jueves, 5 de marzo de 2020

El marxismo vs la economía moderna (1)

Hay mucha gente todavía afecta al marxismo por razones de lo más diversas. Sin pretender ser exhaustivo, a mi alrededor veo algunos que piensan que es una teoría económica válida, pero marginada por el pensamiento único; otros parecen pensar que tiene las claves para una sociedad mejor; otros más, que maneja conceptos que explican mejor que otras teorías la economía capitalista y todavía otros que se identifican con sus fines de crear una sociedad igualitaria, próspera y sin explotación. Ninguna de esas cosas es cierta. No es que esté marginada, simplemente no está en la economía moderna como no lo está el flogisto en la química ni la teoría de los humores en la medicina. En cuanto al atractivo de sus conceptos, en esta entrada y otra próxima mostraré cómo la economía moderna puede perfectamente hablar de las cosas que preocupan a los marxistas y de muchas más, y con un análisis económico más adecuado a la realidad. Finalmente, el deseo de una sociedad mejor no es exclusivo del marxismo, y si el marxismo no ofrece los mecanismos ni para diagnosticar de manera adecuada los males presentes ni para ofrecer alternativas, mejor si se queda en los libros de historia como una de tantas teorías fallidas. Esto último es reconocido por investigadores provenientes del marxismo o inspirados por él, como los pertenecientes a la corriente del marxismo analítico. (Léase, por ejemplo, “Una introducción a Karl Marx” de Jon Elster.)

Vamos allá con algunos conceptos que suelen aparecer cuando se habla de marxismo y qué podemos decir sobre ellos.

1. Valor de un bien

Todas las teorías económicas distinguen entre valor de uso y valor de cambio y buscan una relación entre ambos. El marxismo busca una relación intrínseca y toma la teoría clásica del valor-trabajo, que tiene que ver con el número de horas de trabajo que encierra el bien. La economía moderna deja que el valor de uso sea subjetivo y reconoce que el valor de cambio tampoco es intrínseco, puesto que depende del precio a que se intercambie. Ese precio no es intrínseco, sino que depende de la oferta y la demanda. Esa sí dependerá de los valores de uso. El marxismo busca una entelequia y desarrolla un modelo incoherente (un bien puede tener metidas muchas horas improductivas en su manufactura o ser un bien que nadie quiere), mientras que la economía moderna conjuga sin contradicciones ambos conceptos en un modelo coherente. (Aquí se puede leer una exposición histórica clara de esta teoría, dentro de la teoría del valor). La teoría del valor trabajo es uno de los primeros intentos de formalizar el concepto de valor. Es natural que fuera una teoría limitada y eso no quita su valor histórico ni el debido reconocimiento hacia los economistas clásicos que la desarrollaron. Puede incluso servir para exponer algunos aspectos de interés en economía, pero, como veremos a continuación, es demasiado simplista como para sacar conclusiones fuertes.

2. Reparto del excedente

Para el marxismo todo el excedente (beneficio) debe ir al trabajo, ya que todo el valor se mide en horas de trabajo. Este es un gran error deducido del error anterior. Sin considerar la actividad empresarial y la asunción del riesgo como unos factores más, cualquier régimen económico basado en esta premisa carecerá de esos inputs y verá cómo su actividad se estanca. Las teorías actuales encuentran que una economía funciona mejor si se remuneran todos los factores de producción (tierra, trabajo, materias primas, capital financiero, actividad empresarial, asunción de riesgo, capital humano, información,…) y que en una situación de mercados perfectamente competitivos la remuneración será proporcional a la productividad marginal, cosa que tiene muy buenas propiedades en términos de generar asignaciones eficientes y de señalar de manera correcta dónde hay escaseces y de dónde merece la pena retirar recursos o dónde dedicarlos. Nada de esto ocurre en la teoría marxista. De hecho, no existe en Marx una teoría económica que explique cómo funcionaría un modelo económico alternativo al capitalismo, p.e. el comunismo.

3. Explotación

La plusvalía, es decir, la parte del excedente que se queda el empresario, es vista en el marxismo como una medida de la explotación. Para la Economía moderna existe un abuso de poder de mercado cuando el excedente de alguno de los factores es superior al que marca su productividad. Ocurre cuando, por ejemplo, una empresa es monopolista, cuando existe un oligopolio, un cártel o una mafia o cuando el gobierno reparte prebendas y privilegios. Seguramente el mayor exponente en el uso de la economía moderna para hablar de explotación sea John Roemer, que la define a través de las relaciones de mercado y no como propiedad intrínseca (aquí).

4. Pobreza

El marxismo llega a la conclusión de que los trabajadores cada vez serán más pobres. Esto es un error doble: (i) no se deduce lógicamente de las premisas de la teoría marxista, (ii) empíricamente no ha ocurrido ni está claro que vaya a ocurrir. La Economía moderna muestra que la complementariedad entre trabajo y tecnología y la competencia por atraerse trabajadores permite a estos ser remunerados por una productividad cada vez mayor. Aquí los seguidores de Marx empezaron a decir cosas como que la razón de no observar la pauperización del proletariado es porque las empresas occidentales se expandían por los países en vías desarrollo, donde sí había esa pauperización. La Economía moderna muestra que tanto con esta expansión como con el desarrollo de empresas propias en los países pobres lo que se produce es la posibilidad de que estos países puedan salir de su pobreza (si toman las políticas económicas correctas y están libres de calamidades como guerras y sátrapas). Esto último es lo observado históricamente. (Véase el ejemplo de Bangladesh, epónimo de pobreza).

En la próxima entrada hablaré de la desigualdad, la lucha de clases y el cambio de sistema. Hasta entonces.



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