martes, 8 de enero de 2019

El trabajo reproductivo

En los años 70 la teoría y lucha feminista comenzó a señalar la necesidad de distinguir entre el trabajo reproductivo y el productivo, para poder analizar y buscar soluciones a las cuestiones que emitía el feminismo. Se consideran como trabajo reproductivo las actividades que tiene por objetivo ocuparse por el cuidado del hogar y la familia, es decir, el trabajo doméstico que por tradición se ha considerado trabajo de las mujeres; y el trabajo productivo remite a la producción de bienes y servicios. Recalcaban la importancia de la distinción, porque este último es el único que está reconocido, económica y socialmente como trabajo, en las sociedades más industrializadas; invisibilizando el trabajo que realizaban las mujeres y que no está remunerado. Las principales características del trabajo reproductivo son: no estar remunerado mediante salario, ser mayormente femenino y que sea invisible a la persona que realiza el trabajo. Una de las primeras consecuencias es, que al no estar asalariado está fuera del mercado laboral y por tanto no se puede mezclar con las actividades que otras mujeres realizan en la denominada “economía sumergida”. Por otro lado, a esta tarea se dedican las mujeres en su vida, ya sea de manera parcial o total. Este hecho nos permite etiquetar como amas de casa a aquellas mujeres que única y exclusivamente se dedican a este trabajo, y a las que tienen que compaginar esta tarea con otra actividad laboral como mujeres en situación de doble jornada. No obstante, la dedicación no es igual en todas las mujeres, ya que el rol en la familia, es decir hija, esposa, madre o abuela; o la clase social a la que pertenece determinará su dedicación. Por último, tenemos la característica de la invisibilidad por falta de ser reconocido como trabajo, además de que muchas de las mujeres […]

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