jueves, 3 de octubre de 2019

El impacto del sector del automóvil en la ralentización económica

De Antonio Merino1, Rebeca Albacete2 y Jesús Rubio2

Durante 2018 e inicios del presente año, la economía de la Zona Euro ha venido perdiendo dinamismo. La desaceleración se ha achacado principalmente a la “guerra comercial” y ralentización del comercio mundial, como factores externos, y a las incertidumbres por el Brexit y las finanzas italianas, como factores internos. Sin embargo, no se ha prestado la suficiente atención al deterioro del sector industrial dentro del área euro, concretamente a la crisis que afronta el sector del automóvil europeo.

La industria automovilística es clave en la región, y aún más en países como Alemania, cuarto productor mundial de vehículos, y España, octavo en el ranking mundial y segundo en Europa por detrás de Alemania.

Un análisis detallado del impacto de la crisis del sector del automóvil sobre el PIB de la Zona Euro, de Alemania y de España muestra que la ralentización de la economía de la Zona Euro y de sus principales economías se explica en gran medida por la crisis de la industria del automóvil, que no parece que vaya a mejorar mucho en el corto plazo, porque la crisis deriva de cambios regulatorios europeos que suponen limitaciones de oferta y generación de incertidumbre sobre las decisiones, tanto de compra de los consumidores como de inversión.

Midiendo la contribución del sector del automóvil al crecimiento del PIB

Si los indicadores relativos a las ventas de automóviles (tanto internas – matriculaciones -, como externas - exportaciones de vehículos-) hubieran continuado con la tendencia que venían mostrando en el primer semestre de 2018, el crecimiento anual del PIB de España en 2018 podría haber sido del 2,56% frente al 2,35% registrado. Así pues, la caída de ventas del sector del automóvil durante el último semestre de 2018 podría haber reducido en 0,21 pp el crecimiento del PIB del conjunto del año. Este impacto se derivaría de que hubiera sido mayor tanto la aportación del consumo privado, 0,07 p.p., como de la formación bruta de capital fijo, 0,08 p.p. y del saldo neto del sector exterior 0,06 p.p.

Para realizar estos cálculos se ha partido del peso en el PIB de la compra de automóviles, tanto por su participación en el consumo como en la inversión (vehículos comerciales e industriales) y en el sector exterior. A partir de estos pesos, se ha comparado la tendencia existente en el primer semestre de 2018 con los datos reales de los dos últimos trimestres del año y el primero de 2019.

En el caso de España, el impacto negativo de la crisis del sector del automóvil sobre el crecimiento del PIB en 2018 se concentró fundamentalmente en el último trimestre, de modo que el PIB interanual podía haber crecido 0,82 p.p. más (0,27 p.p. más derivado del consumo privado, 0.31 p.p. de la formación bruta de capital fijo, y del saldo neto del sector exterior 0,23 p.p.), situándose el crecimiento en el 2,95% en vez del 2,12% registrado.

Esta dinámica negativa de la industria automovilística ha continuado durante 2019, de modo que la caída de ventas del sector del automóvil durante el primer trimestre de 2019 redujo en 1,55 puntos porcentuales el crecimiento del PIB interanual en dicho período. Este impacto se derivaría de que hubiera sido mayor tanto la aportación del consumo privado, 0,28 p.p., como de la formación bruta de capital fijo, 0,32 p.p. y del saldo neto del sector exterior 0,95 p.p. (0,83 p.p. del saldo neto intra-UE y 0,12 pp. del extra-UE).

Resulta interesante realizar un análisis más pormenorizado del sector exterior de la industria del automóvil, diferenciando entre el comercio con el resto de países de la Unión Europea (intra-UE), ya que comparten la misma normativa con respecto al sector y es dónde se destina el 80% de las exportaciones españolas del sector; y el comercio con los países no pertenecientes a la UE (extra-UE). El mayor impacto del primer trimestre de 2019 sobre el comercio intra-UE en comparación con el comercio extra-UE, 0,83 p.p. vs 0,12 p.p., pone de manifiesto cómo la crisis del sector del automóvil se explica fundamentalmente por la situación en la Unión Europea, si bien dentro de esta el caso del Reino Unido se explica por razones distintas.

Por consiguiente, sin el impacto negativo derivado de la ralentización de la industria del automóvil, el PIB de España podría haber crecido un 2,9% anual en el último trimestre de 2018 y un 3,6% en el primer trimestre de 2019, en lugar del 2,1% registrado en ambos trimestres.

Estas cifras pueden parecer enormes y hay que matizar que se obtiene por la comparación  con el “mantenimiento de la tendencia de ventas del primer trimestre”. Las cifras son inferiores al comparar la caída frente a un crecimiento nulo, pero siguen siendo impresionantes como se puede ver en el gráfico 1. Además habría que tener en cuenta los efectos indirectos que no son despreciables, ya que la industria auxiliar al sector del automóvil es muy importante.

El deterioro del sector del automóvil tiene un importante impacto sobre la economía del área euro, y sobre su principal economía. Realizando estos mismos cálculos para la economía alemana el crecimiento en 2018 podría haberse elevado hasta el 1,86%, frente al 1,45% registrado, es decir, la caída de ventas del sector del automóvil durante el último semestre del año redujo en 0,41 p.p. el PIB anual.

Las fuentes de la incertidumbre

Las razones de esta ralentización deben ser entendidas: a lo largo de 2018 se produjeron anuncios que adelantaban el fin del uso de combustibles fósiles, poniendo el foco en el reto que tiene por delante la industria para afrontar la transición energética; unido al anuncio de medidas desincentivadoras del uso del diésel, como cambios en la tributación y restricciones al tráfico en las grandes ciudades. A todo ello se unieron las amenazas arancelarias y las distorsiones existentes en el mercado por la nueva normativa a nivel europeo de medición de emisiones. Esto parece estar detrás de disrupciones en la producción y en fuertes caídas de ventas, inversión y exportaciones, fundamentalmente a partir de la segunda mitad del año.

El pasado 1 de septiembre de 2018 entró en vigor la nueva normativa a nivel europeo de medición de emisiones WLTP (Worldwide Harmonized Light Vehicles Test Procedure). Si bien esta nueva normativa causó desajustes en la producción de carácter transitorio, las incertidumbres surgidas en el sector son más profundas y permanentes. Esta nueva normativa se interpretó como solo una de las muchas que se esperan en los próximos años. Se trata, pues, de “incertidumbre regulatoria” a nivel europeo que se ha traducido en una menor demanda de los consumidores.

En consecuencia, estamos ante una tendencia que no parece transitoria sino que tiene visos de lastrar el crecimiento del PIB en España y en la zona euro durante los próximos años.

Autores invitados:

[1] Economista jefe y Director de la Dirección de Estudios de Repsol.
[2] Economistas Senior de la Dirección de Estudios de Repsol.



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