jueves, 6 de abril de 2017

Persistencia Económica Regional en el Nuevo Mundo

de William F. Maloney y Felipe Valencia Caicedo

¿Persiste la fortuna económica a largo plazo? Esta pregunta relativamente sencilla ha sido objeto de investigación económica exhaustiva. Mientras algunos estudios han concluido que dicha fortuna no persiste a nivel nacional (Acemoglu, Johnson y Robinson 2002), otros trabajos muestran que sí hay persistencia económica por cientos y hasta miles de años (Comin et al. 2010; Ashraf y Galor, 2013), especialmente en términos de población y sus descendientes (Davis y Weinstein 2002; Chanda et al. 2014).

La pregunta sobre persistencia (o cambio) es importante, pues se relaciona con el papel fundamental que pueden tener los factores geográficos, efectos de aglomeración y las instituciones para el desarrollo a largo plazo. Dicha pregunta también nos sirve para evaluar la importancia de factores coloniales vs. pre-coloniales para el desarrollo (para el caso africano ver Gennnaioli y Rainer, 2007; Michalopolous y Papaiannou 2013). Finalmente, este tipo de investigación informa el debate sobre “trayectorias dependientes” y políticas de desarrollo regional (ver, por ejemplo Ades y Glaeser, 1995; Bleakley y Lin, 2002). En esta columna (basada en Maloney y Valencia Caicedo, 2016), presentamos nueva evidencia empírica de persistencia económica desde tiempos precolombinos hasta nuestros días, utilizando datos a nivel subnacional para el Nuevo Mundo.

Datos

En nuestro análisis nos enfocamos en las Américas y seguimos la literatura económica al tomar la conquista del continente como un gran experimento natural (ver mapa). También nos basamos en la disponibilidad de datos antropológicos y arqueológicos precisos, producto de una larga tradición de investigación compilados por William Denevan (1992) en su libro La Población Indígena de las Américas en 1492 (lanzado con motivo del quinto centenario del Descubrimiento). Estas medidas históricas de densidad poblacional pueden ser tomadas como tal, pero también, siguiendo a Thomas Malthus, como un indicador de prosperidad histórica (en tiempos antiguos a mayor ingreso, mayor población). Para explicar la distribución de la actividad económica actual, utilizamos densidad poblacional pre colonial y controlamos por otras características geográficas, climáticas, así como el potencial para la agricultura, las cuencas hidrográficas, lo escarpado del terreno y la prevalencia de malaria. Estadísticamente, también utilizamos efectos fijos a nivel de país para controlar por instituciones, políticas y culturas nacionales, así como estimadores econométricos para evaluar la posible influencia de valores atípicos sobre los resultados.

Resultados

En nuestra investigación, presentamos tres hallazgos importantes. Primero, documentamos que a pesar de 500 años de historia, muchas veces traumática, los asentamientos de población de hoy en día están ubicados donde existieron asentamientos precolombinos (ver Figura). Es importante recalcar que en muchos casos la población indígena fue prácticamente diezmada durante la colonia. Por esto mismo, también mostramos que ciertas características geográficas y climáticas, como el potencial para la agricultura, la distancia a las costas y la prevalencia de malaria, fueron claves para determinar donde se asentaron los indígenas en primera medida. Finalmente, mostramos econométricamente que los sitios que fueron ricos en el pasado (más densamente poblados según Malthus), también son más ricos hoy en día.

Algunos casos representativos ayudan a entender los resultados ya descritos. Massachusetts y California, por ejemplo, tuvieron la densidad de población más alta de Norteamérica, alrededor de los niveles de Chile y Argentina, en el territorio que eventualmente se convertiría en los Estados Unidos, y son hoy en día dos de las regiones más ricas del hemisferio. Este patrón también se repite entre las colonias españolas y portuguesas en América. Colombia es un caso emblemático, donde existe una correlación importante entre densidad de población pre-colonial con población moderna e ingreso per cápita (ver Gráfico). Ciudad de México, la ciudad más rica de América Latina, fue fundada sobre los cimientos de Tenochtitlán, la antigua capital de los Aztecas, de por sí el área más densamente poblada del hemisferio antes de la llegada de los conquistadores europeos. Con contadas excepciones, como las de Canadá, Argentina y Chile, estos casos puntuales concuerdan con el patrón general de persistencia.

Posibles Mecanismos

La persistencia demográfica y económica puede operar a través de varios mecanismos de transmisión. Más allá de los determinantes geográficos, pueden existir efectos de aglomeración y de “trayectorias dependientes” a à la Krugman (Bleakley y Lin, 2002). Estos de por sí pueden ser el resultado de externalidades y complementariedades en la producción, como conjeturó Alfred Marshall hace más de un siglo. Con el tiempo, los costos de trasladar una ciudad se pueden convertir en prohibitivos y las estructuras urbanas pueden sobrevivir desastres extremos naturales (como inundaciones) o humanos (como bombardeos), como en Japón (Davis y Weinstein, 2002).

Algunos factores geográficos parecen importantes para explicar los asentamientos indígenas. California, por ejemplo, tuvo y mantiene una tierra fértil, una costa productiva y clima favorable. Pero estas características no son suficientes para explicar algunos de los patrones que encontramos. El controlar por una gran variedad de factores geográficos no elimina la importancia de la densidad pre-colonial sobre densidad de población e ingreso per cápita. Más aún, la historia nos presenta ciertos casos emblemáticos como el de Tenochtitlán. La capital Azteca fue fundada en una isla pequeña y pantanosa, cuya única atracción parecía ser que no era atractiva para las tribus vecinas. Su clima no era confiable, su temporada de cosecha corta y las hambrunas eran comunes. Como si fuera poco, las inundaciones frecuentes llenaban la ciudad con sus propios desechos, atrayendo peligrosas epidemias. Pero al fundar Ciudad de México, justamente sobre Tenochtitlán, Hernan Cortés valoró no solamente la cantidad de mano de obra, sino también la calidad de sus artesanos, sus densas redes comerciales, estructuras organizacionales y conocimiento colectivo – atributos que asociamos hoy en día con ciudades dinámicas. Fenómenos similares se presentaron en Norteamérica, donde exploradores británicos, franceses y holandeses utilizaron conocimientos indígenas, mapas y rutas comerciales para sobrevivir, establecer colonias, puestos y redes comerciales.

Discusión y Conclusión

El hallazgo de persistencia regional es algo sorprendente en la literatura económica, pues otros artículos han hecho énfasis en un cambio drástico a nivel nacional, algo que también podemos replicar cuando agregamos nuestros datos para los países americanos. Este revés es comúnmente atribuido a la emergencia de instituciones extractivas, necesarias para controlar poblaciones indígenas cada vez más grandes. Aunque en nuestro artículo encontramos alguna evidencia al respecto, al confirmar que la esclavitud tiene un efecto negativo sobre el desarrollo, las fuerzas de persistencia parecen dominar a nivel regional. No encontramos, por ejemplo, ningún efecto de la densidad de población antigua sobre niveles de desigualdad actuales (ver Apéndice del artículo).

Para los responsables de políticas públicas, la persistencia económica descrita implica varias cosas. Primero, que puede no haber nada óptimo sobre la distribución actual de actividad económica y que los efectos de aglomeración pueden ser producto de consideraciones relativamente azarosas de milenios atrás. Por lo mismo, políticos que quieran cambiar radicalmente la distribución espacial de la actividad económica (creando nuevas ciudades, por ejemplo) deberían ser conscientes de las fuerzas milenarias, precolombinas inclusive, que actúan en su contra. Más que abogar por el determinismo histórico, nuestro trabajo es un llamado a entender mejor estas fuerzas históricas, para hacer que las políticas públicas de desarrollo regional y urbano estén mejor dirigidas y por consiguiente sean más eficaces.

Referencias

  • Acemoglu, D., Johnson, S. y Robinson, J.A., 2002. Reversal of Fortune: Geography and Institutions in the Making of the Modern World Income Distribution*.The Quarterly journal of economics, 117(4), pp.1231-1294.
  • Ades, A.F. y Glaeser, E.L. (1995). ‘Trade and circuses: explaining urban giants’, Quarterly Journal of Economics. Vol. 110(1), pp. 195–227.
  • Ashraf, Q. y Galor, O. (2013). ‘The “out of Africa” hypothesis, human genetic diversity, and comparative economic development’, American Economic Review, vol. 103(1), pp. 1–46.
  • Bleakley, H. and Lin, J., 2012. Portage and Path Dependence*.Quarterly Journal of Economics127(2).
  • Bruhn, M. y Gallego, F.A. (2012). ‘Good, bad, and ugly colonial activities: do they matter for economic development? Review of Economics and Statistics, vol. 94(2), pp. 433–61.
  • Chanda, A., Cook, C.J. y Putterman, L., 2014. Persistence of fortune: Accounting for population movements, there was no post-Columbian reversal.American Economic Journal: Macroeconomics6(3), pp.1-28.
  • Comin, D., Easterly, W. y Gong, E., 2010. Was the Wealth of Nations Determined in 1000 BC?.American Economic Journal: Macroeconomics, pp.65-97.
  • Davis, D. y Weinstein, D., 2002. Bones, Bombs, and Break Points: The Geography of Economic Activity.American Economic Review92(5), pp.1269-1289.
  • Gennaioli, N. y Rainer, I., 2007. The modern impact of precolonial centralization in Africa.Journal of Economic Growth12(3), pp.185-234.
  • Denevan, W.M. ed., 1992.The native population of the Americas in 1492. Univ of Wisconsin Press.
  • Maloney, W.F. y Valencia Caicedo, F., 2016. The persistence of (subnational) fortune.The Economic Journal.
  • Michalopoulos, S. y Papaioannou, E., 2013. Pre‐Colonial Ethnic Institutions and Contemporary African Development.Econometrica81(1), pp.113-152.

Mapa. Densidad de Población Pre-colonial.

Imagen 1

Figura. Densidad de Población Moderna vs. Densidad de Población Pre-colonial (en logaritmos).

Imagen 2

Gráfico. Persistencia Regional en Colombia.

Imagen 3



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