lunes, 9 de septiembre de 2019

La gran fábrica digital

Una de esas personas que no tienen la relevancia social que deberían tener, Sergi Pamiés, ya formuló este interrogante hace unos cuanto años; ¿Es la realidad el reflejo de la publicidad, o es la publicidad el reflejo de la realidad? Una pregunta que, amplificada y ramificada al 1000% en la era de la ultra digitalización actual, resulta fascinante intentar responder y/o esclarecer. Desarrollemos una teoría rápida para ello. ¿No es ahora todo rápido? ¿No han muerto los tiempos muertos? Vayamos con una fast theory por el mismo precio. La respuesta, desde el comienzo: La gran masa es un producto. Una pluralidad de seres elaborados. Y no. Los componentes de la masa no elaboran. No son máquinas que a su vez fabrican máquinas, etc. etc tal y como apuntó el genuino M.R. Segunda conclusión: La tecnología nos ha enajenado como individuos. Ha conseguido que seamos estúpidos. Ha derivado todo nuestro valor hacia el interior de un dispositivo, arrebatándonos la esencia y la libertad. Razonamiento: Lo digital posee entre sus virtudes la facultad de convertirnos en seres infantiles, asesinos en serie o sujetos políticos o apolíticos, según convenga. La facultad de transformar de arriba a abajo a la sociedad, dejarla como estaba o provocar su involución en cuestión de semanas o meses. Puede, en definitiva, conseguir que alguien siga siendo eternamente el mismo individuo hasta el final de su vida o abocarlo a un cambio radical e imprevisto nunca antes imaginado. Qué va a pasar: El margen de maniobra se estrecha, ya no está nadie condenado a la libertad, como dijo Sartre, sino a su ausencia, lo que, por otro lado, tiene mucho más sentido desde un punto de vista lógico. Probablemente, aquella libertad que florecía en contextos históricos en los que aún quedaba espacio para el progreso, haya terminado desapareciendo por […]

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