domingo, 7 de abril de 2019

La movilidad geográfica en instituciones académicas de elite en economía: el caso de España

de Raquel Carrasco y Javier Ruiz-Castillo

La movilidad geográfica de los investigadores es muy alta en todas las ciencias. Sin embargo, el título de un artículo reciente de Elisa Silió sobre España en “El País” (7 de Febrero) es el siguiente: “La Universidad ahuyenta el talento extranjero por sus sueldos y papeleo.” En esta entrada nos ocuparemos de una interesante excepción: en economía, las instituciones académicas de elite en España atraen desde 1990 un porcentaje importante de extranjeros.

En un artículo reciente publicado en SERIEs, estudiamos la movilidad espacial de 3.540 economistas que trabajan en 2007 en 125 departamentos de economía o institutos de investigación en 22 países. Estos centros se seleccionan entre los mejores en cada país de acuerdo con el ranking Econphd (2004) y otras consideraciones. En las dos primeras columnas de la Tabla 1 se presenta el número de departamentos y de individuos en cada país, y en las cuatro siguientes la distribución porcentual de éstos en tres grupos: (i) los extranjeros; (ii) los nacionales que estudiaron fuera pero que vuelven a su país a trabajar (brain circulation), y (iii) los nacionales que estudiaron y trabajan en su país de origen (stayers).

Los países se clasifican en cinco tipos: abiertos, mixtos, cerrados, brain circulation y Estados Unidos. En primer lugar, obsérvese que los 15 últimos países tienen un porcentaje de extranjeros inferior a la media. Estos países se clasifican en dos tipos. Bélgica, Holanda, Dinamarca, Suecia, Alemania y Francia tienen también un bajo porcentaje de brain circulation y, por tanto, un alto porcentaje de stayers (en azul). Italia, con el menor porcentaje de extranjeros, tiene también un alto porcentaje de stayers. Nos referimos a estos siete países como cerrados. Por otra parte, en otros países muchos de los mejores licenciados emigran temporalmente para obtener su doctorado (sobre todo en Estados Unidos) y son bienvenidos a la vuelta en sus países de origen. Estos son los países en brain circulation con un alto porcentaje en esta categoría (en verde). Los restantes ocho países con una proporción relativamente alta de extranjeros se clasifican entres tipos. Los Estados Unidos, con una proporción mínima de brain circulation constituye un caso especial que es mejor tratar por separado. A renglón seguido, en el Reino Unido, Canadá, Australia y Suiza, el porcentaje de extranjeros es mayor que el de nacionales, por lo que se denominan países abiertos. Finalmente, México, España y China forman un tipo mixto con proporciones relativamente altas de extranjeros y brain circulation.

Tabla 1. Número de departamentos y economistas que trabajan en 2007 en cada país. Distribución porcentual de los individuos en extranjeros, brain circulation o stayers.   

Es importante precisar que los tres rasgos siguientes son comunes a la economíay a otras ciencias. (1) Nuestra partición en países abiertos, cerrados, Estados Unidos y otros países es similar a la que encontramos en la mayor base de datos existente (Franzoni et al. 2015), consistente en 17.182 investigadores en biología, química, ciencia de materiales y ciencias del medio ambiente que trabajan en 2011 en 16 países, 14 de los cuales coinciden con parte de los nuestros. (2) Tanto en economía como en las demás ciencias, más del 50% de los individuos son móviles, es decir, extranjeros o en brain circulation. (3) En ambos casos, más del 75% de los extranjeros están concentrados en unos pocos países: la mitad, aproximadamente, en Estados Unidos, y el resto en nuestros países abiertos (más Suecia en las otras ciencias). Esto da la medida de la dificultad que la mayoría de los países encuentra en atraer talento extranjero.

Resultados

La gran diferencia entre la economía y las demás ciencias es la situación de España: el porcentaje de extranjeros en los centros españoles en nuestra base de datos es del 31.1%, pero solo del 7.3% en las cuatro ciencias estudiadas en Franzoni et al. (2015). Los seis centros españoles son la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad de Alicante, el CEMFI, el Instituto de Análisis Económico del CSIC, y las Universidades Pompeu Fabra y Carlos III. En todo caso, parece razonable centrarse en la comparación entre España y Alemania, Francia e Italia, es decir, cuatro países continentales miembros de la Unión Europea, demográficamente comparables y donde los economistas tienen oportunidades similares de publicar su investigación en inglés o en su propia lengua.

Pues bien, España tiene un porcentaje mayor de extranjeros y brain circulation y un porcentaje menor de brain drain (por razones de espacio omitimos aquí la evidencia sobre este último fenómeno) que Alemania, Francia e Italia. Estas relaciones se mantienen cuando estimamos la probabilidad de que un individuo emigre controlando por la edad y el género; la universidad donde se obtuvo el doctorado; una medida de la productividad individual; la productividad media del departamento donde se trabaja y el PNB del país. Estos resultados son importante porque, como se indica en nuestro artículo, hay poderosas razones de política científica para atraer talento extranjero, minimizar el brain drain y recuperar los nativos que hayan obtenido su doctorado en otros países. En particular, los resultados de la literatura y las correlaciones obtenidas con nuestros datos indican que (a) la productividad de los extranjeros es mayor o igual que la productividad de los stayers, y (b) entre los nacionales de cualquier país, la productividad de los científicos que han emigrado a las mejores instituciones estadounidenses suele ser mayor que la productividad de los brain circulation, y la productividad de éstos últimos mayor que la productividad de los stayers.

Una interpretación posible

¿A qué se deben estas diferencias entre España y otros países europeos comparables? Dado el conjunto de características individuales, departamentales y nacionales por las que controlamos, las diferencias significativas entre el efecto de España y otros países sobre la probabilidad de emigrar de los individuos, deben atribuirse a variables inobservadas. En nuestra interpretación, las más importantes se refieren a la gobernanza de las instituciones. La educación superior en los cuatro grandes países europeos está organizada de acuerdo con un anticuado sistema público repetidamente criticado por estar relativamente cerrado al talento extranjero y porque el fomento de la investigación no ocupa un lugar predominante. Sin embargo, desde mediados de los años 70 un contingente importante de economistas en brain circulation introdujo cambios drásticos en los centros españoles que se hicieron compatibles con los procedimientos para hacerse funcionario en el sistema oficial. Estos cambios incluyen (i) normas meritocráticas de contratación y promoción del profesorado que eliminan la endogamia y fomentan la investigación de calidad; (ii) un fuerte programa de doctorado, y (iii) el uso del inglés como vehículo de comunicación profesional.

Por otra parte, recuérdese que no hemos podido controlar por los salarios. La información disponible indica que la remuneración de los funcionarios en los centros públicos españoles en nuetra base de datos es igual o inferior a la de los investigadores en Alemania, Francia o Italia, por lo que no parece que mayores salarios sean los causantes del relativo atractivo de los centros españoles. Sin embargo, otro factor adicional inobservable en nuestros datos que hace atractivos nuestros centros es el aumento de los recursos para financiar actividades de investigación provenientes de dos fuentes: los presupuestos públicos y los fondos nacionales y europeos que se otorgan en condiciones competitivas para proyectos de investigación.

Así, aunque desde 1970 a 1990 España se comporta como un país en brain circulation, desde 1990 a 2007 se une a Estados Unidos, los países abiertos, México y China en la capacidad de atraer talento extranjero. Al mismo tiempo, entre el gran número de españoles que se doctora fuera de España un procentaje elevado encuentra incentivos para volver a trabajar a España, reduciendo así la magnitud del brain drain español. De hecho, parece que los factores inobservables indicados han seguido operando hasta la fecha: de los 222 economistas que trabajan en los seis centros españoles en el curso 2018-19, el porcentaje de extranjeros es del 41.3%, diez puntos por encima de esa cifra en 2007.

Para comprender las implicaciones políticas de nuestro análisis, conviene precisar que los cambios en la gobernanza que se destacan en nuestra interpretación no son el resultado de una nueva política científica a nivel nacional o de universidad, sino la consecuencia de las decisiones tomadas en un número reducido de instituciones académicas en economía. Así, nuestros resultados indican que iniciativas a nivel local en una ciencia dada pueden pueden tener un impacto apreciable en los patrones de movilidad internacional.

No obstante, debemos finalizar indicando que una cosa es atraer talento y otra mantenerlo a largo plazo: un porcentaje elevado de extranjeros -e inluso algunos nacionales- pasa solamente un período limitado en España antes de emigrar de nuevo a otros países donde encuentran mejores condiciones económicas y académicas.


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