión estable? ¿Se mantendrá durante nueve meses? ¿Cuáles son las consecuencias psicológicas de saberse hijo por gestación subrogada? La lectora o lector puede seguir añadiendo preguntas y puede plantear otras para las demás polémicas. No sé todas las respuestas, pero creo que el planteamiento ayuda a la discusión. Si simplemente decimos sí a la gestación subrogada apelando al principio de la libertad o decimos que no a los vientres de alquiler apelando al principio de la dignidad negamos la discusión y solo quedará imponer una posición sobre la otra. Esto suele ser peor que hablar con orden, observar los datos relevantes, convencernos y llegar a acuerdos cuando disentimos.



miércoles, 22 de mayo de 2019

Acceso al sistema de salud y denuncias por violencia de género

En las últimas elecciones españolas se han planteado varias propuestas nuevas que, hasta el momento, no habían sido consideradas por los partidos mayoritarios. Algunas de ellas, como la posible derogación de la ley de violencia de género, han generado un revuelo considerable y a muchos de nosotros nos ha hecho pensar en sus implicaciones. En este blog ya se ha tratado el tema de la violencia de género en varias ocasiones (aquí, aquí, aquí y aquí, entre otros), pero hoy quisiera centrarme en un aspecto menos habitual en relación con el impacto de las leyes de violencia de género: ¿Las políticas públicas pueden afectar al hecho de que la mujer se decida a buscar ayuda y a denunciar a sus abusadores? ¿Qué papel tiene el servicio de salud pública en esas decisiones individuales?

Varias son las razones que llevan a las mujeres a buscar ayuda, pero al menos dos están relacionadas con el servicio de salud público. En primer lugar, los médicos y profesionales del sistema de salud tienen protocolos para detectar los posibles casos de abusos y ayudar a las personas afectadas a denunciarlos (directamente o a través de la derivación del caso a los servicios sociales). De hecho, algunos de estos protocolos están diseñados al amparo de (o fundamentados en) la ley de violencia de género. En segundo lugar, denunciar los abusos es arriesgado y costoso para los afectados. En las encuestas de violencia de género, las mujeres aducen que no se atreven a denunciar al abusador por miedo a perder a sus hijos, su casa o el permiso de residencia. Si la salud de estas mujeres empeora por la falta de asistencia sanitaria, los incentivos para iniciar un proceso costoso y arriesgado pueden ser menores. Sin salud, el empoderamiento de estas mujeres es menor.

Caoimhe Rice y yo misma nos planteamos en un estudio reciente cómo afectaban las restricciones de acceso al sistema de salud público introducidas en 2012 en España a los incentivos de las mujeres para denunciar a sus abusadores. Me gustaría explicar los principales resultados de aquel estudio, que partía de datos sobre denuncias por violencia de género que obtenemos del poder judicial, pero antes, permítanme un paréntesis. Según los informes de varias ONG y la red REDER, la restricción de acceso al sistema de salud público (Real Decreto-ley 16/2012) afectaba a varios grupos de población, pero sin duda el más perjudicado era el colectivo de inmigrantes en situación irregular. Hace unos meses explicábamos aquí los efectos de esa ley sobre la mortalidad del colectivo afectado y en este otro apunte señalábamos los efectos sobre la utilización de los servicios de salud pública.

Lo primero que observamos en nuestro estudio es que el número medio de denuncias por cada 10.000 mujeres es de 3,3 por provincia y trimestre en el caso de las mujeres españolas y de 16 por cada 10.000 mujeres en el caso de las mujeres extranjeras. Esto coincide con los resultados de la Encuesta Española de Violencia de Género, que arrojan que una de cada cuatro mujeres españolas de más de 16 años ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de su vida, una cifra que sube al 36% para las mujeres inmigrantes.

A partir de un modelo de diferencias en diferencias, comparamos las denuncias por violencia de género de las mujeres españolas y de las mujeres inmigrantes antes y después del trimestre en que entró en vigor la nueva legislación que restringía el acceso al servicio de salud público. Nuestros resultados muestran una caída inmediata del 15,6% de las denuncias por violencia de género por parte de las mujeres inmigrantes

El gráfico 1 muestra la evolución del número de denuncias de las mujeres inmigrantes respecto a las españolas por trimestre desde 15 periodos antes y después de la implementación de la reforma. El gráfico se ha creado con la metodología event study, que permite controlar los efectos de estacionalidad en las denuncias por violencia de género.

Como se puede ver, las denuncias de las mujeres inmigrantes se reducen tanto en el momento en que la ley se anunció como, de forma más pronunciada, cuando entró en vigor. El efecto es, además, persistente en el tiempo, ya que el número de denuncias por parte de las mujeres inmigrantes no se recupera en ninguno de los 15 primeros trimestres posteriores a la ley.

Gráfico 1. Evolución de la diferencia entre las denuncias por violencia de género de las mujeres inmigrantes y las españolas controlando por efectos fijos trimestrales y anuales

A continuación, analizamos las diferencias en la intensidad con la que se aplica la ley en las distintas comunidades autónomas para comprobar si los efectos son menos pronunciados en aquellas comunidades autónomas en las que se aprobó legislación regional que devolvía (en cierto grado) la cobertura universal a la población. Para estimar modelos separados en las regiones más y menos afectadas, partimos de un índice regional de cobertura sanitaria calculado por Cimas et al. aquí, así como la fecha en la que se recuperó la cobertura en cada región. Según lo previsto, la reducción en las denuncias por violencia de género es del 19% en las regiones con menos cobertura y del 7,5% en las que ofrecen más cobertura. Estos resultados aportan solidez, pues, a nuestra interpretación causal de los efectos de la reforma.

Cabe decir que una limitación importante de nuestro estudio es que no podemos demostrar de manera contundente si el descenso del número de denuncias obedece a la menor incidencia de la violencia de género. En un intento de descartar esa opción con varias pruebas, llegamos a la conclusión «tentativa» de que parece que la incidencia no se ve modificada por la reforma y que, en consecuencia, el cambio se produce solo en la búsqueda de ayuda por parte de las mujeres afectadas.

En definitiva, concluimos que la pérdida de acceso a los servicios de salud pública sí tuvo consecuencias en las denuncias por violencia de género. Respondiendo a la pregunta inicial, pues, las políticas públicas sí pueden afectar al número de denuncias. Estos resultados son importantes no solo para estas mujeres, sino también para sus hijos, ya que los efectos negativos a corto y a largo plazo de crecer en un entorno familiar de violencia están ampliamente demostrados.



Publicidad natural o inconsciente, la peor y la más efectiva de todas

Publicidad natural o inconsciente. La peor, porque si se realiza a conciencia tiene por objetivo impactar en el consumidor potencial sin advertir del carácter comercial del contenido vertido. La más efectiva, porque penetra en la psique de quien recibe su estímulo entremezclada con información académica, supuestamente objetiva. Un ejemplo lo podemos encontrar en la noticia “La obsesión con dormir sale cara”, en realidad, un extracto del libro recientemente publicado por el psicoanalista británico Darian Leader, ‘¿Por qué no podemos dormir? Nuestra mente durante el sueño y el insomnio’, que destaca numerosos trastornos relacionados con el sueño, unos trastornos que, vaya casualidad, padecen elevadas proporciones de la sociedad moderna. La foto que ilustra el extracto, una persona tumbada sobre una cama que aparentemente descansa en una especie de laboratorio del sueño, finalmente resulta ser “un cliente” que “prueba un colchón en una tienda de Ikea en Poznan, Polonia.”, según se deduce de la lectura de la redacción situada al pie de la imagen. Este sutil trabajo publicitario, natural o inconsciente, pero trabajo al fin y al cabo, en tanto en cuanto conlleva una producción, que consiste en conectar las ideas fuerza “descanso”, “salud” y “bienestar” con una marca comercial es, tal y como se decía al comienzo de este artículo, la peor o la más tremendamente efectiva de todas la publicidades existentes. Con casi total seguridad, si esa misma empresa publicara en el mismo medio de comunicación un estudio académico sobre las positivas repercusiones que sus colchones proveen a la salud de sus clientes, el coste sería más alto y dicha acción comercial sería mucho menos eficaz que la consistente en aludir de manera natural a sus productos entremezcladamente con los contenidos temáticos o divulgativos cuyo propósito no es, a priori, comercial. Para algunos escépticos estos ejemplos no constituirán muestras deliberadas de […]

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martes, 21 de mayo de 2019

Sanciones administrativas y penales a directivos: mejorando la disuasión en la creación de cárteles

de Joan-Ramon Borrell y Juan Luis Jiménez.

La lucha contra la enfermedad, económica y social, de los cárteles requiere del uso de todos los medicamentos posibles en el vademécum de los economistas. Como ya se ha estudiado anteriormente (aquí o aquí), la adopción de un programa de clemencia en cualquier economía permite una mejora sustancial en el número de cárteles descubiertos y en la efectividad de la política de competencia. Pero no es suficiente.

En esta lucha contra los cárteles, muchos países utilizan la vía de imponer sanciones monetarias a las empresas que participan en un cartel (aplicación pública del derecho anti cárteles) y también mecanismos de compensación por daños que deben satisfacer las empresas a los perjudicados por la cartelización (aplicación privada del derecho anti cárteles).

Pero todos estos instrumentos de persecución y sanción adoptan el enfoque de exigir responsabilidades a las empresas, y no a los individuos (personas físicas o naturales) como los directivos, administradores y empleados de las empresas. Para exigir estas responsabilidades individuales, se han incorporado en los ordenamientos jurídicos nacionales las sanciones a personas físicas por la vía penal, civil o administrativa: sanciones monetarias (pecuniarias), inhabilitación de administradores o, incluso, penas de prisión.

Canadá y Estados Unidos son pioneros de un enfoque penal de la disuasión y el castigo en la lucha contra los cárteles, en tanto que Europa ha tendido hacia una aproximación de sanciones más administrativa y de promover procesos consensuados para la adopción voluntaria de prácticas procompetitivas (Shaffer et al, 2013).

¿Por qué criminalizar los cárteles?

Wils (2005) señala cinco argumentos a favor de utilizar penas de prisión en la lucha contra los cárteles: (1) conseguir la disuasión en la actuación individual de los directivos, ya que la disuasión requiere multas a las empresas son imposibles de aplicar por excesivamente elevadas; (2) las multas a las empresas no aseguran que los directivos actúen de forma responsable en pro de los intereses de su empresa; (3) las sanciones individuales mejoran la efectividad de los programas de clemencia y de denuncias protegidas (whistleblowing); (4) las penas de prisión son realmente disuasorias; (5) las penas de prisión conllevan un claro y rotundo mensaje de desaprobación moral.

El problema de agencia que aparece por la separación entre los accionistas propietarios de las empresas y sus directivos es el que lleva a diversos autores a proponer que se apliquen sanciones directamente a los agentes (directivos y empleados), más que a las empresas, por dos motivos (Werden, 2009):

(1) por un lado, los directivos se convertirían en gatekeepers, ya que por su propio interés personal y su reputación profesional podrían alejarlos de decisiones estratégicas que puedan estar alineadas con los intereses de los accionistas pero que sean ilícitas (refuerzo del efecto disuasión a través de los directivos);

(2) asimismo, las sanciones individuales serían a la vez un mecanismo de control externo que protegería a los accionistas junto con otros instrumentos de control interno (programas de cumplimiento) contra decisiones de sus empleados que no están alineadas con sus intereses como propietarios de la empresa, sino solo con el interés retributivo de corto plazo de los directivos.

Carmen García muestra sólida evidencia que los cárteles en España han conseguido tener mayor efecto y un impacto más persistente sobre el importe de las ventas que sobre los beneficios de las empresas cartelizadas (aquí, resumido aquí). Esta evidencia señala que los directivos pueden haber sido más sensibles a sus intereses personales de aumentar el importe de las ventas de la empresa para obtener ganacias en forma de reputación, bonus salariales y otras formas de remuneración por objetivos que no estaban bien alineados con los objetivos de mejora del rendimiento y los beneficios de los accionistas.

La literatura económica que analiza la multa mínima disuasoria, utilizando los principios propuestos por Becker (1974), sostiene que los que incurren en un delito o los que comenten una ilegalidad, a falta de una ética o moral compartida con su comunidad política y social que frene su conducta, realizan un cálculo racional en el que los beneficios ilícitos que esperan obtener superan los costes esperados dada una probabilidad de que su ilegalidad sea descubierta y sancionada.

Si este cálculo racional es el que lleva a personas a cometer ilegalidades, Becker (1974) defendió que la política pública más eficiente es aumentar las sanciones hasta el punto en el que las multas y sanciones (monetarias o de prisión) hagan que los costes del comportamiento ilícito superen los beneficios de dichas actuaciones. En el caso de los cárteles, la multa monetaria mínima disuasoria es la que iguala el valor esperado de los beneficios ilícitos de coludir.

Borrell, Jiménez y Luna (2016) discuten que las sanciones monetarias tienen que ser muy elevadas para ser efectivas. En un sencillo ejemplo ilustrativo, las multas mínimas disuasorias deben ser del orden del doble (200%) del importe de las ventas anuales de las empresas. Una multa de este volumen puede poner en riesgo la continuidad de la empresa que ha participado en un cartel, lo que justifica el límite de que la multa no debe superar el 10% de las ventas anuales del ejercicio anterior, límite en vigor en la UE y en la mayoría de Estados miembros. Así que, las sanciones monetarias a las empresas pueden quedar muy lejos del importe que las hace efectivas.

¿Qué se hace en Europa y el Mundo sobre sanciones a directivos?

Borrell, Jiménez y Luna (2016) analizan 43 jurisdicciones y muestran la evolución en la criminalización de cárteles y sanciones a directivos (incluso algunos llegaron a disponer de las medidas, pero posteriormente las eliminaron).

El gráfico 1 refleja en qué año se introdujo la pena de prisión en los países que actualmente disponen de esta sanción disuasiva. Se detalla el año de entrada en vigor tanto de las penas de prisión por la participación en general en cárteles, como la entrada en vigor de la norma que incorpora penas de prisión solo en aquellos cárteles en licitaciones públicas.

Aunque el uso de penas de prisión por cárteles se retrotrae a Canadá y Estados Unidos a finales del siglo XIX, tal y como nos recuerdan Wils (2005) y Werden (2009), no fue hasta 1959 cuando se impusieron penas de prisión a personas que participaron en cárteles de fijación conjunta de precios sin actos ni amenazas de violencia; y a partir de 1970 cuando se generaliza el uso de la persecución penal.

Tampoco se producía en Europa la persecución penal de cárteles en los que no mediaban actos ni amenazas de violencia. Un conjunto de países europeos (por ejemplo: Austria, Francia, Holanda y Luxemburgo) criminalizaron la participación solo en cárteles calificados como contrarios al interés público cuando regía un sistema de notificación de los mismos (obligatoria o voluntaria). Solo sancionaban penalmente a los individuos que participasen en cárteles que, tras ser notificados, no fuesen autorizados por ser contrarios al interés público en el procedimiento legal establecido.

Más de la mitad de los países que actualmente tienen penas de prisión, han incorporado estas sanciones penales a partir de 1996.

Gráfico 1: Difusión de las penas de prisión por cárteles (hasta 2015)

Fuente: Elaboración propia.

Nota: No se han detallado en el gráfico los casos de países que incorporaron y después eliminaron las penas de prisión en la lucha contra los cárteles: Argentina (1980-1999), Chile (1973-2003), El Salvador (1997-2005), Holanda (1956-1998) y Perú (1991-2007).

El gráfico 2 muestra la incorporación de sanciones monetarias a individuos (penales, civiles o administrativas), también de forma muy intensa desde 1996.

Gráfico 2: Difusión de las sanciones individuales de tipo monetario por cárteles (hasta 2015)

Fuente: Elaboración propia.

Además, este trabajo ofrece evidencia empírica de que, para una submuestra de 34 jurisdicciones, existe correlación estadísticamente significativa entre la percepción de efectividad de la política de competencia que tiene la comunidad empresarial y la disponibilidad de sanciones individuales. En promedio, los países con dichas sanciones tienen una política de competencia un 7% más efectiva.

Sin embargo, queda pendiente para futuras investigaciones dilucidar y cuantificar cuál de los dos siguientes efectos es el preponderante: (1) las sanciones individuales son instrumentos efectivos de disuasión y castigo que hacen que la percepción de efectividad de la comunidad empresarial sobre la política de competencia mejore significativamente; (2) o bien, son precisamente los países que alcanza un nivel elevado de efectividad de su política de competencia los que dan el paso e incorporan las sanciones individuales contra los cárteles.

Tanto si una u otra interpretación causal de los datos prevalece, no cabe duda que los países que disponen de mecanismos de persecución penal independiente y eficaz deben considerar seriamente la posibilidad de perseguir los cárteles en general, y en particular los cárteles en licitaciones públicas, por la vía penal, para reforzar la disuasión y el castigo de uno de las prácticas restrictivas de la competencia más dañinas para el bienestar social. Y de la misma manera, los países que disponen de administraciones públicas independientes y eficaces, deben también contemplar la incorporación de sanciones a personas físicas (individuos).

 

¿Qué debe hacerse y qué ha sucedido recientemente?

La percepción actual es que sin una activa política de persecución y sanción de los cárteles, la mayoría de sectores acabarían cartelizados, tal y como muestran Hyytinen et al (2018). Por tanto es necesario continuar reforzando los mecanismos de disuasión y castigo.

Ahora bien, esta poderosa arma de disuasión en la aplicación de la Ley solo debe organizarse en países con mecanismos de persecución penal realmente independientes del resto de poderes públicos y privados, y con autoridades de competencia independientes de los órganos políticos de gobierno de las administraciones públicas y de los intereses privados. El riesgo de un uso torticero sin las debidas garantías debe ser siempre valorado antes de ponerla a disposición de los poderes públicos.

Además, la utilización de sanciones individuales, y en especial de penas de prisión, tiene sus ventajas en términos de disuasión, pero también sus inconvenientes. Posner (2007) muestra que desde un punto de vista del bienestar social, las penas de prisión detraen de la sociedad la productividad que los individuos encarcelados puedan aportar. Esta merma de productividad no se suele discutir cuando se comparan la eficiencia relativa de las penas de prisión respecto a las sanciones monetarias.

Varios casos de sanciones a directivos se han conocido recientemente. La Competition & Markets Authority del Reino Unido ha descalificado a dos directivos por haber participado en un cartel, impidiéndoles trabajar como tales en dicho país por más de un lustro.

En España, desde 1989 la Ley de Competencia ya contemplaba las sanciones individuales, y recientemente el Tribunal Supremo (Sentencia nº430/2019, de 28 de marzo de 2019) ha sentado doctrina al considerar que las sanciones impuestas a directivos, así como la publicación del nombre de los sancionados, no vulneran el derecho al honor, la intimidad y la propia imagen.

Por otra parte, la CNMC en el cartel de los ferrocarriles (descrito aquí por Gerard Llobet) no solo sancionó a directivos, sino también ha activado el procedimiento por el cual las empresas sancionadas pueden quedar excluidas de nuevos concursos públicos durante un periodo determinado, en aplicación de la última reforma de la Ley de Contratos del sector público de 2017, que contempla esta modalidad de sanción. No obstante, al haberse acogido Siemens y Alstom al programa de clemencia, podrían quedar exentas de esta sanción y, paradójicamente, que el resultado sea que la sanción elimine a los “competidores” con los que anteriormente coludían.

En definitiva, siguiendo a Porter, there is no honor among thieves; y los países que tienen fortaleza institucional deben considerar si tratan como tales a las personas físicas y naturales que inducen, crean, organizan y administran los cárteles por los que se lucran en detrimento de la Comunidad.