jueves, 7 de noviembre de 2019

El coste económico de los conflictos separatistas: País Vasco, Reino Unido y Cataluña

Por José E. Boscá y Javier Ferri

En la entrada anterior, cuya lectura recomendamos antes de abordar la presente, explicamos de un modo muy intuitivo el método del control sintético de Abadie y Gardeazabal (AER, 2003), y lo ubicamos entre las distintas aproximaciones al método empírico en la economía en particular, y en la ciencia en general. En esta entrada vamos a repasar qué nos dicen las estimaciones más recientes que utilizan el método del control sintético sobre el coste asociado a tres conflictos separatistas de los que se han escrito ríos de tinta, pero cuyo coste económico ha trascendido menos a la opinión pública. En particular, hablaremos del País Vasco, el Reino Unido y Cataluña.

Los tres comparten la puesta en marcha de un proceso (no en todos los casos activo en el presente, ni necesariamente oficial) con elevado soporte social (no necesariamente mayoritario), destinado a desvincular un territorio del marco jurídico que lo mantiene unido a una entidad supranacional o supraregional: en el caso del Reino Unido, los Tratados de la Unión Europea que le ligan al resto de Europa, y en el caso del País Vasco y Cataluña, la Constitución que les une al resto de España. Esta característica común es importante, porque una parte del coste económico de estos procesos se transmite por medio de movimientos en el capital asociados a aumentos de la incertidumbre en áreas históricamente muy integradas.

Unas cuantas observaciones son pertinentes antes de entrar en materia. En primer lugar, a nadie se le escapa que los tres conflictos mencionados son diferentes en muchos aspectos cruciales para determinar su efecto. Así el grado de violencia, la destrucción de capital por actos vandálicos, o las extorsiones a empresarios, añaden al shock de la incertidumbre un claro shock negativo sobre la rentabilidad del capital físico y humano (ver Abadie y Gardeazabal, EER, 2007). En el País Vasco, el desarrollo del conflicto estuvo unido a actos terroristas sostenidos en el tiempo durante tres décadas, lo que no tiene parangón con los otros dos procesos.

Una segunda observación es que, aunque vamos a presentar distintas estimaciones sobre el coste en términos de PIB o empleo, estas variables pueden, en los casos de conflictos separatistas, no correlacionar con el bienestar de un modo tan elevado como en situaciones normales. Los tres procesos apelan de modo directo a sentimientos enfrentados, y no resulta fácil comparar, por ejemplo, el aumento del bienestar de los Brexiters por ver cumplido su objetivo, con la reducción del bienestar de los Remainers. Como complicado es valorar la pérdida de bienestar asociada a la ruptura de múltiples relaciones sociales, o el inestimable mazazo a la felicidad que supone sufrir el asesinato de familiares y amigos. Por último, cabe destacar que en los dos procesos que continúan activos (Reino Unido y Cataluña) es muy probable que los efectos sobre la actividad económica vayan cambiando conforme se desarrollan los acontecimientos, por lo que las estimaciones se han de ir actualizando, como de hecho se está haciendo.

País Vasco

En el artículo ya mencionado, Abadie y Gardeazabal (AER, 2003) aplican su método para construir una economía sintética del País Vasco a partir del resto de las regiones españolas. Para realizar el emparejamiento se elige una serie de variables que se supone son buenos predictores económicos del crecimiento. Las ponderaciones entre regiones, y los pesos entre predictores del crecimiento se eligen de modo que se minimice el error cuadrático medio de los predictores del crecimiento entre la economía vasca y su alter ego, y además la evolución del PIB real per cápita en la región sintética durante la década de los 60 se parezca lo máximo posible a la evolución del PIB real per cápita en el País Vasco. Como resultado, el método asigna óptimamente una ponderación de 0,8508 a Cataluña y 0,1492 a Madrid, siendo 0 el peso asignado al resto de regiones.

Gráfico 1. PIB real per cápita. País Vasco: economía real y sintética sin terrorismo

Fte: Abadie y Gardeazabal (AER, 2003, p. 118).

El Gráfico 1 muestra que, como consecuencia del conflicto terrorista separatista que se inicia a gran escala a partir de 1975 el PIB real per cápita en el País Vasco cae rápidamente y la brecha con respecto a un País Vasco sin terrorismo se mantiene relativamente estable en torno a un valor del -10% durante más de 20 años. Una aproximación rápida a partir de esta estimación resulta en una pérdida acumulada de unos 33.000 euros por habitante desde 1975 a 1995 (a precios de 2008).

 Reino Unido

Born, Müller, Schularick y Sedlácek (2019, Economic Journal) estiman el coste económico que ha causado el resultado del referéndum de Junio de 2016. Para ello construyen una economía alter ego del Reino Unido a partir de una submuestra de 23 países de la OCDE. El método para construir la economía sintética es muy similar al comentado anteriormente. Los autores minimizan en este caso el error cuadrático medio entre el Reino Unido y su alter ego correspondiente a los vectores que incluyen las observaciones del PIB en el periodo 1995Q1 a 2016Q2 más los valores medios de 6 variables que predicen el crecimiento.

El Cuadro 1 representa las ponderaciones óptimas. Como puede verse, Estados Unidos, Italia, Nueva Zelanda, Hungría y Alemania suponen el 98 por cien de la economía sintética.

Cuadro 1. Pesos en la construcción de la economía sintética para el Reino Unido

Fte: Born, Müller, Schularick y Sedlácek (2019, Economic Journal, p. 2729)

En el Gráfico 2 se muestra la evolución del PIB real del Reino Unido y su alter ego, y se hace un zoom en lo sucedido desde el segundo trimestre de 2016, después de la votación a favor del Brexit. La diferencia que se percibe en el panel de la derecha supone un coste acumulado desde entonces de 50.000 millones de libras, unos 3.000 euros para una familia de cuatro miembros. En esta columna publicada recientemente puede comprobarse que las sucesivas reestimaciones han arrojado un resultado similar. Cuando estudian las causas que subyace a esta caída de la actividad económica, los autores concluyen que, junto con el aumento de la incertidumbre, el empeoramiento de las expectativas sobre la renta futura ha jugado un papel fundamental.

Gráfico 2. PIB real en el Reino Unido y su alter ego. Desviaciones porcentuales con respecto al PIB de 1995Q1 (izquierda) y 2016Q2 (derecha).

Fte: Born, Müller, Schularick y Sedlácek (2019, Economic Journal, p. 2729)

Cataluña

Víctor Echevarría de BBVA Research construye una economía sintética, alter ego de la economía de Cataluña, a partir del resto de Comunidades Autónomas. En este estudio la variable de interés es el empleo en el sector privado, medido por la afiliación a la Seguridad Social. En la estimación de referencia el punto de corte se sitúa en diciembre de 2016 y se minimiza el error cuadrático medio de la composición sectorial (22 sectores) de la afiliación a la seguridad social, en el momento de la fecha de corte, entre Cataluña y su alter ego. Comunidad Valenciana, País Vasco y Madrid, por este orden, se reparten más del 99 por cien del peso de la región sintética.

El Gráfico 3 dibuja la última actualización (véase la página 23 de esta presentación) de la tasa de crecimiento de la afiliación en el sector privado, con una ampliación en el panel derecho de lo observado a partir de agosto de 2017. La tasa de crecimiento del empleo en el sector privado ha sido en promedio un 0.5 por ciento inferior al de la región sintética, lo que equivale en la actualidad a 30.000 empleos menos, comparado con el empleo que habría tenido una región gemela que no hubiera recibido los shocks que han afectado a Cataluña en los últimos dos años.

Gráfico 3. Afiliación a la seguridad social. Tasas de crecimiento anuales.Fte: Víctor Echevarria, BBVA Research

El Gráfico 3 también apunta a que el gap negativo en el empleo tiende a reducirse en los meses en los que las tensiones políticas se suavizan. Cuando a la afiliación en el sector privado se le añade el empleo público, la diferencia desaparece, lo que viene explicado por el mayor crecimiento del empleo público en Cataluña con respecto al resto de España.

Teniendo en cuenta la tasa de empleo y de actividad media de Cataluña, perder 30.000 empleos sería equivalente a que, todo lo demás igual que en la región sintética, en una población como Granollers todos los trabajadores se quedaran en el paro. Considerando que el PIB por empleado en Cataluña es alrededor de 70.000 euros, estaríamos hablando de un coste de 2.100 millones de euros en términos de PIB, unos 255 euros por persona. Teniendo en cuenta una presión fiscal de aproximadamente 1/3 del PIB, la pérdida de recaudación asociada a la destrucción de 30.000 empleos sería 700 millones de euros, lo que equivale al 70 por cien del déficit fiscal en Cataluña en 2018.

 



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