miércoles, 28 de noviembre de 2018

Consecuencias del consumo de artículos de economía, broma y confusión

Caerás enfermo. Te sentirás triste. Terminarás rehuyendo de los telediarios, los discursos de Navidad y los periódicos. No idealizarás el funcionamiento de la economía, la política o la democracia. Dejarás las redes sociales, cogerás más la bicicleta. Te sentirás incómodo cuando vayas a comprar ropa, comida o dinero. Pasarás a creer que te has convertido en otro cómplice más. Buscarás comercios y objetivos de proximidad. Seguirás considerando la Bolsa, con toda justicia, un chantaje y una estafa de dimensión minúscula, mayúscula y legal. Y oirás la palabra fascismo en cualquier lugar, cada vez de forma más nítida y precisa. Pensarás cuánto te habías equivocado y cuánto te equivocarás. Desaparecerá la diferencia entre información, propaganda y publicidad. Terminarán por derrumbarse construcciones míticas como Las Nuevas Tecnologías o Internet. E intentarás que los lobos nunca consigan que sus aullidos puedan alunizar. Notarás un vacío y te preguntarás constantemente si es posible rellenar con algo su lugar. Traspasarás el significado del concepto “esperanza” como si fueras o hubieras visto un fantasma. Aumentará entonces tu sensación de disponer de una mayor cantidad de tiempo, pero solo será eso, una sensación. Te adentrarás en la jungla con asombrosas dosis de seguridad y autoconfianza. Deberás decidir si emprender o no la producción de artículos de economía, broma y confusión. Remitirán los síntomas.

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