jueves, 2 de abril de 2020

Carta abierta al gobierno holandés

A continuación reproducimos la carta abierta al gobierno holandés de casi 80 economistas holandeses que salió publicada ayer en el diario De Volkskrant. En ella exigen una respuesta europea a la crisis del coronavirus. Entre los promotores de la carta se encuentra nuestro colaborador Marcel Jansen. El listado completo de firmantes está disponible aquí.

 

Un respaldo europeo también es en nuestro interés

La posición del gobierno holandés con respecto a la financiación conjunta de soluciones para la crisis del coronavirus ha causado incomprensión y frustración en otros países europeos. Nosotros, como economistas holandeses, también consideramos injustificable la posición holandesa. Pedimos al gobierno holandés que cambie de rumbo y que apoye un respaldo europeo.

Es difícil pensar en un ejemplo más claro de un desafío común que la actual pandemia del coronavirus. La salud de los holandeses depende directamente de la situación sanitaria de otros países con los que estamos en contacto. Los Países Bajos no se librarán por mucho tiempo del virus si estamos rodeados de países con personas enfermas. Y el contacto es vital para un país tan abierto como los Países Bajos. Además, nuestros socios europeos son el principal destino de nuestras exportaciones a través del mercado común.

Con mucho acierto estamos protegiendo nuestra propia economía con un ambicioso paquete de medidas y ayudas para empresas y hogares que podría llegar a los 65 mil millones en los próximos meses. Pero como  una de las economías más abiertas de la eurozona es importante que nos unamos también a la construcción de un escudo europeo. Es en nuestro propio interés que países como Italia, pero también España y Portugal, puedan afrontar la crisis con la misma eficacia. Y, nos guste o no, la moneda común hace que este escudo sea aún más necesario.

No podemos permitir que la lucha contra un enemigo común, el virus, sumerja a la eurozona en una crisis. Dudas sobre la solvencia de países pueden fácilmente conducir a una profecía autocumplida en los mercados financieros. El supuesto riesgo soberano lleva a los inversores a exigir un mayor rendimiento lo que provoca  un aumento en los tipos de  interés y por tanto que se encarezca la emisión de deuda pública.De esta manera se aumentan los problemas de financiación del país en cuestión lo que conlleva una prima de riesgo aún mayor, etc.

Contraproducente

En nuestra opinión, la obstrucción holandesa es contraproducente por dos razones. La primera es que el Banco Central Europeo (BCE) acabaría actuando de nuevo por su cuenta. Aún queriendo no lograríamos detenerlo, y la actuación en solitario por parte del BCE conllevaría una clara falta de legitimidad democrática y de orientación política, la cual cosa sería otro fracaso más de los jefes de gobierno y los sucesivos parlamentos. La segunda razón es que los Países Bajos deben cuidar su influencia en Europa. Para hacerlo, debemos elegir bien los momentos.

Por supuesto, los países tienen que implementar las reformas necesarias y poner en orden sus finanzas públicas. En el futuro tenemos que volver a insistir en ello, pero ahora no es el momento.  La amenaza común del virus requiere comprensión y ayuda. Desde nuestra posición, relativamente cómoda, podemos y debemos mostrar solidaridad.

Más que nunca necesitamos una contundente respuesta europea. Se han dado los primeros pasos. La Comisión Europea ha liberado decenas de miles de millones dentro de su presupuesto actual, y se han suspendido temporalmente las reglas de déficit. Por su parte, el BCE ha anunciado la compra de más de 1.000 mil millones de euros de títulos de deuda. Las decisiones recientes del BCE son particularmente significativas, y de forma específica su Pandemic Emergency Purchase Program. Además, en el margen también se ha ampliado ligeramente el MEDE.

Un sustento político

Con la flexibilidad anunciada por el BCE, que le permite apoyar a países específicos, el mismo vuelve a estar a la cabeza de Europa. Sin embargo, el BCE no puede hacerlo solo. Necesita el apoyo de los líderes de los gobiernos, la UE y los parlamentos nacionales. Todos ellos deben asegurar la legitimidad democrática luchando contra la crisis con un pilar fiscal común.

Sin embargo, hasta la fecha, la mayoría de las medidas son de carácter nacional. Un hecho particularmente llamativo es cómo los países del norte de Europa son capaces de movilizar mucho más fondos que los países del sur. Alemania ha anunciado un paquete de ayudas de más de 350 mil millones de euros. Italia por su parte presentó un paquete de 25 mil millones de euros, mucho menos ambicioso y con limitaciones debido a la precaria posición financiera del Estado italiano. Precisamente por esta razón es crucial el respaldo paneuropeo de los países más débiles. Ellos también deben poder implementar una política de apoyo eficaz. El coronavirus es un enemigo común y requiere una política común.

Juntos

Una solución específica para esta crisis es posible. No requiere un mecanismo permanente de garantías mutuas ni la mutualización de la deuda existente, sino un respaldo financiero común para hacer frente a la crisis actual. Una solución obvia sería la activación del actual fondo de emergencia MEDE ofreciendo, por ejemplo, líneas de crédito a los Estados miembros. Serían créditos específicos para esta crisis sin la condicionalidad que caracteriza normalmente los préstamos del MEDE.

La actual capacidad del MEDE es de unos 410.000 millones de euros, que podría aumentarse. Los 'coronabonus’ también podrían ser considerados, pero de nuevo, restringidos a esta crisis. Sin lugar a duda el BCE tendrá que proporcionar su respaldo a estas ayudas, pero a diferencia de ahora, el mando estaría en manos de los jefes de gobierno que es a quien corresponde.

Los Países Bajos no pueden evitar ser más generosos y lo tenemos que mostrar.



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