Nada mejor que examinar la historia reciente para saber que la economía española en 2018 no presentará múltiples diferencias con respecto a 2017. Sin acción no hay reacción y sin la adopción de medidas contundentes, los salarios españoles seguirán siendo, junto a los griegos, los más bajos del top ten europeo. En 2018 la tasa de paro y la temporalidad juvenil seguirá siendo de campeonato. Exactamente igual que los datos de pobreza infantil o la cifra de autónomos. La economía española seguirá registrando, probablemente, esa anomalía por la cual tras el registro de aumentos interanuales en el número de ocupados del mercado laboral, el aumento del número total de horas trabajadas en cómputo global no solo sea inexistente, sino inferior. El próximo 2018 tampoco nos permitirá ver cómo el mayor crecimiento relativo de la economía de España en el contexto europeo se traduce en una posición relativa más favorable tanto de su deuda pública como de su déficit público. No. Lo que veremos, por el contrario, será que con un dato de paro muy superior al de la época pre-crisis, el gasto en la protección por desempleo será incluso menor al existente por aquel entonces. Veremos una economía ultra-dependiente del turismo y generadora de un empleo de escasa cualificación, una economía que en una evolución de crecimiento volverá a generar déficit en la Seguridad Social, amenazando otra vez la sostenibilidad de las pensiones públicas por jubilación. Así continuará la construcción de la economía española en 2018 teniendo en cuenta los siguientes y principales antecedentes del año predecesor. Más de 2,5 millones de trabajadores en España son pobres “El 14,5% de los trabajadores españoles vive en unas condiciones situadas por debajo del umbral de pobreza, el ratio más alto de todos los países de la Zona euro, superando a Grecia -un […]
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