miércoles, 25 de septiembre de 2019

Malthus se baña en el Pacífico: el misterioso caso de la Isla de Pascua

Que los conquistadores jugaron un papel fundamental en el desplome de las poblaciones indígenas de las Américas no es noticia y no debería sorprender a nadie a estas alturas del partido. Sin embargo, la historia nos brinda un episodio en el que la población indígena prácticamente desapareció sin que anduviera cerca ningún colonizador con ansias de grandeza. Se trata de la Isla de Pascua, situada en el Pacifico, lejísimos (a unos 3.500 kilómetros) del país más cercano, Chile. Los estudios arqueológicos de los que disponemos revelan que a esta diminuta isla del tamaño de una cuarta parte de Menorca le costó mucho aumentar su población. Los primeros habitantes de la isla, unos 100 Rapa Nui, llegaron de las islas Marquesas (a unos 3.751 kilómetros) allá por el año 400 y, como puede verse en el siguiente gráfico (solo el eje vertical de la izquierda, por ahora), nada apreciable pasó en términos de población hasta alrededor del año 500. Allí las cosas empezaron a pintar bien para los Rapa Nui y su población llegó a unos 10.000 en el año 1500.

Pero algo realmente dramático debió suceder a partir de ahí. Por una vez, los culpables de esta debacle demográfica no fueron los europeos llegando con sus tropas puesto que el primer explorador del viejo continente que alcanzó la isla fue el holandés Jacob Roggeveen el 5 de abril de 1722 (era domingo de Resurrección, de ahí el nombre que con que se bautizó a la isla). Para cuando Roggeveen pisó la isla, solamente vivían en ella unos 3.000 indígenas. ¿Qué puede explicar este dramático cambio? Hay quien dice que los Rapa Nui no eren gente muy práctica y que se obsesionaron en construir enormes monumentos, llamados moai, en honor a sus dioses usando cantidades ingentes de madera para mover las mastodónticas piedras de un lado a otro. Según este relato, que puede leerse en Colapso, el magnífico libro de Jared Diamond, esta afición, junto a la aparición y rápida propagación de la rata polinesia y otros factores, llevó a una paulatina deforestación de la isla y eventualmente a una hambruna que hizo que – literalmente – los pobres habitantes de la isla tuvieran que recurrir a comerse unos a otros para tratar de sobrevivir. Los colonizadores tampoco ayudaron, claro está, pues trajeron con ellos todo tipo de enfermedades y se llevaron a muchos de los Rapa Nui como esclavos, a Perú sobretodo. Pero ya he dicho antes que la Isla de Pascua había sufrido su espectacular pérdida de población antes de la llegada del primer europeo a la isla.

Seguramente hay mucho de cierto en esta historia, pero… echémosle otro vistazo al gráfico. Estamos hablando de una caída de la población de 10.000 a 300 en 222 años, es decir, una caída del 1.6% de la población por año! ¿Cuántos árboles hubo que talar para construir rodillos que movieran las gigantescas piedras con las que se hacían monumentos? ¿Cuántas ratas fueron necesarias para comerse lo que se supone que era un paraíso tropical? Algo falla en esta explicación.

En un bonito trabajo (ver aquí), David de la Croix y Davide Dottori explican que lo que pasó allí es que la isla entró en una dinámica Maltusiana que llevó a sus habitantes casi a su completa extinción. Cuentan David y Davide que en la isla vivían varios clanes que no se llevaban demasiado bien. Bueno, en realidad, se odiaban y se enzarzaron en una guerra sin cuartel por el control de la isla. Y claro, la tecnología bélica que existía en la isla consistía básicamente en mano de obra: los mayores ejércitos tenían una mayor probabilidad de ganar y, seguramente, la relación entre el tamaño de un ejército y su probabilidad de victoria era convexa (esto es un supuesto mío, sacado de la manga, que me encantaría contrastar usando datos de otras guerras). Es fácil de entender que esto llevó a una carrera poblacional entre los diferentes clanes: a cada aumento en la tasa de la natalidad de un clan, los demás clanes se lo montaban para tener más hijos. Esto llevó a una rápida sobrepoblación de la isla si uno asume que la tecnología no era muy eficiente en eliminar a los recién llegados al mundo. Esta teoría sugiere que esta enorme presión demográfica, en una isla, recordemos, del tamaño de una cuarta parte de Menorca, instó a los Rapa Nui a cultivar la tierra de una forma intensísima, hasta que aquello no dio para más. Llegó un punto en el que sencillamente no había forma de alimentar a toda esta población y la hambruna se apoderó de la isla, diezmando su población a una velocidad pasmosa. Es decir, la isla experimentó una clásica debacle Maltusiana, como ilustro en el siguiente gráfico.

El panel de arriba muestra que, en una economía Maltusiana, a mayor población, menor renta per cápita puesto que la tierra, el principal factor de producción, es fija. El panel de debajo muestra que, a mayor riqueza, mayor crecimiento de población. Esto es así porque, a mayor riqueza, menos gente muere de hambre, pero, más relevante, las familias eligen tener un mayor número de hijos para que contribuyan a la economía familiar (o del clan) o para disfrutar de ellos como un bien de consumo. La isla se encuentra en el equilibrio A inicialmente, con un crecimiento de la población igual a cero y una población L*A. Los clanes deciden iniciar una carrera demográfica y eso implica que, a cualquier nivel de riqueza per cápita, deciden tener un mayor número de hijos, desplazando la curva del panel inferior hacia arriba. La isla se mueve al punto B y su población aumenta a L*B. En el panel de arriba la curva se desplaza ahora hacia abajo: como ahora hay que alimentar a más gente, se está sobre-explotando la tierra y, por tanto, dado un nivel de riqueza se puede alimentar a menos gente o dicho de otra forma: dado un nivel de población, la gente es más pobre. La población de la isla cae rápidamente a L*C y sigue decreciendo hasta alcanzar su nuevo equilibrio L*D, mucho menor al nivel inicial L*A. Esta evolución de la población se ve en el tercer gráfico donde, a modo ilustrativo, señalo los diferentes años clave en esta dinámica.

Es difícil saber a ciencia cierta cuánto hay de válido en la explicación de De La Croix y Dottori, pero desde luego, encaja estupendamente con el primer gráfico que he mostrado. Y, ciertamente, se trata de una pavorosa paradoja: los diferentes clanes decidieron un mal día tener muchos más hijos para garantizar su supervivencia y fue precisamente esto lo que les llevó a su casi total extinción.

Nota: el primer gráfico muestra (en el eje vertical de la izquierda) la población de la isla de Tikopia, una pequeñísima isla también situada en pleno Pacifico. De La Croix y Dottori usan esta isla como un ejemplo de lo que puede pasar en un contexto parecido, pero sin un episodio de sobre-población como el que experimentó la Isla de Pascua.



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