Open-source

Supongamos que una serie de individuos desarrolla una capacidad que le permite detectar los matices que existen entre las cosas de una misma clase, a diferencia de otros, bajo cuya mirada todos los elementos de cualquier tipo de clase son idénticos e iguales. Para entender con mayor claridad esta diferencia de capacidad pongamos como ejemplo la clase “personas”. Una serie de individuos observará varios elementos de dicha clase y solo apreciará en ellos la cualidad “personas”. Pero otra serie de individuos no solo verá personas, sino que será capaz de determinar el grado de desigualdad existente entre ellas en relación a distintas subclases; por ejemplo: altura, color de piel, peso, nivel de inteligencia, de formación, de ingresos, etc… La serie de individuos que dispone de la facultad para detectar con mayor profundidad los matices de la realidad es la única que dispone, por lo tanto, del poder de crear y conceptualizar las clases y subclases que posteriormente verbaliza el conjunto de los individuos. Supongamos pues que esa serie de individuos, haciendo un uso interesado de su dominio sobre dicha facultad, selecciona las clases conceptuales que pone a disposición del resto, excluyendo e incluyendo de manera arbitraria distintas clases y subclases de acuerdo a sus propias razones y criterios. Esto implicaría que la amplia mayoría de los individuos dispondría de una comprensión de la realidad  determinada por criterios arbitrarios, y que por consiguiente el nivel de oscuridad o luminosidad del entendimiento general  tendría una causa absolutamente discrecional. El lenguaje, es decir, el conjunto de las palabras que usamos para pensar, reflexionar y comunicarnos constituye, desde esta perspectiva, el estado y el límite del conocimiento general. Una herramienta “open source”, libre, gratuita y destinada al gran público.

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