domingo, 22 de enero de 2023

Tributo a «Jo, qué noche» – Continuación

Esta es la continuación del análisis preliminar de “After Hours”. Como quedaban algunas ideas por explicar, las resumo brevemente a continuación. (Atención, contiene elementos relevantes  del argumento de la película). La lógica de un sueño Gran parte de la fascinación que ejerce su argumento reside en la conexión que acaba estableciéndose entre algunos de los personajes secundarios del guión. A priori parece que son independientes los unos de los otros, pero conforme va desarrollándose el argumento surgen nexos y vínculos insospechados entre ellos. Finalmente, gran parte de todos esos personajes acaba estando relacionado de una forma u otra, aunque solo sea por pequeños y extraños detalles. Esta circunstancia sumerge al protagonista en una atmósfera de pesadilla, pues le hace tomar conciencia de que a su alrededor la realidad se materializa siguiendo los dictados de una lógica absurda y caprichosa – como la que tiene lugar en los sueños- que su inteligencia no es capaz de aprehender. La metamorfosis El test de estrés al que es sometido el protagonista de After Hours durante su odisea nocturna rememora la opresiva y cruel mecánica psicológica que ya describiera Kafka en su memorable El Proceso. En esta ocasión, al conjunto de situaciones inefables habituales se añade una persecución que concluye con el personaje principal aprisionado en una escultura de escayola con forma humana de la cual termina eclosionando hacia el final del metraje.  La escena evoca una metamorfosis que arroja al mundo un individuo totalmente aniquilado, cuya lucidez mental ha quedado vulnerada para siempre. Los ladrones de medio pelo que transportan la escultura instantes antes de quebrar mantienen la siguiente conversación: “No te enteras de nada, el arte cuanto más feo más vale”; porque solo lo que es desasosegante y grotesco alcanza el valor y la utilidad necesarias para explicar la realidad con toda su […]

La entrada Tributo a «Jo, qué noche» – Continuación aparece primero en El Captor - Economía y Opinión.



No hay comentarios:

Publicar un comentario