miércoles, 3 de agosto de 2022

La política y las buenas personas

Dentro de la necesidad por clasificar absolutamente todo, en el ámbito político también podemos encontrar  la división entre personas de izquierdas y personas de derechas. De igual forma, en el ámbito moral, disponemos de individuos buenos e individuos malos. Ahora planteemos una combinación aleatoria de cualquiera de los dos aspectos. Por ejemplo, ser de derechas y a la vez buena persona. O bien, ser de izquierdas y a la vez mala persona. ¿Son combinaciones compatibles? Dicho al revés, las personas de izquierdas, ¿son necesariamente buenas personas? En cuanto a las personas de derechas, ¿son necesariamente malas personas? Antes de pronunciarnos respecto a cualquiera de estas afirmaciones, hay que decir que no todos tenemos las mismas nociones sobre las mismas cosas. O que cualquiera de nosotros no tiene por qué ser “de izquierdas” o “de derechas” en su totalidad,  o buenas o malas personas, de un modo estricto y absoluto. Curiosamente, lo que para algunos constituye una “buena acción” y confiere a alguien la cualidad de “buena persona”, para otros esa misma acción convierte a quien la practica en “mala persona”. Así, ¿es cierto que todos tenemos una brújula moral exclusiva, con criterio propio para tomar decisiones y establecer conclusiones complejas? El problema del relativismo moral, ¿realmente existe? ¿Quizás se trata de la consecuencia de las disputas, feroces, que se producen entre las facciones que pugnan por el dominio de lo que “ha de ser” la realidad? Un ejemplo clásico para ilustrarlo Ilustremos esto con el clásico ejemplo de las donaciones de los empresarios; hay quienes las consideran “buenas acciones”, y hay quienes las consideran “malas acciones” si no van acompañadas de contribuciones tributarias “acordes” al nivel de ingresos. ¿Son sus propias conclusiones o han sido inducidas por determinados grupos de poder económico o político? Nos adentramos aquí en el abismo […]

La entrada La política y las buenas personas aparece primero en El Captor - Economía y Opinión.



No hay comentarios:

Publicar un comentario